Naranja amarga: la guerra con Sudáfrica deja 500.000 toneladas en los árboles

  • La crisis de precios y demanda por las naranjas sudafricanas y egipcias que inundan la UE arruina a agricultores valencianos y andaluces.
Naranjas
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La campaña de cítricos 2018-2019 para los productores españoles –nuestro país, que produce alrededor de 7 millones de toneladas, es el primer exportador mundial- es "un auténtico desastre con unos precios ruinosos, muchas veces por debajo del coste de producción". Hasta el punto de que la Unió de Llauradors de la Comunidad Valenciana, región que es la principal productora española, seguida de Andalucía, estima que las pérdidas para el campo valenciano ascienden ya a más de 200 millones de euros y se quedarán más de 500.000 toneladas de naranjas y mandarinas en los árboles. 

Pero la crisis no afecta únicamente a las diferentes variedades de naranjas y mandarinas. Los productores valencianos de limón tampoco escapan a la crisis generalizada de los cítricos y para la Unió de Llauradors las pérdidas ascienden ya a 39 millones de euros sólo en la variedad Fino, que es la predominante y se recolecta de octubre a marzo. Según las cifras del Gobierno regional que preside Ximo Puig, el precio actual del limón ha pasado de 41 céntimos el kilo en 2018 a los 21 que se pagaba en la semana 51 de la campaña actual, una reducción del 52%. Según la Unión de Llauradors se han quedado sin recolectar 26.000 toneladas de limones, solo en Valencia.

David Valero, un productor de cítricos de Vall d’Uixó (Castellón), asegura que es la ruina. "La campaña comenzó con precios entre 15 y 20 céntimos por debajo del precio del pasado año y todo sigue igual o peor. Hay agricultores para los que esta campaña será la última y no podrán seguir cultivando. Yo aún, mal que bien, me estoy salvando y podré escapar de esta ruina, pero…", asegura Valero, que explica que "se han quedado muchos campos sin recoger, con la fruta en los árboles y por el suelo… Yo, por ejemplo, he tenido que cerrar los árboles por abajo y dejar sin recoger un campo de 1,5 hectáreas. Los precios no compensan. Es mejor no recoger la fruta si te ofrecen un precio 20 o 30 céntimos por debajo del precio de explotación. Sólo aquí, en este campo, perderé 6.000 euros. Es dramático".

La "tormenta perfecta" se ha cernido sobre los cítricos españoles para una "crisis de precios y demanda sin precedentes" debido, sobre todo, a la presión de fruta que llega a la Unión Europea -nuestro principal mercado, que absorbe más del 93% de las exportaciones españolas-, de otros países como Sudáfrica o Egipto, explican a La Información desde el Comité de Gestión de Cítricos (CGC), organismo que agrupa a los principales exportadores privados, y, entre otros factores, a la climatología adversa y a la excepcional cosecha de este año, un 14% de media superior a la del año pasado.

CGC explica los factores determinantes de la actual situación. "La climatología hizo que la campaña empezara con dos o tres semanas de retraso por lo que se solapó con la del hemisferio sur, principalmente Sudáfrica, que gracias al acuerdo de 2016 cada vez tiene menos aranceles para exportar a la UE. Mientras, la falta de lluvias en primavera hizo también que el calibre de la fruta fuera menor en general en España y la sucesión interminable de jornadas de lluvias en octubre y noviembre afectó a la condición de muchos campos de clementinas y naranjas precoces y ralentizó la recolección y confección de la fruta. Y los remates han sido los cortes de carretera de los 'chalecos amarillos' durante el mes de noviembre y parte de diciembre, el retraso en la llegada del frío a Europa hasta diciembre y la nueva ola de temperaturas inusualmente altas que está sufriendo el continente durante el mes de febrero".

La consecuencia es que los precios han tirado a la baja y pese a que nuestras exportaciones a la UE prácticamente se han mantenido respecto a la campaña pasada gracias a unos precios muy bajos, por debajo del coste de producción en mucho casos, la situación es de crisis total. Y luego está, explica Carlos Peris, responsable del sindicato de labradores y ganaderos de la Comunidad Valenciana, "el tema fitosanitario, porque nosotros solo podemos utilizar en el campo una serie de productos, muy caros, mientras que en Sudáfrica, Egipto, Argentina o Brasil no tienen esas restricciones".

Peris considera que "no es cuestión de cerrar las puertas a nadie porque no se trata de eso sino quizás, de que la UE establezca cupos a la fruta de fuera que, por otro lado, ejerce un verdadero 'dumping' de precios porque, entre otras cosas, está producida con una condiciones y exigencias medioambientales y laborales para los trabajadores mucho más laxas que las nuestras". Pese a los requerimientos del sector, tanto del Gobierno español como de la Comisión Europea, consideran que no se dan las condiciones para aplicar, por ejemplo, la cláusula de salvaguarda respecto a los aranceles a las importaciones de naranjas de Sudáfrica, aunque el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha convocado al sector citrícola y a las comunidades el próximo 7 de marzo para analizar la situación del mercado en la presente del campaña y las actuaciones que se deben abordar". 

Según el observatorio de precios de la Junta de Andalucía para la segunda semana de febrero, las cotizaciones medias de los cítricos continúan su descenso. El limón 'Fino' cae un 7% hasta alcanzar un valor de 0,25 euros/kg, mientras que el precio medio de la naranja se mantiene en 0,15 euros/kg, con valores comprendidos entre 0,12 y 0,24 euros/kg, dependiendo de la variedad, y en la mandarina la cotización media es de 29 céntimos frente a los 69 de la misma semana del pasado año Comparando las cotizaciones de los cítricos en los últimos 30 días respecto al mismo periodo de 2017/18, las diferencias a la baja van entre el 23% del limón, el 45% de la naranja y el 57% de la mandarina.

Con estos precios, un buen porcentaje de las naranjas y mandarinas españolas se quedan en el árbol o tiradas por los campos porque "es más ruinoso recogerlas que dejarlas que se pudran", insisten los agricultores, que están intensificando sus protestas porque "nos va la vida en ello y el futuro del sector de los cítricos en España, de muchas familias y de miles de puestos de trabajo está en juego". Si esto sigue así, aseguran corremos el riesgo de que naranja y mandarina españolas sean cosa del pasado".

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