Ana María Llopis, presidenta de Dia, tiene un gran problema: la caída de cotización que está experimentando la compañía. La cadena de supermercados no para de caer en los mercados y se deja más de un 20% de su valor este año (poco más de tres meses). El castigo se incrementa si ampliamos el horizonte temporal puesto que en los últimos doce meses retrocede más de un 35%, lo que le ha llevado a cotizar en mínimos de mediados de 2012.
Las caídas no han ahuyentado a los accionistas de la cadena de supermercados sino todo lo contrario. Goldman Sachs ha incrementado su participación desde el 8,493% hasta el 10,728% del capital, por lo que el banco estadounidense aprovecha las caídas para comprar a un precio mucho más bajo. El aumento de la participación, de un 2,235%, habrá supuesto un desembolso en torno a los 50 millones de euros.
Los números rojos en el parqué no cesar a pesar de que el magnate ruso Mikhail Fridman ha apostado fuertemente por el grupo. A comienzos de año, daba un golpe de mano en Dia al hacerse con el 25% del capital, tras controlar un 10% desde el pasado mes de julio. Por tanto, no estaría muy alejado de superar el 30% del capital, lo que le obligaría a lanzar una opa por la totalidad de las acciones de la cadena. Aun así, el día en que realizó la compra comunicaba a la CNMV que "Letterone no tiene intención de formular una oferta pública de adquisición sobre Dia".
Los que sí se frotan las manos con las caídas de Dia son los bajistas. Las posiciones cortas en el grupo de distribución ascienden hasta el 16,39% del capital, es decir, casi una de cada cinco acciones prevé que el título siga cayendo. Si bien durante este año apenas ha variado dicho porcentaje, en los últimos cuatro meses se ha reducido puesto que el 24 de noviembre ascendía hasta el 21,32%.
Firmas como Tiger Global Management (2,15% del capital), Darsana Capital Partners (1,92%) o Marshall Wace (1,83%) están logrando ver incrementada fuertemente su inversión por el castigo que está viviendo Dia.
Los resultados empresariales presentados tampoco ayudan a frenar las caídas. Dia lograba un beneficio neto de 109,6 millones de euros en 2017, un 37% menos que en 2016, impactado por las operaciones discontinuas de China. Ricardo Currás, su consejero delegado, señalaba en la conferencia ante analistas que "2017 ha sido el primer año en que no hemos alcanzado nuestros objetivos desde que salimos a bolsa en 2011. Los resultados han estado por debajo de la previsión que dimos en octubre".
La compañía, a pesar de las malas cuentas, mandaba un mensaje de optimismo. Dia prevé retomar la senda del crecimiento este año en su beneficio operativo y en ventas netas tras no haber cumplido los objetivos previstos en 2017. Además, los accionistas no estarán contentos con el recorte de viviendo puesto que el consejo de administración propondrá a la junta general de accionistas el pago de un dividendo de 0,18 euros brutos por acción, inferior a los 0,21 euros brutos por acción de un año antes.
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