OHL asumirá una factura de 118 millones hasta 2019 a cuenta de proyectos fallidos

  • La constructora reduce a menos de la mitad su exposición por 'proyectos legacy' pero admite que condicionará sus recursos al menos un par de años más
OHL en México
OHL en México

Hace un año OHL tomó la peliaguda decisión de aflorar en su balance el impacto negativo potencial de una serie de proyectos de construcción que por unas razones u otras, en ocasiones por sobrecostes no previstos, en otras por controversias incluso de naturaleza judicial con su contraparte, generaban incertidumbre sobre el flujo de caja real que podrían llegar a generar en el futuro. La compañía decidió reflejarlo en sus cuentas bajo el epígrafe de 'proyectos legacy' y su influencia fue decisiva para que en 2016 la constructora controlada por la familia Villar Mir reportara unas pérdidas de 432 millones de euros. Más de la mitad, 269 millones de euros, provenían de esos proyectos fallidos.

Un año después, y tras una intensa política de desinversiones que ha dejado en las arcas de la constructora 355 millones de euros, el balance de OHL presenta un aspecto algo menos inquietante, si bien aún no ha sido capaz de salir de los números rojos y ha cerrado el año con unas pérdidas de 12 millones de euros. Y, de nuevo, la influencia de los proyectos problemáticos en el extranjero ha resultado decisiva al restar 54 millones de euros (la previsión inicial de la compañía eran 64 millones) al resultado 'ordinario' de la compañía, es decir, al que hubiera tenido de no mediar estas aventuras fallidas.

El asunto no se quedará ahí. Según reconoce la compañía en su presentación de los resultados de 2017, la carga asociada a estas aventuras fallidas de OHL aún condicionará los resultados de la compañía durante los próximos dos ejercicios. La constructora espera que este año 2018 la evolución natural de estos proyectos se salde con una factura para la empresa de 85 millones de euros, que se reducirá a 33 millones de euros en 2019. Esto quiere decir que la actividad ordinaria de OHL deberá generar durante estos dos años un colchón suficiente como para absorber el impacto negativo de 118 millones de euros que se generará en ambos ejercicios a cuenta de los 'proyectos legacy', al menos si quiere recuperar la senda de los beneficios.

La esperanza de OHL es que en 2020 la gestión que la compañía está realizando de esta cartera de proyectos permita al fin que generen cierta rentabilidad. La compañía espera que ese ejercicio el flujo de caja procedente de esos proyectos supere los 200 millones de euros.

Gestión activa de los proyectos fallidos para resolver el problema

En 2014 OHL arrastraba 964 millones de euros en reclamaciones por diversos proyectos conflictivos. El año pasado esa cuenta ya se había reducido a 402 millones de euros, menos de la mitad, de los que la constructora únicamente provisionó en sus cuentas 205 millones de euros, dejando, por tanto, 197 millones de euros sin cobertura alguna y con riesgo de impactar en sus resultados.

La compañía ha desarrollado una intensa actividad en este campo, cerrando acuerdos para desvincularse de los proyectos o cerrar amistosamente las controversias surgidas en el desarrollo de los contratos. Durante 2017 OHL ha reportado acuerdos respecto al Proyecto Marmaray, en Turquía, en virtud del cual se han subcontratado trabajos a firmas locales; y respecto al Hospital CHUM, de Canadá, donde se ha dejado la segunda fase del desarrollo en manos de un contratista local. Por esta vía la constructora ha conseguido reducir el volumen total de las reclamaciones en 23 millones de euros. Los denominados 'proyectos legacy' aportaron una facturación total de 265 millones de euros a OHL durante el ejercicio pasado.

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