Ni Bruselas ni FMI... Calviño se centra en Economía con todas las opciones abiertas

  • La retirada de su candidatura le aboca a mantenerse en el área económica de un posible nuevo Gobierno a la espera de otras opciones internacionales.
Nadia Calviño
Nadia Calviño
efe

Después de dos meses de tribulaciones sobre su paso a la Comisión Europea o como directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), la ministra de Economía, Nadia Calviño, se queda en su puesto de trabajo a la espera de que Sánchez forme un nuevo Gobierno para seguir en la primera línea del área económica, como poco. Dado su amplio bagaje internacional en la UE, sus colaboradores más cercanos sabían que llevar las riendas del FMI era un puesto que le podía gustar mucho a la ministra. Pero una vez fuera de la carrera para ocupar ese cargo, queda saber si se trata de una retirada a tiempo para optar con más fuerza a algo tan importante (o más) a corto plazo, o simplemente se ha visto que las opciones de imponerse por delante de los cinco propuestos eran muy pocas y era mejor no intentarlo.

“En este tipo de procesos a nivel europeo todo el mundo sabe que es muy difícil meter un candidato para el FMI si no se cuenta con el apoyo de Francia y Alemania, y no era el caso”, aseguran fuentes comunitarias desde Bruselas. La excusa oficial del Gobierno, reiterada por la propia Calviño en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, ha sido la necesidad de facilitar un consenso rápido a nivel europeo para proponer un candidato bien respaldado como director del FMI por parte de la UE.

Pero a nadie se le oculta en Bruselas que ese ‘sacrificio’, hecho sin acritud y bien gestionado, permite a España, además, tener una carta en la manga ante posibles opciones que puedan surgir en las instituciones europeas e internacionales. “Seguramente Sánchez ha visto que no tiene los apoyos suficientes y ha preferido retirar a Calviño y reservarla para su gobierno o para otros puestos de ámbito internacional”, señalan desde la capital europea.

Mientras eso se dilucida, Nadia Calviño va a ser uno de los baluartes de un posible mandato de Pedro Sánchez en septiembre, a finales de año o cuando pueda hacerlo. La ministra de Economía ha jugado un papel muy importante junto al presidente con el Gobierno en funciones, tanto a la hora de defender las posturas españolas en el seno del Consejo Europeo, donde Sánchez se estrenaba y que Calviño conocía muy bien, como a la hora de acompañar y asesorar al líder del Ejecutivo en el último encuentro del G-20, en la localidad japonesa de Osaka. “Y todo ello en un Gobierno en funciones sin ministro de Exteriores”, advierten fuentes del área económica socialista.

Si a nivel internacional nadie duda de la capacidad y la vocación de la ministra en funciones por estar a la altura en cualquier situación, lo que está claro es que es una gran baza del Ejecutivo para dar consistencia y credibilidad al área económica. Durante la campaña electoral y hasta hace apenas quince días, varios representantes del Ibex se encargaron de hacer llegar al presidente la conveniencia de que Calviño se mantuviera en su puesto en España, en lugar de dar el salto a Europa. La gran empresa cree que desde Economía, por el momento, se está haciendo una buena labor de análisis y vigilancia de los mercados en un momento en el que todos los indicios marcan el inicio de una etapa de ralentización económica y de tensiones en el comercio mundial que pueden hacer mucho daño a la economía española.

En los pasillos del Ministerio de Economía se han visto con mucho escepticismo todas las especulaciones sobre la salida de Calviño a un puesto comunitario, a la vista del fuerte ritmo de trabajo que mantiene aunque esté en funciones. No obstante, la opción del FMI era la más creíble de todas, sobre todo después de que la Comisión Europea va a estar controlada por el ala liberal de la UE. “Seguro que le apetecería un puesto así, pero no ha sido posible y aquí estamos a tope de trabajo”, aseguran desde su entorno.

Como argumentos en contra de sus aspiraciones, dentro o fuera de España, desde el propio PSOE se ha criticado mucho su negativa a ir en alguna de las listas electorales en los pasados comicios. Sus actuaciones en campaña electoral no han tenido la visibilidad que las de otros ‘colegas’ del Ejecutivo, más implicados en la política de partido. De hecho, Calviño es la única componente del actual Gobierno en funciones que no es diputada, una opción que siempre ha defendido dado su marcado carácter internacional.

Una vez descartada la Comisión y el FMI, lo que queda por delante es un hipotético nuevo Gobierno, donde tendrá que ‘pelear’ su puesto como líder del área económica con valores al alza, como el de María Jesús Montero; o la convocatoria de otras elecciones en noviembre, en las que todos los focos de dentro y fuera del partido se van a poner en si admite ir en alguna lista electoral o prefiere seguir inhibida de esos temas.

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