Paro de larga duración: un "apartheid laboral" que se debe terminar

    • El autor propone una solución para reducir el problema del paro de larga duración.
    • El 44% de los desempleados llevan dos años o más en las filas del INEM.
La tasa de paro juvenil baja tres puntos en 2014, hasta el 51,8%, y el paro de larga duración cae un 7,1%
La tasa de paro juvenil baja tres puntos en 2014, hasta el 51,8%, y el paro de larga duración cae un 7,1%
Diego Barceló Larran, director de Barceló & asociados @diebarcelo

La Encuesta de Población Activa del cuarto trimestre del año pasado arrojó un total de 5,5 millones de parados. Eso significa que durante 2014 el número de parados se redujo en 480.000 personas. Sin embargo, cuando "rascamos" en las cifras, se ve que el grupo de desocupados de larga duración (aquellos que buscan empleo sin encontrarlo desde hace dos años o más) no ha dejado de crecer. En efecto, la disminución de 480.000 parados es el resultado de una reducción de 555.000 parados de "corta" duración (estuvieron sin empleo menos de dos años), que en parte se compensa por el aumento de 75.000 desocupados de larga duración.En este momento, las personas que buscan empleo desde hace dos años o más conforman un colectivo de casi 2,4 millones de personas, que equivale al 44% del total de desocupados. Nunca antes se registró una cantidad mayor. La diferente evolución de estos dos grupos de desempleados (corta y larga duración), que se viene repitiendo desde hace ya siete trimestres, nos muestra el aspecto más cruel de la cuestión: cuanto más tiempo se está en el paro, el mismo tiende a perpetuarse, creando una suerte de "apartheid laboral".Los parados de larga duración se dividen, casi en partes iguales, entre hombres y mujeres: 1,3 millones los primeros y 1,1 millones las segundas. Tres de cada cuatro parados de larga duración tienen entre 30 y 59 años. Más de un 90% tiene experiencia laboral previa, aunque hay poco más de 200.000 que nunca antes trabajó. Un 60% de los parados de larga duración no ha superado la primera etapa de la educación secundaria. No hay información relevante acerca de qué ocupaciones realizaron con anterioridad ni tampoco en qué sectores lo hicieron: esos datos solo se recopilan para quienes llevan parados menos de un año.¿Qué se podría hacer para combatir esta situación? La recuperación de la economía permitirá un cierto alivio. De hecho, el número de parados de larga duración más jóvenes (menores de 35 años) ya está descendiendo. Pero se trata de un alivio demasiado lento. El programa extraordinario de activación para el empleo, en marcha, es positivo, pero tiene una vigencia temporal. La capacitación, que es la mejor solución, por definición tarda en surtir efecto. Además, tenemos motivos para sospechar de la efectividad de los programas de formación existentes: si hubieran funcionado bien, difícilmente se habría llegado a la situación actual.La principal herramienta que queda para combatir el desempleo de larga duración es una reducción permanente y compensada de las cotizaciones sociales. Se trata de crear dos o más tramos de cotización, de modo de reducir el tipo que pagan los empleadores para los salarios más bajos. En otras palabras, es hacer que las cotizaciones sociales sean progresivas. Hay miles de alternativas. Por ejemplo, que los primeros 500 euros de salario coticen un 18% o un 20% en lugar del actual 29,9%. La reducción debería ser general, sin distinguir entre sectores, ni por tamaño de empresa, ni por tipo de contrato.Para evitar que esto conlleve un aumento del déficit fiscal, la menor recaudación por cotizaciones sociales debería compensarse, por ejemplo, eliminando bonificaciones a la contratación, reduciendo diversas ayudas a empresas, suprimiendo las deducciones por la formación de ocupados y reorientando recursos de otras partidas presupuestarias (como el Fondo de Contingencia). El resto, debería provenir de los recursos del Fondo de Reserva de la Seguridad Social.En Austria, Francia y Holanda, por ejemplo, se ha hecho algo similar con buenos resultados. En Dinamarca fueron más allá: se abolieron las cotizaciones sociales y se elevó en 3 puntos el IVA (hasta el 25%) para equilibrar la recaudación.Reducir las cotizaciones sociales de forma permanente para los salarios más bajos implica aumentar la competitividad de la economía y fomentar la contratación de personal para cualquier nivel de actividad económica. ¿Por qué no intentarlo?


Mostrar comentarios