Olaberría, el pueblo que 'forjó' Arcelor y lidera el ránking de riqueza... y ancianos

  • Apenas tiene 950 habitantes, pero en su suelo industrial se asientan más de cien empresas, muchas de ellas multinacionales.
Olaberría
Olaberría
Archivo

La localidad de Olaberría (Guipúzcoa), con apenas 950 habitantes, es probablemente el pueblo con más mayores de 65 años y también uno de los que más renta por habitante tiene en España. De La localidad, situada en la comarca del Goierri, una de las más ricas de Europa, llegan  reminiscencias futbolísticas. Aitor 'Txiki' Begiristain, que fuera jugador de Real Sociedad, Barça, Deportivo, ex director técnico del equipo azulgrana y actual secretario técnico del Manchester City de Guardiola, o Agustín De Carlos Elduayen, portero de la Real Sociedad, Atlético de Madrid, Burgos y Deportivo de La Coruña, ambos internacionales, nacieron allí. Pero, además del fútbol, Olaberría sabe y huele a hierro, a acero, aunque también a queso de oveja, a sidra, a txacolí y a hierba fresca. Se dice que su nombre, que puede traducirse como ferrería nueva, quizás haga referencia a la industria del hierro que ya estaba implantada en la localidad en el siglo XV.

La historia de Olaberria ha estado ligada desde finales de los años 50 del siglo pasado a la gran siderurgia. En sus inicios era Siderurgia José María Aristrain, hoy ArcelorMittal, el gigante mundial del acero. Las consecuencias de ello: la localidad es la más rica de Guipúzcoa, la tercera de Euskadi y una de las más ricas de España, con un PIB per cápita de 230.000 euros, pero también es la más envejecida. Cerca de 300 de sus 950 habitantes, el 30%, supera los 65 años. El porcentaje en el conjunto de España es del 19%. Los datos hablan por sí solos.

"La mitad de la población de Olaberria se asienta en el barrio de Ihurre" –la barriada obrera que se creó a principios de los años 60 en torno a la acería- "y ahí el porcentaje de personas mayores alcanza casi el 60% de la población”, dice el alcalde del pueblo, Jokin Garmendia. Y es que los centenares de personas que llegaron de toda España y de otras partes de Euskadi a trabajar a este pueblo a principios de los años sesenta se han hecho mayores, incluso, muchos han muerto ya. 

Alrededor de Ihurre están instaladas las empresas -más de un centenar- que hacen de esta localidad una de las más ricas de España: ArcelorMittal (su planta de Olaberria es la de mayor productividad de Europa), Hine, que fabrica equipos de automatización industrial, una empresa de gases industriales como Praxair, una quesería industrial como Aldanondo, un híper como Carrefour, multitud de talleres, empresas de transportes, un circuito de karting regentado por la familia Vilariño… hasta una gasolinera, Gasogas Olaberria, con un peculiar edificio, una joya arquitectónica, actualmente protegida, ejemplo de arquitectura industrial. Alrededor de 2.000 personas trabajan diariamente en Olaberria, pero la mayor parte de ellos residen en localidades del entorno. El pueblo, poco a poco, se transforma de municipio residencial a ser, solo, un polígono industrial.

En Ihurre, que en las décadas de los 70 y 80 del siglo XX era un hervidero de juventud y alto nivel de vida, dotado de unas excelente instalaciones deportivas y donde llegaron a existir más de media docena de sociedades gastronómicas y culturales, se concentra el enorme porcentaje de personas mayores de Olaberria. Hasta el punto de que servicios como el hogar del jubilado y la ludoteca para mayores, el consultorio médico o la farmacia son los tres locales más frecuentados del pueblo.

El Ayuntamiento dedica buena parte de sus recursos, sobre un presupuesto de 2,5 millones de euros y unas cuentas perfectamente saneadas, a cuidar a sus mayores y tratar de atraer a los jóvenes. Se está llevando a cabo una remodelación integral del barrio, se construyen viviendas tasadas en las antiguas escuelas que incluye un convenio con la diputación para la remodelación de las pistas deportivas, se organizan actividades como manualidades, talleres de memoria, relajación, cursillos de informática, de funcionamiento de teléfono móvil, baile, excursiones, pilates, hay transporte para los mayores… Unos jubilados que, en fin, mantienen un buen nivel de vida, ya que además hay que tener en cuenta que, gracias a los altos sueldos que se cobraban en la industria, la pensión media en el pueblo es de 1.500 euros.

Pero el gran problema de Olaberria, como de muchos otros pueblos de España, es que el relevo generacional no llega y el alcalde, en este sentido, es pesimista: "Es complicado. Tener ahora mismo tantos mayores no supone ningún quebranto para el ayuntamiento, pero el problema es el futuro. Llega gente joven con cuentagotas. Los pueblos pequeños nos vamos muriendo poco a poco porque al final no es sostenible dotar de servicios a poblaciones tan pequeñas, poder hacer las suficientes viviendas para atraer nueva población… Y más aquí, con la presión de todos los pueblos grandes que hay alrededor. Además, que Ihurre haya sido hasta hace poco un barrio privado ha sido un freno terrible para propiciar un cambio generacional en el pueblo". Y es que hasta hace poco hasta las calles de Ihurre eran de la empresa Arcelor Mittal, donde los trabajadores de la planta tenían derecho a vivienda hasta la segunda generación. "En esas casas no ha entrado gente nueva y quienes viven allí se han ido haciendo mayores…"

La despoblación y el envejecimiento de nuestros pueblos, como vemos, no es solo cuestión de la España rural, también se da en los pequeños pueblos industriales. Y es que hay que tener en cuenta que el 78% del PIB de este municipio viene de la industria. Así y todo, su curva de población es significativa: a finales de los años 50 vivían en él 400 personas; su pico máximo fue de más de 1.500 a principios de los 80 y ahora, hace ya años que bajó de los 1.000 habitantes.

En Olaberia empieza a haber algunas viviendas vacías y a buen precio. Un piso de tres habitaciones y 70 metros cuadrados en la barriada de Ihurre puede rondar los 80.000 euros. Sus calles están cuidadas, son tranquilas, pero apenas hay vida en ellas. Casi no se oye a niños gritar y jugar en el extenso parque del barrio. La actividad se limita a un puñado de jubilados paseando. Eso cuando el tiempo no lo impide porque aquí llueve casi siempre. Por las tardes, un punto de la localidad revive: el hogar del jubilado.

El barrio, encajonado entre montañas, el incesante tráfico de la A1 y el ruido y las chimeneas de la acería, se va apagando poco a poco. Mientras, a su alrededor, en apenas dos kilómetros, pueblos como Lazkao, Beasain y Ordizia, con poblaciones que se sitúan entre los 8.000 y los 15.000 habitantes, y con todos los servicios, florecen y crecen incesantemente. Pese a todo “gracias a nuestra gran actividad industrial”, explica el edil. "Olaberria, mal que bien, aguanta, pero el futuro…".

Mostrar comentarios