"Las prejubilaciones son una aberración, ¿quién va a cotizar ahora, los robots?"

  • Toda una generación expulsada del mercado laboral se rebela contra las empresas: "Solo miran por su cuenta de resultados sin un proyecto de país".
Sindicatos proponen prejubilaciones y bajas indemnizadas para evitar el ERE en CaixaBank
Sindicatos proponen prejubilaciones y bajas indemnizadas para evitar el ERE en CaixaBank

En España hay un consenso generalizado sobre un hecho que parece indiscutible: si se quiere mantener el sistema público de pensiones hay que aumentar el número de cotizantes y elevar la edad de jubilación. De hecho, hace ya tiempo que la edad oficial de retiro aumenta cada año hasta llegar a los 67 el año 2027. Sin embargo, la edad real media de jubilación en España está en 64 años y, según los datos oficiales, desciende cada año. De hecho, la percepción es que el sistema 'expulsa' del mercado de trabajo a los mayores de 50 años. "Tengo 52 años y la mayoría de mis amigos y compañeros de quinta están prejubilados. Yo no hago una entrevista de trabajo desde hace 10 años". María, madrileña, con estudios de grado medio y que trabajó hace años como administrativo para una gran cadena de distribución, sobrevive desde los 43 años con empleos eventuales, a ratos como autónoma, pero se siente "totalmente fuera del mercado laboral". "A los que pasamos los 50 ya no nos quiere nadie", sentencia.

La percepción se asienta en datos objetivos como la oleada de prejubilaciones a través de EREs, Planes de Suspensión de Empleo o bajas incentivadas que han emprendido buena parte de las empresas españolas desde hace años y que se han intensificado en 2019. Empresas de todos los tamaños, multinacionales, grandes y pymes... De todos los sectores: banca, tecnológicas, siderúrgicas, públicas o privadas...

"Las prejubilaciones son una gran aberración. Pueden mejorar la cuenta de resultados de las empresas, pero el país se va al garete. Es un auténtico drama". Quien así habla no es un cualquiera. Ernest Poveda (Petrel, Alicante, 1950), lleva una vida totalmente activa a sus 69 años y no quiere oír hablar de jubilarse. Presidente de ICSA Grupo, dedicado a la asesoría empresarial, es miembro del 'think thank' de Foment del Treball, la principal patronal catalana. "¿Quién va a cotizar ahora, los robots, las máquinas?", se pregunta. Además, lanza otro dardo: "Ya se está viendo que con esta política de prejubilaciones masivas, de echar del mercado laboral a los mayores de 50 años, lo que se consigue es que el paro en España no baje de 3 millones".

Telefónica, Santander, Caixabank, Día, Vodafone, Liberbank, Bankia, BBVA, Sabadell, Unicaja, Kutxabank, Abanca, Barclays Bank, Pfizer, Johnson & Johnson, Nokia, Siemens, Schweppes, Danone, Acerinox, pero también empresas públicas como RTVE, Navantia, Paradores, Hunosa o Correos, la mayoría de ellas con beneficios, han emprendido una carrera desaforada por tratar de mejorar sus cuentas de resultados a base de prejubilaciones, bajas incentivadas o despidos. La epidemia no es, además, exclusiva de España. Grupos de gran potencia a nivel mundial como el alemán Volkswagen reducirá su plantilla en 15.200 personas en los próximos años en Alemania, también a base de prejubilaciones o bajas incentivadas.

Solo en España se calcula que los planes puestos en marcha por grandes empresas este año como Telefónica, Dia, Caixabank, Vodafone o Banco Santander se lleven por delante más de 14.000 empleos. Los astilleros públicos de Navantia gastarán más de 180 millones de euros para prejubilar a 2.207 empleados entre 2019 y 2022 e incorporarán a 1.658 personas, por lo que reducirán su plantilla en 650 trabajadores. También la también estatal Hunosa prevé jubilar hasta 2023 a más de 500 trabajadores, en torno al 55% de la plantilla actual, a partir de los 51 años de 'edad química' (la edad física más coeficientes reductores). Hasta 400 empleados saldrán en los próximos tres años, pero serán más de 500 los que se acojan a esta medida hasta 2023. Además, también suenan tambores de guerra, más bien de prejubilación, en RTVE.

En los últimos diez años se han prejubilado o jubilado anticipadamente alrededor de 1,3 millones de personas en España. El 40% de los 3,5 millones de nuevos pensionistas que hay en nuestro país desde el año 2008. Y es que la prejubilación se convirtió hace ya 40 años en un mecanismo no traumático para ajustar los excedentes de plantilla de los sectores industriales en crisis. Posteriormente, grandes empresas han utilizado el sistema para reducir costes, reorganizando sus estructuras y procesos, a la par que otras entidades del sector público en dificultades.

