De la ESO a dirigir la Seguridad Social: la nueva vida del número dos de Trabajo

  • Octavio Granado ha dado clase hasta hace unas horas a alumnos de Secundaria con problemas académicos. Ahora vuelve al Gobierno por todo lo alto.
Octavio Granado dice que si no se alcanza un acuerdo de reforma el Gobierno actuará
Octavio Granado dice que si no se alcanza un acuerdo de reforma el Gobierno actuará

Octavio José Granado Martínez (Burgos, 1959) ha sido recuperado por el Gobierno de Pedro Sánchez para un nuevo reto apasionante: dirigir la Seguridad Social. Ya lo hizo durante los dos mandatos de Zapatero y ahora regresa al Ministerio de Trabajo para ser uno de los lugartenientes de Magdalena Valerio. Es un cambio radical en su vida ya que, hasta hace solo unas horas, su día a día era muy diferente. Se dedicaba a dar clases de orientación (la antigua diversificación) en un instituto de secundaria de Burgos.

"Profesor Granado". Así era conocido el nuevo secretario de Estado de Seguridad Social en el instituto Félix Rodríguez de la Fuente del barrio de Gamonal. Muchos alumnos, probablemente, no sabían que su docente de orientación fue el responsable de que la hucha de las pensiones acumulara la cifra récord de 66.815 millones de euros (nunca se recurrió a ella para pagar las pensiones durante su etapa en el ministerio). En estos últimos siete años el profesor se dedicaba a ayudar a aquellos alumnos con problemas en los últimos cursos de la ESO. Su objetivo era que completaran los estudios obligatorios y consiguieran el título. Muchos le agradecerán su esfuerzo.

La docencia era su trabajo de toda la vida y por eso pidió su reincorporación al Félix Rodríguez de la Fuente nada más ser cesado en 2011. A partir del siguiente curso recibió el encargo de impartir clases de Lengua y Literatura a esos alumnos con mayores dificultades para el estudio. No le importó pasar del coche oficial y el despacho a ayudar a esos jóvenes burgaleses. Es más, presumía de lo que le gustaba su trabajo. Cuando salió del Gobierno cursó un máster en políticas sociales por la UNED y tuvo en mente hacer una tesis doctoral sobre la misma materia. También siguió colaborando para Ferraz en su materia, la Seguridad Social, asesorando a las diferentes ejecutivas.

Ahora vuelve a Madrid junto a Valerio y lo hace para ocupar un sillón que él mismo dejó a Tomás Burgos. Durante los últimos años se había dedicado a arremeter con dureza contra su sucesor y ahora también predecesor en la Secretaría de Estado. Lo hacía siempre que podía, denunciando que no se podía explicar que durante el Gobierno del PP se incrementara mes tras mes el déficit de la Seguridad Social mientas se estaba creando empleo de forma intensiva. Alguna vez habló de que no había personas competentes el frente del Ministerio de Empleo durante la época de Fátima Báñez y recordaba cómo durante sus últimos meses en el Gobierno junto a Celestino Corbacho primero y Valeriano Gómez más tarde intentaron frenar el déficit a pesar de las constantes pérdidas de puestos de trabajo.

A Granado también le gusta ayudar a quienes más lo necesitan y por eso, en su tiempo libre, forma parte de organizaciones como Cáritas. No le gusta ir a cenas con empresarios y otras celebraciones, sino que su pasión es su familia y colaborar con alguna ONG. Lector y amante de las letras de su tierra, Castilla y León, no le ha importado asistir a conferencias, como esta que ofreció hace unos meses sobre Francisco de Enzinas en una biblioteca pública de Burgos:

Hace solo unos días, Granado protagonizó un interesante debate con su paisano Juan Carlos Aparicio, que fue ministro de Trabajo durante el Gobierno de Aznar. En esa conversación el nuevo secretario de Estado denunció el hecho de que el sistema de pensiones español es el que acumula un mayor déficit de toda Europa:

A modo de anécdota, en el Ministerio de Trabajo todavía recuerdan la peculiar forma de trabajar que tenía Octavio Granado en su anterior etapa y, particularmente, su obsesión por acabar con quienes defraudaban a la Seguridad Social, que es precisamente una de las líneas de actuación prioritarias de la nueva ministra. El equipo del secretario de Estado era capaz de detectar alguna conducta irregular con la lectura diaria de la prensa y con las informaciones que se iban publicando y filtrando. Los inspectores se encargaban luego de rematar el trabajo.

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