Impacto de la reforma de Escrivá

Vuelco en las pensiones: más jubilados a los 67 y aumento del periodo de cálculo

Las estadísticas muestran un incremento muy importante de jubilados por encima de la edad ordinaria. Su peso crece tres puntos. Mientras, Escrivá perfila elevar años, sin concretar número, para calcular la pensión.

Escrivá
Vuelco en las pensiones: más jubilados a los 67 y aumento del periodo de cálculo.
EFE

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, continúa negociando el bloque más duro de su reforma de pensiones, en el que se modificará el periodo de cálculo para obtener la prestación y en el que se decidirá en que cantidad deberán subir las pensiones máximas -también las cotizaciones- en los próximos años. Sin concretar sobre cuántos años deben tenerse en cuenta para determinar la prestación de jubilación, el ministro ha ido dando pistas que han servido para tranquilizar en parte a los sindicatos, a Unidas Podemos y a la generación del baby boom, contrarios a elevarlo muchos más de los 25 actuales, y a Bruselas, que pide reformas dirigidas a aumentarlos... y que tengan efectos sobre el gasto.

Hasta ocho de cada diez trabajadores, según las estimaciones del Banco de España, verían reducida su pensión si el periodo de cálculo pasase de los 25 años a los 35 años y las prestaciones caerían de media un 8,2%. Para evitar este varapalo, Escrivá ha asegurado que buscará un efecto neutro, para no perjudicar a las pensiones más bajas y que se tendrán en cuenta las lagunas de cotización y no se incluirán algunos de los peores años. Su último titular es que no se subirá mucho más allá de los 25 años, lo que indica que por supuesto no llegará a los 35 y que la medida quedará totalmente descafeinada. Es decir, no servirá para contrarrestar el aumento del gasto que generará la subida de las prestaciones con el Índice de Precios al Consumo (IPC), ni la eliminación de Factor de Sostenibilidad del Partido Popular, que es lo que pretende la Unión Europea.

Cuál será la edad media de jubilación en 2022

Mientras, las estadísticas que mensualmente elabora la Seguridad Social sí están dando alguna alegría a los responsables del ministerio. De momento, con fecha de septiembre, no se ha constatado un aluvión de altas, a la espera a lo que suceda en el último trimestre, en el que muchos trabajadores con posibilidad de jubilarse podrían optar por ello con el incentivo de la subida de las pensiones del 8,5% prevista para el próximo año. También se ha moderado la prestación media de los nuevos jubilados, gracias a un incremento considerable del peso de los retiros con la edad ordinaria o más tarde. Los efectos de las reformas de 2011 y 2013 han hecho que la edad de jubilación media haya pasado de 64,2 meses en 2018 a 64,8 meses en 2022, un incremento destacable que supone no solo que los jubilados empiecen a cobrar su pensión medio año más tarde, también que han cotizado durante ese tiempo 'extra'.

Así, la evolución de las altas de jubilación muestran que durante los tres primeros trimestres del año se han retirado a la edad ordinaria o por encima el 63,7%, un porcentaje histórico motivado por el efecto de las anteriores reformas, pero también, por los incentivos a la jubilación demorada y a la tabla de penalizaciones actual. Así, el retiro voluntario demorado empieza a calar y ya representa un 5,5% del total y es necesario remontarse a 2013 para encontrar un porcentaje similar. Por cada año de cotización extra, la prestación de retiro se incrementa un 4%, mientras que si se decide optar por un pago único, vinculado a los años de cotización anteriores, el incentivo puede llegar a 12.000 euros anuales. 

¿Cuáles son los incentivos a la jubilación demorada?

Mientras, las empresas también salen beneficiadas cuando siguen contando con estos trabajadores. El empresario está exento del pago de las cotizaciones por contingencias comunes de los trabajadores que decidan retrasar la jubilación, excepto en el caso de la incapacidad temporal. Junto a esto, tienen una reducción del 75% de la cotización durante la situación de incapacidad temporal de aquellos trabajadores que hayan cumplido 62 años y sigan en la empresa. Pese a todo, las jubilaciones anticipadas voluntarias siguen representando un porcentaje superior al 19%, aunque su impacto ha quedado diluido por la drástica caída de los retiros no voluntarios, debido a la bonanza económica tras una crisis devastadora y a su 'prohibición' de ejecutarlos por la pandemia del coronavirus. Ese es otro de los objetivos de reforma en marcha.

El ministro Escrivá sigue confiado en que la mejor fórmula para sostener el sistema de pensiones es prolongar la vida laboral, pero descartó la semana pasada la posibilidad de elevar la edad ordinaria de jubilación más allá de los 67 años, que son los previstos en 2027 para los trabajadores que hayan cotizado menos de 38 años y medio. La pretensión del responsable de la Seguridad Social se ve avalada con los datos, ya que en los primeros nueve meses del año ya se han jubilado casi el mismo número de trabajadores, con 67 años que en todo 2021 y más que en 2020, 2019 y 2018. Además, se está produciendo un importante aumento de los retiros a los 66 años, una tendencia que ya se veía el año pasado.

También la pasada semana, concretamente el lunes, el ministro daba una  pista, nuevamente sin concretar demasiado los plazos, a cerca de lo que deberían subir las pensiones máximas, y las cotizaciones. Lo hacía en una entrevista en El Periódico, asegurando que "un rango razonable de incremento sería entre un 15% y un 25% en un horizonte de medio plazo, de manera muy gradual". Este aumento estaría motivado por la infracotización a la Seguridad Social de los sueldos más altos, de las menores de los países del entorno europeo, pero también de las pensiones limitadas que reciben estos trabajadores, que podrían verse recompensados en mayor medida. En cualquier caso, parece que el objetivo es a largo plazo, ya que el compromiso con Bruselas es ir aplicando el destope de forma progresiva en las próximas tres décadas. .

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