"Las arcas de la Seguridad Social sufren una grave merma"

La palma se la lleva el sector bancario que, desde la crisis de 2008, ha destruido entre prejubilaciones, bajas incentivadas y despidos más de 112.00 empleos, el 40% de su plantilla. El profesor titular de Economía de la Universidad de Barcelona, Gonzalo Bernardos, decía hace unas semanas en su cuenta de Twitter que: "Los directivos de banca solo tienen una idea: recorte de gastos. Se avecina un gran incremento de prejubilaciones porque los tipos de interés muy bajos van a continuar bastante tiempo y su sustitución por jóvenes empleados que cobrarán poco más de 1.000 euros". Incluso, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, cargó en verano contra la prejubilación de más de 5.000 empleados del Santander y Caixabank, que efectuaban entonces ambas entidades, por "adelantar" la edad media real de jubilación, algo muy pernicioso para el sistema de pensiones.

En realidad, las prejubilaciones de las empresas privadas, si éstas han obtenido beneficios en los dos años anteriores al ERE, corren a cargo de la empresa (a partir de la llamada enmienda Telefónica de 2011), pero al reducirse los sueldos de los trabajadores prejubilados hasta su edad legal de jubilación las cotizaciones disminuyen y las arcas de la Seguridad Social se resienten. Además, en muchas ocasiones, los puestos de esos prejubilados, con trienios y muchos derechos laborales adquiridos a lo largo de los años, son sustituidos por jóvenes recién salidos de las escuelas de negocios o las universidades, con sueldos muy inferiores a quienes tuvieron que dejar la empresa. Y ahí las arcas de la Seguridad Social vuelven a "sufrir una enorme merma", advierte Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB.

Tanto Bernal como Ernest Poveda advierten sobre "el desperdicio de talento" que supone mandar a sus casas a "personas con experiencia, con bagaje, con conocimiento, que saben hacer su trabajo" porque “de las escuelas de negocios salen los jóvenes preparados, pero sin el conocer el trabajo que deben de realizar". Y ese es "un gran error que estamos cometiendo como país".

El empresario alicantino afincado en Cataluña critica a las empresas, "sobre todo a las grandes", que siempre "tiren por la calle de en medio, por lo fácil, tocar los recursos humanos para maquillar sus cuentas de resultados en vez de buscar otros caminos de productividad. Así nos estamos quedando sin talento", sentencia.

¿Y los sindicatos? Parecen resignados a aceptar un sistema que muchas veces ellos mismos han alentado (sucedió en los 80 y 90 del siglo pasado con las prejubilaciones masivas en sectores como el del metal o la minería del carbón) y su ‘lucha’ se centre sólo en que los prejubilados o aquellos que ‘acepten’ las bajas incentivadas se marchen a casa en las mejores condiciones económicas posibles y ‘con el riñón cubierto’ hasta el fin de sus días. Pese a ello, y a raíz del Plan de Suspensión de Empleo Individual que ha lanzado Telefónica -que se saldará con la salida de unos 5.000 empleados, el 20% de los 25.000 trabajadores de la compañía- a base de prejubilaciones y bajas voluntarias, UGT ya ha declarado que la masiva y "urgente" reducción de plantilla, para la que la compañía que preside Álvarez-Pallete ha provisionado 1.600 millones de euros y se produce justo después de finalizar otro ajuste que se ha llevado por delante a más de 6.000 trabajadores, "se lleva a cabo para maquillar las cuentas de 2019". Incluso, Pedro Blanco, abogado y coordinador de los servicios jurídicos de UGT, ha llegado a declarar que "las prejubilaciones no existen, son despidos".

Mientras, toda una generación, la nacida en los sesenta, en los años del ‘baby boom’, se va a casa, con el futuro económico asegurado para ellos, pero no para sus hijos, y frustrada por sentirse expulsada del mercado laboral. Antonio, 56 años, madrileño, trabajaba en el Banco de Santander, venía del Popular, y se fue de "vacaciones pagadas" antes de lo previsto hace dos años: "Creía que éramos una familia, pero por una mala gestión todo se fue al garete y pagamos los de siempre, los empleados. Yo llevaba 35 años en el banco y quería seguir trabajando… No me dejaron. La culpa no fue mía, ni de mis compañeros, pero somos los que hemos pagado los platos rotos". "¿Prejubilado de oro, yo? Más bien diría aburrido de oro. Yo quería seguir siendo útil a la sociedad y me siento desaprovechado y una carga para el sistema, la sociedad y mis propios hijos, que son los que pagarán en el futuro todo este dispendio en forma de prejubilaciones". España no logra bajar de los 3 millones de parados. "Y las prejubilaciones de hoy son pan para las cuentas de resultados de las empresas... Y hambre para mañana".

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