Este nuevo caso, que se suma al escándalo de los motores trucados en 11 millones de sus automóviles, agrava "los riesgos para la reputación de Volkswagen y para sus futuros resultados", aseguró la agencia en un comunicado.
Volkswagen, coloso con 12 marcas y 600.000 empleados en todo el mundo, reconoció el martes nuevas "irregularidades" en el control de emisiones de gases de otros 800.000 coches en el mundo, y estimó el riesgo financiero en 2.000 millones de euros.
Las revelaciones sobre el CO2 llegaron sólo un día después de que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) acusara al grupo alemán de haber subestimado el número de vehículos diésel dotados de un programa capaz de falsear los resultados de los tests antipolución, y de haber minimizado las expulsiones de óxido de nitrógeno (NOx).
"Estas nuevas acusaciones plantean desafíos adicionales sobre la flexibilidad financiera y la competitividad de Volkswagen, y aumenta la preocupación de Moody's sobre los problemas de control interno y gobernabilidad" del grupo explicó la agencia calificadora.
Las investigaciones de las reguladoras estadounidenses "corren el riesgo de ser largas y deberían traducirse no solo por cierto costo de reparación y una multa, sino también en más supervisión y restricción en el futuro", añadió Moody's, sin excluir la posibilidad de volver a bajar la nota a mediano plazo.
Su competencia, la agencia Standard and Poor's, decidió por su parte no cambiar la nota de crédito de VW, que ya había bajado en octubre. Aunque aseguró que la nota quedaba bajo "vigilancia negativa" en vistas de una posible nueva reducción.
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