La alerta de recesión en Europa evidencia de golpe la falta de gobierno en España

  • Los analistas no esperan un impacto inmediato en la economía española pero advierten de que la incertidumbre política pasará factura al crecimiento.
Fotografía Pedro Sánchez pensativo / EFE
Fotografía Pedro Sánchez pensativo / EFE

"Cuando la economía crecía más de un 3% anual no era un problema, pero ahora, cuando la economía se está desacelerando, podría empezar a hacer daño". El último informe sobre España del equipo de analistas de ING advertía ya sobre los riesgos para el desempeño de la economía española del prolongado periodo de incertidumbre política en el país y que la institución extendía a los últimos cuatro años. Con el escenario de nuevas elecciones en noviembre sobre la mesa, los analistas de ING entendían hace apenas unos días que las expectativas de crecimiento de la economía española para los dos próximos años no estaban amenazadas "si los problemas políticos no se agravaban", pero los acontecimientos de las últimas horas bien podrían haber variado ese juicio.

El inquietante retroceso de la economía alemana en el segundo trimestre del año (-0,1%) y el pobre desempeño de la eurozona (+0,2%) desataron este miércoles el pánico en los mercados y, lo que es peor, horadaron el velo de cautela que hasta la fecha había evitado que los analistas económicos observaran la desaceleración económica actual como la antesala de una eventual recesión. Alemania está a un mal dato de entrar en recesión técnica y eso se quiera o no afecta a la confianza de los inversores, sea o no el mes de agosto.

De repente todas las señales parecen apuntar en la misma dirección: la de la recesión. La búsqueda del oro como valor refugio, el renacido apetito de los inversores por los títulos de deuda más seguros, el desplome de los mercados, el peor dato de producción industrial en China en casi dos décadas o los preocupantes datos macro en la zona euro se observan como un aperitivo de lo que vendrá. Incluso algunos analistas recordaban este miércoles que siempre que los títulos de deuda a 10 años de Estados Unidos y Reino Unido estuvieron más baratos que las emisiones a dos años lo que sobrevino después fue una recesión económica.

Y en medio de este clima de tensión, en España el Gobierno en funciones desliza una revisión al alza del objetivo de crecimiento para este año -del 2,2% al 2,3%, según adelantó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero- y pondera la idea de ir a unas nuevas elecciones generales en noviembre si Unidas Podemos no se aviene a sustentar un Ejecutivo monocolor con algunos independientes, lo que retrasaría aún más la posibilidad de adoptar alguna iniciativa política para reanimar la economía.

En opinión del director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas, Raymond Torres, el panorama no es ni mucho menos tan grave como en 2007 o 2008 pero sí tiene un punto preocupante. "Después de varios años de incumplimientos de déficit el margen de la política fiscal para reanimar la actividad es reducido. Un mayor esfuerzo en innovación y formación, un nuevo modelo energético o un plan creíble de reformas orientado a la reducción de los desequilibrios de la economía tendría efectos positivos sobre la expansión, pero nada de esto es posible en el actual 'impasse' político".

El asunto de la inacción de España para corregir sus desequilibrios por mor de la incertidumbre política también aparecía en el último informe de Fitch, que ratificó el rating A- con perspectiva estable sobre el país. La agencia de calificación subrayó que sustentaba la nota por la razonablemente diversificada y de alto valor añadido estructura económica española, pero que también conocía el elevado stock de deuda pública española, su alto endeudamiento exterior, el elevado desempleo y la incertidumbre sobre la situación en Cataluña. La agencia descontaba el escenario de que pudiera haber nuevas elecciones en noviembre, las cuartas en cuatro años, pero también descontaba que el Gobierno abordaría medidas de ajuste discrecional a medio plazo...

Para Raymond Torres la posibilidad de que España caiga en recesión es hoy muy remota, "pero existen una serie de riesgos, todos a la baja, que dependen de elementos tan volátiles como que Donald Trump envíe un 'tuit' y en este escenario es importante contar con un Gobierno que adopte medidas decididas en el caso de que sea necesario".

Primeras señales de alarma

La práctica totalidad de los institutos de análisis nacionales e internacionales continúan situando el crecimiento de España en un rango de entre el 2% y el 2,5% y no esperan ningún desplome en 2020 "salvo una escalada en la guerra comercial". Sin embargo, empiezan a aparecer señales de agotamiento en el ciclo de crecimiento del país. La producción industrial cayó en junio un 1,8%, las exportaciones españoles apuntan a un estancamiento, con caídas en sectores estratégicos como el del automóvil, especialmente azotado por los conatos de guerra comercial, y los datos de empleo muestran un cierto agotamiento de la creación de puestos de trabajo y una dificultad extrema para reducir el paro del 14%.

"La clave está en la creación de empleo", subraya Torres. "El comportamiento de la economía española depende en gran medida del consumo interno y éste es más sensible al empleo que a los salarios. Si tenemos dos datos seguidos de caída del empleo tendríamos que empezar a preocuparnos".

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