"Misión cumplida" para los pequeños Estados insulares en la conferencia del clima

  • Los Estados insulares amenazados de desaparición por el calentamiento global sumaron a su causa a países con intereses contradictorios y dieron una fuerte legitimidad moral a las duras transacciones de las negociaciones de París sobre el clima (COP 21).

"Si salvamos a Tuvalu, salvamos al mundo", proclamó el primer ministro de Tuvalu al abrirse la fase ministerial de las negociaciones.

Una afirmación que puede parecer exagerada, si se tiene en cuenta que Tuvalu es una isla del Pacífico de 26 km2 y menos de 12.000 habitantes.

La causa tampoco parece impresionar si se juntan a los 39 países del Caribe, el Pacífico y el Índico que forman la alianza AOSIS de pequeños Estados insulares, con una población total de 64 millones de habitantes, cuyo mayor recurso suele ser el turismo.

Y sin embargo la causa prendió y la AOSIS fue la articuladora de una improbable Coalición de Alta Ambición de más de cien miembros, entre ellos Estados Unidos, la Unión Europea, México y Colombia.

Su principal bandera: incluir en el acuerdo del clima la necesidad de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5º.

El nuevo grupo de presión tuvo un éxito rotundo y pronto logró hasta la adhesión de Brasil, que junto a India y a países petroleros como Arabia Saudita querían mantener el límite en 2º, por temor de que una reconversión rápida de sus economías afecte su crecimiento.

El texto finalmente propuso limitar el aumento de la temperatura "bien por debajo de los 2 ºC" y realizar "esfuerzos para limitar ese aumento a 1,5º".

"Eso es una gran victoria para nosotros", dijo a la AFP el ministro de Medio Ambiente de Santa Lucía, James Fletcher.

Fletcher se congratuló del fuerte respaldo recibido por naciones de todos los continentes.

Con un aumento por encima de 1,5º, "muchos de estos países desaparecerán (...) Kiribati, las Maldivas, las Islas Marshall, Antigua, Barbuda pueden desaparecer", alegó.

"No podemos permitirlo, es algo moralmente inconcebible", subrayó.

Las negociaciones del clima ofrecen "una pequeña ventana de oportunidad para salvar a las islas, y no podemos tener un planeta sin islas", declaró.

"No podemos volver a casa sin haber concretado la ambición por la que hemos venido a combatir", tuiteó por su lado el jefe de la diplomacia de las Islas Marshall, Tony de Brumm, gran articulador de la nueva Coalición.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el nivel de los océanos subió 20 centímetros de promedio en el siglo XX y deberían subir de 26 a 86 centímetros más antes de 2100 respecto a la media 1986-2005.

Esa situación ya provocó éxodos de poblaciones y llevó a acuñar un nuevo término, el de "refugiado climático".

Nueva Zelanda repatrió en septiembre a Kiribati a una familia de ese archipiélago, tras denegarle ese estatuto.

"El cambio climático es una forma de persecución y hemos intentado salvar a esta familias pidiendo el asilo en Nueva Zelanda", declaró el reverendo Iosefa Suamalie, uno de los numerosos apoyos de la familia.

La situación de esos pequeños países sirvió de señal de alarma para otros, como México, que apoyó rápidamente la reivindicación de 1,5º pese a ser un país petrolero.

"Ahora, con menos de 1º de aumento de las temperaturas, México enfrenta huracanes cada vez más complejos. Con un aumento de 2º, sería una situación de El Niño permanente", advirtió el subsecretario de Planeación y Política Ambiental de México, Rodolfo Lacy.

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