Ni Hollywood ni NY: el gran plató de las películas americanas se traslada a Canadá

  • La ingeniería fiscal y el tipo de cambio favorable del vecino del norte explican que las productoras de EEUU prefieran rodar lejos de casa.
Imagen de 'La forma del agua'
Imagen de 'La forma del agua'
La Información

No busque en las inmediaciones de Atlanta la inconfundible fachada sureña de la mansión de ‘Tara’, la plantación más famosa de la historia del cine. Porque ‘Lo que el viento se llevó’ se rodó por completo en California y en sus estudios (excepto unas tomas de recursos en Arkansas). Al fin y al cabo, eso era Hollywood, el paraíso del Séptimo Arte donde todo era posible dentro de un plató. Quizá, si hoy se hiciera una nueva versión de la película, los productores cargarían con sus cámaras hasta Georgia, Estado en el que se desarrolla la historia, ya que se trata de un punto caliente de atracción de la industria cinematográfica actual gracias a su salvaje política de incentivos fiscales; allí se lleva, por ejemplo, Marvel a casi todos sus superhéroes. O quizá no: si fuera por verdadero ahorro de costes (en ayudas directas, rebajas fiscales, adelanto de costes...) la nueva ‘Tara’ estaría en algún bosque (o plató) de Canadá.

Por primera vez en la historia de la industria americana, un país extranjero ha sido el preferido por las compañías locales para filmar. Ni California, ni Nueva York (un habitual entre los cinco primeros) ni los líderes de años recientes, como la ya mencionada Georgia o Luisiana (suelo americano, al fin y al cabo). Según el informe anual de FilmLA, la asociación californiana que se dedica a recabar detalladamente desde 2013 este tipo de datos para intentar despertar conciencias, 20 de las 100 mayores películas estrenadas en 2017 se gastaron su inversión en Canadá. Con 15 estrenos cada una se sitúan la mencionada Georgia (la primera de 2016) y otro país extranjero, el Reino Unido, que lleva rozando el primer escalón varios años seguidos (no en vano, es sede habitual de rodaje de las películas de ‘Star Wars’).

La oscarizada ‘La forma del agua’, ‘It’, las últimas entregas de ‘Saw’ y ‘xXx’ se realizaron en parajes al norte de EEUU. En total, la industria americana gastó casi 2.000 millones de dólares al otro lado de la frontera… a los que hay que sumar otro tanto de inversión de la industria televisiva. A cambio, Canadá también se deja su dinero en ayudas: los dos estados punteros, Columbia Británica y Ontario, desembolsaron nada menos que 557 y 428 millones de dólares, respectivamente. Eso sí, la concesión de subvenciones suele condicionarse a un empleo mínimo de mano de obra local. 

Si les compensa o no, se comprobará en los próximos años. Ya en 2017, y pese a su liderazgo, ambos gobiernos regionales recortaron los porcentajes de gasto reembolsable. Mientras tanto, y esta es la otra gran razón junto a la fiscal del atractivo canadiense, el tipo de cambio entre dólares contiguos sigue beneficiando al vecino del norte. Entre el factor cambiario y la capacidad para innovar en el diseño de ayudas al cine, Canadá acumula desde finales de los años 90 arañando cuota de mercado a los Estados Unidos.

Un ejemplo de que no se queda atrás es que, amén de ofrecer bosques, paisajes y estudios, también lidera el ránking de sedes de producción para los equipos de efectos especiales, un sector que ha adquirido tanto peso que ya supone casi la mitad de los 400.000 empleos que aporta el cine americano, según cifras del propio Departamento de Trabajo federal.

El ataque de Reino Unido y Australia

Por si fuera poco con Canadá, muy pronto se pueden sumar otros países a la conquista del cine americano. El Reino Unido destinó 822 millones de dólares a ayudas el año pasado, el territorio que más se dejó para atraer a grandes estrellas; en cantidad, le sigue muy de cerca Georgia, con 800 millones en subvenciones, aunque insuficiente para ser mejor que la segunda en todo. Cruzaron el Atlántico para producirse, junto a la saga galáctica,‘La Bella y la Bestia’, los superhéroes de DC (‘Wonder Woman’ y ‘Liga de la Justicia’) y otros títulos de peso como ‘Kingman’ o ‘La momia’.

Aunque para pedigrí en 2017, el de Australia, que pagó 100 millones de dólares en solo dos películas: ‘Thor’ y la última de ‘Piratas del Caribe’, amén de atraer a ‘Alien’ y las dos cintas de Lego. Entre la competencia de unos y otros, el resultado es que se ha alcanzado la completa paridad entre películas americanas rodadas en casa y las filmadas en el extranjero. Siempre hablando de las 100 producciones más costosas (que representan más de la mitad de los ingresos por taquilla a escala mundial, en definitiva), ya se ruedan tantas a un lado de la frontera como al otro.

California, a rebufo

¿Y California? A orillas del Pacífico, apenas se rodó una de cada diez grandes producciones en 2017 y, por tercer año consecutivo, no logró atraer ni una sola de aquellas con un presupuesto superior a los 100 millones. No compensa, si eres una película de presupuesto gigante, quedarte en casa.

No hace mucho, a principios de este siglo, casi el 70% de las principales cintas anuales se producían y localizaban en California. A finales de la primera década, las tornas fueron cambiando y Hollywood y aledaños reaccionaron. Fue en 2009 cuando se aprobó un primer programa de incentivos que muy pronto se reveló insuficiente. Media América les pasaba por la derecha, y para 2013, Luisiana se erigió como el nuevo Hollywood. Un año después, en 2014, se aprobó un nuevo programa y California cerró el ejercicio como líder total de nuevo, según la FilmLA. Luego vino la nostalgia, y el éxito, de una película tan de casa  como 'La La Land'.

Pero las canciones se acaban y, una vez más, el plan tenía fisuras; tantas, que California acaba de lanzar una versión mejorada de su último paquete. Su esperanza, o el consuelo que puede quedarle, es que las listas que elaboran las distintas organizaciones solo recogen películas estrenadas en el cine y Netflix parece que sí apuesta por la vieja California, tal y como corrobaron las filmaciones de ‘Bright’ o ‘The Cloverfield Paradox’. Asimismo, tampoco hay que olvidar que la clase media y baja de las productoras siguen enraizadas en torno a Los Ángeles y la colina de letras gigantes de Hollywood. ¿Será suficiente con Netflix?

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