Peligra la venta de acciones de HSBC en aseguradora Ping An a grupo tailandés

  • La venta del 15,6 por ciento de las acciones de Ping An, la segunda mayor aseguradora china, por parte del banco británico HSBC al grupo alimentario tailandés Charoen Pokphand, anunciada en diciembre, está en peligro tras divulgarse que un polémico intermediario chino urdió el acuerdo.

Shanghái (China), 8 ene.- La venta del 15,6 por ciento de las acciones de Ping An, la segunda mayor aseguradora china, por parte del banco británico HSBC al grupo alimentario tailandés Charoen Pokphand, anunciada en diciembre, está en peligro tras divulgarse que un polémico intermediario chino urdió el acuerdo.

Según adelanta hoy el diario independiente "South China Morning Post", que cita fuentes anónimas del Banco de Desarrollo de China (CDB), una de las entidades clave para financiar la compra, el banco chino no tenía todavía compromiso alguno firmado con Charoen, y está planteándose no apoyar la compra.

"Podría decirse que las conversaciones se han paralizado de facto", declaró una de las fuentes, que describió la situación como una gran sorpresa tanto para el HSBC, que mantenía su participación en Ping An desde hace más de una década, como para el grupo tailandés.

Charoen, el conglomerado del mayor multimillonario tailandés, Dhanin Chearavanont, acordó en diciembre hacerse con esa participación por cerca de 9.400 millones de dólares (7.200 millones de euros).

Los problemas para el trato comenzaron cuando, poco después, la revista económica "Caixin" reveló que Charoen consiguió gran parte del dinero para la operación a través de un intermediario chino que reunió el capital mediante préstamos de tres bancos comerciales municipales chinos.

El intermediario fue Xiao Jianhua, un genio de las finanzas chino con pasaporte canadiense, famoso en China porque estuvo cerca de verse involucrado en un escándalo financiero en 2007.

Xiao fue quien reunió el dinero mediante su inversora Tomorrow Holdings, con sede en Pekín, una de las mayores firmas privadas del sector en el país.

El anuncio de la venta de las acciones de Ping An se produjo poco después de que "The New York Times" acusara al primer ministro chino, Wen Jiabao, de tener inversiones ocultas en la aseguradora, lo que hace que la compra de Charoen se perciba como un paso en el proceso de poner Ping An en manos más de su confianza.

Charoen no tiene ninguna experiencia en el negocio de los seguros, pero sí buenas relaciones con Pekín.

Según "Caixin", Xiao financió parte de la primera fase de la compra de Charoen mediante préstamos a corto plazo que tomó de varios bancos comerciales locales chinos con los que estaba bien relacionado.

Posteriormente, Xiao negó estas acusaciones y el grupo tailandés insistió en que utilizaría sólo su propio dinero para esa primera fase de la compra, aunque según las fuentes del "South China Morning Post", son firmas controladas directa o indirectamente por Xiao las que lograron esos préstamos.

La primera fase comprende la compra del 20 por ciento de la participación de Ping An en manos del HSBC, con fondos propios, y la segunda la adquisición del resto, con una combinación de efectivo y de préstamos por parte de la filial del CDB en Hong Kong.

Según las fuentes del diario, el presidente del banco chino, Chen Yuan, había aprobado de palabra apoyar esa segunda fase de la compra, pero al conocerse que Xiao estaba detrás de la maniobra, decidió congelar su compromiso verbal.

Entretanto, la segunda fase del acuerdo está pendiente de aprobación por la Comisión Reguladora del Sector Asegurador de China, que debe llevarse a cabo antes del 1 de febrero.

Cuando esto ocurra, Charoen deberá pagar rápidamente el resto del dinero al HSBC, pero si el CDB no le ayuda a completar la financiación necesaria, no será fácil ahora que el grupo tailandés encuentre otro banco con suficiente capacidad financiera como para prestarle tanto dinero en tan poco tiempo.

De no llevarse a cabo la compra, HSBC verá frustrados sus planes de deshacerse de su participación en Ping An, con lo que esperaba reunir fondos para pagar parte de una multa de 1.920 millones de dólares (1.462 millones de euros) en Estados Unidos por lavado de dinero.

El acuerdo, alcanzado en diciembre con las autoridades norteamericanas, servirá para cerrar la investigación sobre las operaciones de lavado de dinero que ejecutaron cárteles mexicanos de la droga durante años a través de sus filiales.

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