Ante la decisión de la OPEP

El golpe del petróleo a la economía: cada 10% de subida eleva dos décimas el IPC

El impacto macroeconómico es mayor cuando se produce un estrechamiento de la oferta, lo que en el caso de la economía española se traduciría en tres décimas menos de crecimiento por cada alza del 10% del precio del barril

El golpe del petróleo a la economía: cada 10% de subida genera dos décimas de IPC
El golpe del petróleo a la economía: cada 10% de subida genera dos décimas de IPC
DPA vía Europa Press

Cuando la calma parecía asentarse en los mercados internacionales, tras el episodio de turbulencias provocado por la quiebra del Silicon Valley Bank estadounidense y la crisis en el Credit Suisse y el Deutsche Bank, los países productores de petróleo han salido a escena. La preocupación sobre la estabilidad del sistema bancario y el temor a una recesión global provocó una fuerte caída de los precios del crudo el mes pasado que los exportadores han decidido cortar de raíz. El anuncio de que reducirán el bombeo y el alza inmediata que este ha provocado en el precio del 'oro negro' ha reavivado las tensiones en plena batalla de los bancos centrales occidentales contra una inflación que se resiste a ceder. 

La OPEP+, la alianza de países productores de petróleo que agrupa a los miembros del cártel y a otros socios como Rusia o México, confirmaba este lunes un recorte de 1,66 millones de barriles diarios en la producción que empezará a aplicarse a partir de mayo. A través de un comunicado, la Organización de Países Exportadores de Petróleo aludía a las decisiones inesperadas de varios socios para explicar esta resolución, que se suma a la reducción de 0,5 millones de barriles al día anunciada previamente por Rusia -se extenderá hasta finales de año- y a los dos millones de barriles que el grupo ya dejó de extraer el pasado mes de octubre.

Existen evidencias del impacto diferente en términos macroeconómicos que tiene un aumento del precio del petróleo en función de si este está provocado por factores relacionados con la demanda o con la oferta. El segundo escenario sería el más negativo para España, ya que el primero se da en un contexto de crecimiento global que puede compensar parte del golpe que el incremento del coste de la materia prima puede tener sobre la economía nacional. En un contexto como el actual, provocado por la decisión de la OPEP de reducir la oferta, por cada 10% de incremento adicional que se produzca en los precios del crudo, la economía española dejaría de crecer tres décimas, según explican los economistas de BBVA Research a 'La Información'. Ante ese mismo escenario, añaden, la inflación aumentaría dos décimas.

España importa el 100% del petróleo que consume. El pasado ejercicio, en medio de los efectos de la guerra en Ucrania, de la crisis energética y de las sanciones a Rusia, el país elevó un 13,2% las compras de crudo al exterior, si bien lo hizo reduciendo al mismo tiempo un 73% las adquisiciones a Moscú. De acuerdo con los datos publicados recientemente por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), en diciembre y por quinto mes consecutivo no se compró nada de petróleo a Rusia, que apenas aportó el 1,1% de las importaciones totales -frente al 4,6% de 2021-. A lo largo de todo el ejercicio se adquirieron del exterior 63,59 millones de toneladas, con origen en África (20,6 millones), Norteamérica (15,43), Oriente Medio (10,3), Europa y Euroasia (9,23), así como del sur y centro de América (8).

En principio, las alzas que la materia prima ha registrado en los mercados de futuros la sitúan muy próxima a los 85 dólares, un nivel que estaría cerca del rango que compañías como Repsol contemplan de media para este año -la petrolera incluía una horquilla entre los 85 y 90 de media para el 2023 en su último 'Anuario Estadístico Energético'. Además, ese precio está por debajo de la previsión de 96,9 dólares de media que el Gobierno incluyó en el cuadro macroeconómico que ha servido de base para elaborar los Presupuestos Generales del Estado en vigor, por lo que no supondría en principio un coste añadido para las arcas públicas. 

Primero la energía... ahora, la subyacente

El componente energético ha supuesto un quebradero de cabeza en términos de inflación para la mayoría de gobiernos occidentales, dado que fueron en origen los que provocaron el aumento de la tasa general de inflación desde el verano de 2021. A partir de finales de febrero de 2022, tras producirse la invasión rusa de Ucrania, la energía disparó la tasa anual de IPC, obligando a los bancos centrales a intervenir y endurecer su política monetaria. Los últimos meses la energía ha ido cediendo paso a otros bienes y servicios, que se han encarecido con más fuerza -en parte por el desajuste temporal entre la subida de la energía y su repercusión en términos de costes en los precios no energéticos-.

De este modo, la inflación subyacente, que excluye de su cómputo los precios de la energía y de los alimentos frescos por ser más volátiles, ha marcado récord en la Eurozona en marzo (5,7%) y en España apenas se habría moderado una décima hasta el 7,5%, siendo la primera vez que esta tasa se frena desde el pasado mes de septiembre. La tasa venía de situarse en febrero en el 7,6%, su nivel más elevado desde diciembre de 1986. En el precio de los alimentos, sobre todo los elaborados, es donde se aprecia de forma más evidente el impacto de las fuertes subidas de la energía que se produjo a lo largo del primer tramo del año pasado -y que, por el llamado 'efecto base' ha aplacado la tasa general hasta el 3,3% en el último mes, según el dato avanzado la pasada semana por el Instituto Nacional de Estadística-. 

El problema es que la inflación subyacente tiende a reflejar unas tensiones más estructurales y, por ello, es la principal referencia para el Banco Central Europeo a la hora de recalibrar su respuesta monetaria. Uno de los miembros de su Consejo de Gobierno, el lituano Gediminas Simkus, incidía el lunes en que la decisión de la OPEP+ es solo uno de los factores que el emisor debe tener en cuenta a la hora de decidir si sube o no de nuevo los tipos de interés en su próxima reunión -tras haberlos elevado en 50 puntos básicos en febrero hasta colocar la tasa de referencia en el 3,5%-. "Lo más importante son las tendencias generales. En la última lectura, vimos que la inflación subyacente aumentó", apuntaba, en declaraciones recogidas por Bloomberg.

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