Desempleo sin solución

El drama del paro eterno: "Con 56 años y seis sin nada sé que no volveré a trabajar"

Parados ante una oficina de empleo.
Parados ante una oficina de empleo.

Jueves, 20 de febrero, alrededor de las 11 de la mañana: un hombre de mediana edad sale de renovar su demanda de empleo de una oficina del madrileño barrio de Moratalaz. Confiesa que tiene 56 años y lleva desde los 50 "en el vía crucis del paro". Había estado trabajando toda su vida como albañil en la construcción, pero la crisis se llevó por delante su trabajo y desde entonces apenas ha podido lograr dos o tres contratos de apenas unas semanas. Ahora percibe el subsidio para parados mayores de 55 años, "cuatrocientos euros y pico", explica, pero asegura que ya casi ha tirado la toalla y está resignado. "Sé que ya no volveré a trabajar más", admite con un rictus de tristeza en el rostro.

Antonio, nombre ficticio, no quiere dar su nombre, "un poco por vergüenza y también porque me veo abocado a hacer algunas 'ñapas' en casas de vecinos y conocidos que cobro en 'b' para poder comer. Puedo sacar 200 o 300 euros al mes con ésto, más el subsidio...". "Suerte que tenía mi pequeño piso ya pagado y así puedo ir tirando, aunque algunos días, sobre todo a final de mes, tengo que ir a comer a comedores sociales y de cáritas", añade. Reconoce que ha "echado decenas de curriculums y ha tenido varias entrevistas de trabajo, pero siempre es lo mismo: cuando ven tu edad se cierran las puertas". Entre eso y que "toda la vida he sido 'paleta' y no sé hacer otra cosa..."

El perfil de Antonio se ajusta al del parado de larga duración en España y que difícilmente volverá a 'reinsertarse' en el mercado laboral.  Las cifras dan pavor pese a la mejoría de los últimos meses: España ha cerrado el año 2019 con 991.400 de parados de larga duración y buena parte de los mismos, un 40%, son mayores de 50 años expulsados del mundo laboral debido a su edad. Para hacernos una idea del problema, España tiene casi un millón de parados de larga duración con 47 millones de habitantes mientras que en Estados Unidos, con más de 320 millones de habitantes, no llega a 1,1 millones. Es el 'paro eterno'.

Pero el paro eterno no ataca solo a los mayores, F.J.M es un joven de 25 años de Jaén. Sin estudios, "apenas acabé la educación obligatoria', ha venido trabajando en los últimos años en la campaña de la aceituna y luego cobrando el subsidio del PER, pero "este año, con la crisis del aceite, no me han contratado para la campaña del olivar y quien me que ría contratar era sin  papeles y por una misera o sea que llevo sin trabajar desde enero del 2019". F., que vive "con mis padres", ha decidido volver a "coger los libros, que dejé aparcados hace casi 10 años" y "hacer un módulo de Formación Profesional porque veo que si no lo hago me voy a quedar en el paro toda la vida". 

Los ejemplos anteriores dibujan perfectamente las características del 'parado eterno', el de larga duración: jóvenes sin cualificación profesional y mayores de 55 años. Uno de cada cuatro parados de larga duración de la Unión Europea reside en España, donde el 30 % de las personas desempleadas está en esa situación desde hace al menos dos años, según destaca la compañía de recursos humanos Adecco en su último sobre oportunidades y satisfacción en el empleo. Según esta misma empresa, el 83% de los responsables de recursos humanos no ha contratado a ningún mayor de 55 años en el último año, según una encuesta a 160 consultores de selección de los que el 40% admite que la edad le genera dudas para la adaptación y el desempeño del puesto. 

Pese a estos datos tan desalentadores, según la Encuesta de Población Activa (EPA), la situación respecto al paro de larga duración ha mejorado en el último año. El número de parados en España que llevaban dos o más años buscando trabajo se situó en 991.400 personas en 2019, lo que supone que bajó del millón por primera vez desde el año 2010, según la media anual de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada este viernes.

Los últimos datos de la EPA publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que recogen la media de los cuatro trimestres del año 2019, reflejan un descenso del 18,4% en el número de desempleados en búsqueda activa de empleo por dos o más años, ya que pasó de los 1,21 millones de personas en media anual en 2018 a 991.400 el año pasado, lo que supone la cifra más baja desde el año 2010, cuando estaban en esa situación 787.700 desempleados.

Mariano González vive en Madrid: tiene estudios secundarios, acabó el bachillerato y ha tenido multitud de empleos durante toda su vida laboral, comercial, camarero, conserje, "pero nunca había dejado de trabajar hasta que en 2014..." Perdió su último trabajo, en el que estuvo cerca de siete años, hasta que llegó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE)... Y se que al paro. "Desde entonces no ha vuelto a encontrar trabajo excepto un empleo de un par de meses  como empaquetador en el que compartía 'curro' con personas 25 años más jóvenes que él", que ya cuenta con 56 años.  Ahora cobra el subsidio para mayores de 52 años, de poco más de 400 euros, y subsiste tras haber tenido que vender su piso. Mariano reconoce haberse resignado ya a estar "expulsado" del mercado laboral.  "Estoy seguro de que no volveré a trabajar. Estoy fuera del mercado y he tirado la toalla".

"La mitad de los desempleados que tenemos son de larga duración y la mayoría tienen más de 50. Un trabajador de en paro que pasa de los 50 años tiene casi nulas posibilidades de volver a estar empleado, porque la opción son trabajadores jóvenes o autónomos en subcontratas con sueldos bajos. Las empresas no son capaces de incorporar a su plantilla a gente con experiencia profesional porque creen que generarán más gasto. Unido a esto, hay muchas personas a estas edades con baja cualificación y hay que reciclarlas, recuperarlas para la vida laboral. La oferta de formación no resulta la adecuada", señala la responsable de empleo de CCOO, Lola Santillana.

Pero si el paro crónico 'ataca' principalmente a personas mayores de 55 años, entre éstos, si existe un colectivo espcialmente vulnerable: es el de las mujeres. María Luisa, trabajó durante años en su propia tienda de ropa en el barrio de Delicias en Madrid, hasta que la crisis le hizo tener que echar el cierre a su comercio en el año 2014. "Tenía 50 años y como había sido autónoma durante 28 años... No tenía ni paro ni nada".

Reconoce haber echado cientos de currículums, pero "siempre es lo mismo: 'buscamos un perfil de gente más jóven', te dicen, y en mi gremio, ni te cuento", asegura. María Luisa, que vive con su marido, que es un prejubilado de la banca, reconoce que "gracias al sueldo de mi esposo podemos vivir, pero yo quiero trabajar. Todavía soy joven porque 'solo' tengo 55 años, pero me han expulsado del mercado laboral". De cualquier manera, María Luisa reconoce que 'abandona'. "Ya he dejado de renovar mi demanda de empleo. No sirve para nada. Es duro, pero estoy convencida de que ya no volveré a trabajar. Nadie me contratará. El único recurso que me queda es volver a hacerme autónoma, pero no sé si estoy dispuesta a ello otra vez. Creo que no".

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