Los ladrones sustrayeron urnas con cenizas del cementerio Hongshan, en la ciudad china de Xinyang, en la provincia de Henan. Se ha confirmado, hasta el momento, la desaparición de al menos dos recipientes funerarios desaparecidos. En su lugar fueron halladas unas notas con un número de teléfono, al que se podía llamar para negociar el rescate.
El delito fue descubierto por una señora llamada Liu, según apunta la agencia de noticias Xinhua, que, al llegar a la tumba de su marido vió cómo había sido saqueada y sus cenizas, robadas. Al llamar al número de teléfono, Liu descubrió que le pedían un rescate de 20.000 yuanes (aproximadamente 3.000 euros) por los restos de su esposo. Hasta el momento, se conoce el caso de otra familia en la misma situación, la cual ha declarado que se ofreció a pagar el chantaje pero desistió al comprobar que los delincuentes pedían más dinero.
La policía ha declarado que los sospechosos son un grupo "que parece tener cierta experiencia y muy bien organizados" y que operan "por todo el país".
El respeto a los ancestros es una parte fundamental de la cultura china y forma parte de una línea de tradiciones muy antigüa. El gobierno intenta promover la cremación pero muchas personas guardan las cenizas de sus familiares en vez de esparcirlas.
Ya en 2013 fueron sentenciados a prisión cuatro hombres después de desenterrar el cuerpo de una mujer para usarlo en "casamientos fantasma", según Xian Evening News. Este tipo de costumbres se vienen llevando a cabo durante miles de años y consisten en enterrar el cuerpo exhumado junto al de un joven soltero que la acompañe en su futura vida. Este tipo de prácticas son raras hoy en día pero se siguen llevando a cabo en zonas rurales del norte y en la provincia Guandong del sur de China.
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