¿Milagro navideño? Multan con 8.000 dólares a un empresario que se negó a dar la paga extra a sus empleados

  • El empresario trato beneficiarse económicamente del impago de los salarios de sus empleados, algunos de los cuales llevaban más de dos décadas trabajando para la compañía. Tras la decisión del juez, deberá abonar los 55.000 dólares que les adeuda antes del día de Nochebuena.
Roberto Arnaz

Cuento de Navidad en Sídney, al menos para los cinco empleados de una imprenta de la ciudad australiana a los que su jefe se había negado a abonar la paga extra habitual en estas fechas. Angustiados por la imposibilidad de comprar regalos a sus hijos, los operarios decidieron denunciar su caso y un juez les ha dado la razón.

La historia de los trabajadores conmovió a un juez federal Mathew Smith, que ha condenado al dueño de la empresa a desembolsar la cantidad adeudada y pagar una multa ejemplar de 8.000 dólares.

El magistrado decidió castigar a Robert Michael Francis al estimar que“bloqueó de manera intencionada el abono del dinero a sus empleados para tratar de beneficiarse económicamente del impago”.

A este ‘señor Scrooge’ del siglo XXI, llamado Robert Francis, no le quedará más remedio que compensar a sus empleados con los 55.000 dólares que les debe antes del día de Navidad si quiere evitar una condena mayor, o incluso una pena de prisión.

Según la sentencia del caso, el empresario se comportó de manera deshonesta con sus subordinados, a los que contestó con desprecio y un “yo tampoco voy a recibir regalos de Navidad” cuando le rogaron que les abonase la paga extra para que sus hijos pudieran tener algún paquete bajo el árbol en Nochebuena.

Además, Francis insto a uno de sus empleados, que llevaba más de dos décadas trabajado para él, a que abandonase la empresa si no le gustaba su decisión. El propietario de la imprenta les aseguró que había mucha gente que le debía dinero y que cuando recibiese esas cantidades adeudadas trataría de ponerse al día con los salarios.

Indignados por la situación, los empleados de Beaver Press se pusieron en contacto con la inspección de trabajo australiana que denunció el caso ante la corte federal al estimar que la actitud del empresario constituía “una falta de deferencia con los empleados y una violación de los derechos laborales”, según ha publicado el diario ‘The Daily Telegraph’.  

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