"Qué barbaridad, me parece mal"

El butano sube y aprieta a las rentas más bajas: "Qué vamos a hacer, no hay otra"

La bombona de butano costará a partir de mañana un máximo de 14,64 euros, lo que supone un aumento del casi 5%. Los vecinos de los barrios madrileños de Usera y de Vallecas muestran su rechazo.

foto barrio butano
"Nos van a arruinar a todos": el gas de los pobres en máximos desde 2018.
Javier Leal

A pesar del descenso generalizado en el consumo de las bombonas de butano en la última década, de más del 20%, todavía se venden en España 68 millones de ellas, sobre todo en los barrios de menor renta y los hogares que no han podido cambiarse aún al gas natural o no tienen otra opción para calentar su casa o hacer la comida cada día. En esos lugares es donde más se va a dejar notar la subida que se le aplicará este martes, con la la tercera revisión en 2021 del precio de venta de los gases licuados del petróleo envasados (GLP) en envases de entre 8 y 20 kilogramos (bombona tradicional), que se hace cada dos meses. El resultado es que la bombona de butano costará a partir de este martes un máximo de 14,64 euros, lo que supone un incremento del 4,87% (68 céntimos) respecto al precio actual.

 "¿Mañana sube?", le pregunta una mujer al vendedor de bombonas de butano en el barrio madrileño de Usera, uno de los más deprimidos de la capital que ha sufrido con dureza de la pandemia. El repartidor, mientras baja dos bombonas del camión, le responde con la excusa de rigor: "La subida es muy pequeña, solo te sube 60 céntimos".

Durante el trayecto a Usera, un barrio al sur de Madrid, se escucha entre el ruido del motor del tren una melodía que incita a la calma. Procede del contestador de móvil de un hombre de avanzada edad que llama al ministerio de Seguridad Social para solicitar el ingreso mínimo vital por discapacidad. Esta es una de las múltiples consecuencias negativas que está teniendo la crisis desencadenada por la Covid. A esta complicada situación que se produce en este tipo de barrios de forma generalizada se le une ahora la adversidad de la subida del butano, que registra su nivel más alto desde hace tres años.

Una trabajadora socio sanitaria también expresa su malestar al enterarse de la noticia: "¡Madre mía!, ¿este Pedro Sánchez qué piensa? Me parece muy mal y encima estoy en el paro, no tengo la ayuda y si encima sube más, qué barbaridad, me parece mal". Esta opinión la comparte unos metros más adelante el dueño de un bar, al que todo le parece muy mal, pero reconoce que tiene "proyectado" cambiarse a gas natural.

"Y, ¿qué vas a hacer? Si yo uso butano y ha subido y lo tienes que seguir usando, pues qué remedio, no hay otra", dice un hombre de mediana edad que vive en un piso cercano a Puente de Vallecas. En esta ocasión, aunque reconoce que le "parece mal" la subida del precio, como su vecino el del bar de abajo, advierte que él no tiene pensado cambiar a gas natural: "Estamos acostumbrados al butano y meterte ahora en jaleos de cambios y tal yo no...". El encargado de otro bar de la zona advierte que "todo lo que sube está mal" y, más allá del caso del butano, se consuela pensando que eso es algo "que afecta a todo el mundo, incluso al millonario le afectará a través del tiempo".

"Nos van a arruinar a todos", afirma un vecino de Puente de Vallecas al que le van a cerrar su local a final de mes porque no puede aguantar más la situación de crisis, que critica cómo se puede "sacarle ahora cuatro pavos a todo el mundo con una bombona de butano". Su sentencia ante una situación tan dura es palmaria: "Tanto en la crisis inmobiliaria, como la crisis pandémica, como la siguiente crisis que venga salen perdiendo siempre los pequeños. Los de abajo arruinados y los ricos cada vez más ricos".

Otros, en cambio, prefieren quitarle importancia a esta continua subida del precio. Así, un vecino de Usera asegura que es algo que "no me preocupa, sube y baja, como todos los años. Un euro más o un euro menos no es algo que me importe mucho. Al final, ¿Qué mas da pagar 1 euro o 50 céntimos más?". En cambio, otros directamente se resignan, como una vecina de Vallecas, que está estrujando su fregona para limpiar el portal de su casa: "Qué le voy a hacer, no se puede hacer nada".

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