Nucleares. Iberdrola cuenta con operar 60 años la central de sellafield, por la seguridad que da el consenso político


Iberdrola calcula que necesitará 60 años para amortizar la inversión de la nueva planta nuclear que va a poner en marcha en Sellafield (Reino Unido). La compañía considera bastante probable que la central pueda alargar hasta entonces su vida, ya que prevé que el Gobierno de David Cameron apruebe un marco estable y ventajoso para la energía nuclear.
Este nuevo marco regulatorio podría incluir un mecanismo que garantice el precio de las fuentes no emisoras de gases contaminantes (como la nuclear), según consta en el documento de estrategia energética presentado este jueves por el Departamento de Energía y Cambio Climático del Gobierno británico, para su debate.
Según este documento, el objetivo del Ejecutivo es que en 2030 tres cuartas partes de la generación eléctrica estén libres de carbono. Entre las posibilidades que se barajan, también se habla de un nuevo impuesto con el que se gravaría a las tecnologías emisoras de CO2.
Asimismo, según expuso el director de Energía Nuclear del citado Departamento de Energía y Cambio Climático, Hergen Haye, se estudia crear un "banco verde" que financie, con dinero público, los proyectos de las empresas.
Lo que parece claro es que el Gobierno de Reino Unido no está dispuesto a conceder subvenciones directas a los 16.000 megavatios (MW) nucleares que pretende que entren en funcionamiento entre 2018 y 2025 (y que crearán, según sus previsiones, 100.000 puestos de trabajo en 20 años).
Igualmente, el Gobierno de Cameron parte de la base de que, en estas nuevas infraestructuras nucleares, serán las empresas las que deberán responsabilizarse de los residuos nucleares, así como del desmantelamiento de las plantas.
IBERDROLA EN REINO UNIDO
NuGen (el consorcio formado por la española Iberdrola, la francesa GDF Suez y Scottish and Southern Energy para embarcarse en el llamado "renacimiento nuclear" británico) ha adquirido la opción de compra del emplazamiento de Sellafield, en la región inglesa de Cumbria, con capacidad para construir, al menos, dos o tres unidades nucleares. La cantidad invertida en este emplazamiento, de 200 hectáreas, es de 70 millones de libras (unos 82,5 millones de euros).
Los socios están ahora inmersos en la preparación de un plan para el desarrollo de dicho proyecto, que será remitido a las autoridades encargadas de la planificación enegética con el objetivo de poder adoptar una decisión para el año 2015. Según las previsiones, la nueva infraestructura energética se podría poner en marcha para 2023.
Según el director de energía nuclear de NuGen, Alfio Vidal, la central creará en torno a 800 puestos de empleo directos de modo inmediato, y unos a 5.000 empleos directos e indirectos en los diez años que llevará su construcción.
CONSENSO Y ESTABILIDAD
La compañía española tiene confianza en el futuro de este proyecto, "alineado con la política nacional" tras el acuerdo alcanzado entre los dos principales partidos políticos del país -el conservador y el liberal- para apoyar esta forma de energía a largo plazo.
Se estima que, como media, la puesta en marcha de una central nuclear implica una inversión de aproximadamente 4.000 millones de euros.
Tanto NuGen como las demás compañías que han mostrado su interés en el programa nuclear británico (Horizon y EDF) decidirán si acometen este esfuerzo inversor, en función del nuevo marco que, definitivamente, apruebe el Ejecutivo, a partir del borrador presentado este jueves.
Según explicó Vidal, "queremos que la nueva regulación beneficie a las energías limpias frente a las que no lo son". "Las centrales de carbón no pagan por sus residuos, los liberan a la atmósfera. Las centrales nucleares no: los residuos están custodiados en un emplazamiento. Queremos que se reconozca ese mérito".
Por lo tanto, "no sería suficiente que se penalice a las energías emisoras. Se debe tener en cuenta que nuestro proyecto no es a corto plazo, no es especulativo. Es un activo que se amortiza a 60 años. Seremos rentables si operamos esos 60 años. La ley ha de permitir que la inversión se pueda recuperar", dijo.
Con todo, sus previsiones son optimistas y auguran un marco lo suficientemente estable y beneficioso como para que compense asumir el riesgo. "El Gobierno aquí está haciendo un esfuerzo muy importante para atraer inversores y para que se garantice la recuperación de las inversiones. Están dando los pasos adecuados para ello", dijo Vidal.
ESPAÑA: EL CASO CONTRARIO
Vidal incidió en que, al contrario que en Reino Unido, en España no se da un consenso político que dé garantías a los inversores para hacer una planta nuclear.
"Cualquier inversor requiere estabilidad para poder hacer un plan de negocio que garantice el retorno de las inversiones. Aquí en Reino Unido, el Gobierno y el Parlamento han hecho un plan energético a largo plazo que contempla más nucleares. En España no tenemos ningún plan energético, sólo unas subvenciones a las renovables, que es en lo que Iberdrola invierte en España. No hay ningún consenso político para invertir en nuclear, ni parece que a corto plazo vaya a haberlo", comentó.
Sin embargo, "España es muy dependiente energéticamente, y eso es malo para la industria y la competitividad. Cualquier fuente que mejorara ese parámetro haría que fuera mejor el país", indicó.
La compañía española, a través de su filial Scottish Power, cuenta con más de cinco millones de clientes en el mercado eléctrico británico, y está realizando inversiones, además de en energía nuclear, en renovables (sobre todo en eólica marina).
En un mercado eléctrico liberalizado como el de Reino Unido, el regulador energético calcula que las fuertes inversiones que requerirá la apuesta por las energías renovables (que actualmente sólo suponen un 7% del mix) y la construcción de las nuevas nucleares repercutirán en una subida del recibo de la luz del orden del 25% en los próximos diez años.

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