La inflación se disparó al 10,2% en junio, de acuerdo con el dato publicado recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE), y lo hizo movida sobre todo por el encarecimiento de la gasolina, de la energía, de los alimentos y, en menor grado, del alojamiento y hostelería. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que elabora una cesta de la compra a partir de 238 productos, alerta de que estos se han encarecido de media un 15,2% en relación al pasado ejercicio, lo que se traducirá, de hecho, en un sobrecoste para los hogares de 830 euros en el ejercicio.
En concreto, las frutas y verduras se disparan un 12,4%, los pescados un 13,3% y las carnes un 14%… Esto, de media, pero hay productos que suben incluso más, un 118%, como es el caso del el aceite de girasol. Casi un 64% lo hacen los plátanos, un 60% la pasta, un 53% el aceite de oliva suave y prácticamente un 50% se encarece la harina de trigo. Los dos últimos alimentos impactan además de forma notable en el bolsillo de los hogares. La subida del combustible y la de la electricidad y el gas, provocadas por la crisis energética y la guerra en Europa -que también ha encarecido los fertilizantes-, han metido presión a sus precios, como también lo han hecho los fenómenos meteorológicos extremos o la pasada huelga en los transportes.
Este capítulo del podcast 'Una moneda al aire' de 'La Información' sondea la opinión de productores y distribuidores sobre lo que está pasando con los precios de los productos frescos y dónde puede estar el origen de esa fortísima subida. Intervienen Antonio Moreno, secretario de agricultura y agua de UPA (la Unión de pequeños Agricultores), e Ignacio García Magarzo, director general de Asedas (la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados).
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