El PIB de Japón profundiza su recesión a causa del coronavirus. La tercera economía del mundo se ha contraído un 7,8% entre abril y junio en relación a principios de año, en lo que supone su tercer retroceso trimestral consecutivo y su mayor desplome desde 1955. El efecto de la pandemia sobre su riqueza ha sido muy superior al que provocó el colapso de Lehman Brothers en plena crisis financiera mundial, puesto que en enero de 2009 la actividad nipona cayó un 4,8%.
La contracción durante el segundo trimestre del año sucede a la del 0,6% registrada entre enero y marzo, cuando Japón entró en recesión técnica. Si se compara con el segundo trimestre del año previo, el PIB de Japón retrocedió un 9,9%, según la primera estimación publicada este lunes por la Oficina del Gabinete del país asiático. Se trata de un retroceso superior al que preveían los expertos y que conlleva una caída anualizada del 27,8%.
Las restricciones económicas aplicadas con motivo de la pandemia han asestado un duro golpe a la economía de Japón, cuyos Gobierno y banco central han estado entre los más activos para combatir los efectos de la pandemia sobre la economía. Entre abril y finales de junio el país prácticamente se paralizó tras decretarse el estado de alerta sanitaria que trajo consigo el cierre o reducción de actividades de numerosos negocios.
Durante ese período, además, las autoridades japonesas recomendaron a los ciudadanos quedarse en casa salvo para desplazamientos esenciales, lo que acarreó una acusada reducción del consumo doméstico. En concreto, el gasto de los hogares, que supone más de la mitad del PIB del país, se contrajo un 8,2% entre abril y junio en comparación con el trimestre anterior.
Las exportaciones de bienes y servicios, otro de los pilares de la economía japonesa, se desplomaron por su parte un 18,5%, en línea con la caída de la demanda global. En este apartado también se incluye el gasto de los visitantes extranjeros, que a su vez se ha reducido hasta mínimos debido a las restricciones fronterizas que aplica Japón con motivo de la pandemia.
La inversión de capital corporativo disminuyó por su parte un 1,5%, en el contexto de incertidumbre que afrontan las empresas japonesas por la coyuntura doméstica y global.
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