Países europeos empiezan la cuenta atrás para resolver la crisis migratoria

  • La cuenta atrás para resolver la crisis migratoria en Europa empezó esta semana en Davos, donde acudieron algunos de los principales líderes de la región, conscientes de que debían anunciar lo antes posible una solución ante el riesgo de colapso total.

"Tenemos apenas una semanas por delante para darnos opciones (....) porque sino surgirán respuestas individuales de los países, y será el inicio ineluctable del proceso de desmantelamiento" advirtió el viernes el ministro francés de Economía, Emmanuel Macron.

Europa se juega su razón de ser, repitieron los distintos mandatarios y altos responsables que pasaron por Davos.

El primer ministro francés Manuel Valls había advertido el miércoles sobre el riesgo de "dislocación" del proyecto europeo ante los diferentes desafíos, entre ellos la crisis migratoria.

"Tenemos que atajar este problema en las próximas seis a ocho semanas" advirtió el primer ministro holandés, Mark Rutte, porque "cuando la primavera (boreal) vuelva y el número (de migrantes) se cuadruplique, entonces la Unión ya no podrá gestionar" esas llegadas masivas.

Los empresarios y financieros también mostraron su inquietud.

"La Unión Europea está cayéndose a pedazos" aseguró el financiero estadounidense George Soros, una figura de respeto en las finanzas mundiales.

"Hay pánico total en la política de acogida de Europa" porque "ya dejamos atrás el momento en que el flujo (de inmigrantes) puede ser integrado por los países", dijo el jueves ante un grupo de invitados reunidos en un hotel de la ciudad alpina.

Ese pánico se traduce en un "sálvese quien pueda, y en esas condiciones no puedo culpar a Viktor Orban (primer ministro húngaro) de intentar proteger sus fronteras", añadió Soros, que nació en Budapest.

Soros criticó sin embargo a Orban por no querer participar en una política de acogida común.

La frustración ante la falta de coordinación europea fue expresada también por el ministro de Relaciones Exteriores polaco, Witold Waszczykowski, ante la llegada de un millón de ucranianos, a pesar de que las autoridades de ese país desmienten que sean refugiados.

"Estamos solos ante esta crisis" se lamentó este responsable polaco, tras recordar que para los migrantes que vienen de Oriente Medio, la UE consiguió alcanzar un acuerdo con Turquía.

Una desorganización europea que se agudiza porque algunos países miembros esperan propuestas de Bruselas para inmediatamente criticarlas en público, dijo la comisaria europea de Relaciones Exteriores, Federica Mogherini.

"Corremos el riesgo de entrar en un ciclo en el que los países piden soluciones europeas cuya aplicación bloquean luego", dijo.

El secretario de Estado norteamericano John Kerry reclamó por su parte un "aumento del 30% para el financiamiento humanitario de Naciones Unidas".

El Departamento de Estado precisó que ese llamamiento a contribuciones elevaría la ayuda humanitaria internacional para los refugiados "de 10.000 millones de dólares en 2015 a 13.000 millones de dólares este año".

Pero algunas voces surgen para asegurar que esta crisis puede tener ventajas económicas, como aseguró el gobernador del Banco Central europeo, Mario Draghi.

"Es una oportunidad. Inviertes en la integración de los refugiados y recuperas tu inversión", aseguro la economista Hélène Rey, también presente en Davos.

La inmigración "podría en realidad incrementar un poco el crecimiento en Europa" a causa de los gastos para recibirlos. "Políticamente es otra historia" reconoció Nariman Behravesh, jefe economista del gabinete británico IHS.

Pero el FMI advierte que eso tampoco es una evidencia: "con una alta tasa de desempleo en varios países europeos, la integración de los refugiados (...) podría tomar más tiempo que en otras partes" del mundo, explicó un informe presentado el miércoles en Davos.

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