Cambio de discurso

Montero corrige a Calviño y detecta que la tensión inflacionista empezó en 2019

La AEAT apunta que los precios empezaron a crecer antes de la pandemia y que estos se moderaron a causa del coronavirus. Asume que la tendencia es más general y no es únicamente derivada de la energía.

Calviño y Montero
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero y la vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño.
EFE

El encarecimiento de la energía ha provocado que el índice de precios al consumo (IPC) haya alcanzado cifras no vistas en las tres últimas décadas. Después de alcanzar el 9,8% en tasa interanual en marzo, el Ministerio de Asuntos Económicos, capitaneado por Nadia Calviño, calculó que el 73% de ese incremento era consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. No obstante, el equipo de María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ha detectado que las "tensiones inflacionistas" empezaron mucho antes del ataque a Kiev. "Se puede concluir, incluso, que las tensiones inflacionistas habían empezado a finales de 2019, pero que la pandemia las frenó", explica la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (AEAT).

En el informe anual de recaudación tributaria, correspondiente a 2021, la AEAT señala que "la mayor parte del repunte tiene que ver con el considerable incremento de los precios energéticos que se produjo desde marzo" del pasado año. No obstante, añade que "el proceso inflacionario tuvo un carácter más general". Es decir, pese al impacto de la invasión de Ucrania, Hacienda pone de manifiesto que el encarecimiento de los precios no ha sido algo derivado únicamente de la energía y que la tensión al alza se acumulaba desde hacía meses.

Si se observa la evolución del IPC en los últimos meses de 2019, antes de que estallase la pandemia del coronavirus, se puede ver como la tasa de inflación interanual llegó a avanzar hasta el 0,8% en diciembre de ese año. Inició una senda alcista en octubre de 2019 y se moderó en el inicio de 2020, con la irrupción del virus en España y la consecuente paralización de la actividad económica. La AEAT considera que la pandemia frenó esta tendencia alcista que se volvió a "desencadenar y esta vez con más intensidad" con la eliminación de las restricciones y la vuelta a la actividad. Desde el 1,1% que marcó la tasa interanual en diciembre de 2019, los precios sufrieron una caída hasta situarse en terreno negativo en abril de 2020 (-0,9%). El IPC interanual volvió a tasas positivas en enero de 2021 (0,46%).

La recuperación de la actividad económica a nivel mundial y la crisis de suministros por el desacople entre la oferta y la demanda empezó a disparar los precios de las materias primas y de los transportes en 2021 en todo el mundo. A la vez se desencadenó una crisis energética por el incremento de la demanda de gas que se acabó trasladando a los precios de la electricidad. Cabe recordar que en junio, el Gobierno puso en marcha una serie de medidas fiscales para amortiguar el encarecimiento de la factura. En concreto, aprobó la reducción al 10% del IVA en el recibo eléctrico, la rebaja al 0,5% del impuesto especial sobre electricidad y la suspensión del impuesto sobre el valor de la producción de la energía eléctrica, medidas que se ha visto obligado a prorrogar hasta junio de este año.

Pero la Agencia Tributaria reconoce que los precios industriales y los de la alimentación empezaron a crecer en los meses centrales del pasado año y, por ello, descartan que la inflación se explique únicamente por la guerra y por la crisis energética. En el mismo informe, Hacienda apunta que la mejora de las ventas diarias -una estadística que publica la AEAT con datos de facturación de las grandes empresas- tuvo como causa el incremento de los precios. "En el cuarto trimestre (de 2021) los precios llegaron a explicar, en media, alrededor de 15 puntos del crecimiento de las ventas", recoge. El pasado año también se produjo un incremento de la recaudación por el impuesto sobre el valor añadido (IVA), del 14,5%, que se situó por encima de lo ingresado en 2019.

Niegan relación con la recaudación

No obstante, Hacienda hace hincapié en que la inflación no se está reflejando en los datos de recaudación, algo que sí apuntaba en el informe mensual del mes de marzo. "La tendencia en estos últimos meses es clara y se caracteriza por el extraordinario crecimiento del gasto sujeto al impuesto que, en términos de la forma en que se liquida el mismo, se traduce en fuertes incrementos en ventas y compras (en ambos casos en el entorno del 30% desde noviembre) justificadas en parte por las subidas de precios de los últimos meses", señalaba entonces. En esta ocasión, la AEAT incluye una nota informativa al margen del informe para justificar que "no existe una relación directa ni inmediata entre la subida de precios y el aumento de la recaudación".

En este sentido, en el informe anual no solo corrige la teoría del Ministerio de Asuntos Económicos, sino que descarta los cálculos de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) sobre el incremento de la recaudación derivado del encarecimiento de varios productos de la cesta de la compra. La institución que dirige Cristina Herrero cifró en 2.000 millones de euros más por impuestos, los ingresos del Estado por cada punto que sube la inflación. La Agencia Tributaria sí apunta que "el impacto de esos mayores precios no se reflejó en la recaudación de 2021, sino en la de 2022". Además, reitera que el traslado de la inflación a salarios o pensiones se produce con un año de diferencia, por lo que también descarta por esta vía el impacto "directo".

En total, el Estado ingresó en 2021 223.385 millones de euros, un 15,1% más que en 2020. En comparación con 2019, la recaudación tributaria creció un 5%. El mayor crecimiento se produjo en el impuesto sobre Sociedades que aumentó un 67,9% (12,2%, frente a 2019). El IVA creció un 14,5%, como se ha comentado anteriormente y los ingresos por el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) aumentó un 7,5%. También aumentó la recaudación por los impuestos especiales, un 5%, aunque a finales de 2021 se situaron todavía por debajo de los ingresos de 2019 por los mismos conceptos. 

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