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Podcast | Ómicron y la energía dan gasolina extra a la crisis de suministros

Pese a que algunos cuellos de botella habían empezado a relajarse, hay grandes empresas y gestoras que ya dan casi por descontado que la crisis de suministros global no se solucionará antes de 2023.

Crisis de suministros
L. I.

La velocidad en la expansión de o el incremento de los precios de la energía que está presionando al alza la inflación llevan a grandes empresas y gestoras a dar casi por descontado que la crisis de suministros global no se solucionará antes de 2023. Algunos cuellos de botella habían empezado a relajarse, pero la llegada de la nueva variante de coronavirus obliga a poner en cuarentena la mejora de perspectivas. 

El último ejemplo ha sido el brote de Covid detectado hace solo unos días en el centro de fabricación chino de Zhejiang, que alberga el puerto de carga más grande del mundo, Ningbo-Zhoushan (al sur de Shanghai). Las autoridades chinas han aplicado medidas muy restrictivas para controlarlo y han obligado a confinarse a decenas de miles de personas. 

Durante los últimos 12 años, Ningbo ha sido el puerto más grande del mundo por tonelaje de carga, con capacidad para manejar casi 1.200 millones de toneladas a lo largo del último año, según datos del Ministerio de Transporte de China. Las autoridades del gigante asiático lo sitúan además como uno de los puertos más activos del mundo en términos de tráfico de contenedores, manejando alrededor de 28,7 millones de unidades equivalentes a veinte pies (TEU), la medida estándar para el volumen de contenedores de carga.

La lista de productos que escasean a lo largo del planeta a causa de esta crisis es variopinta: desde patatas en Japón (lo que ha obligado a cadenas como McDonald's a racionarlas en los menús), a vino y bebidas espirituosas en Reino Unido o a la urea en Australia. Este compuesto químico se emplea para reducir las emisiones de los camiones y vehículos diésel, pero también para fabricar fertilizantes. Las autoridades australianas temen que su escasez presione al alza los precios de los alimentos. Y alimentos muy demandados en estas fechas escasean en Nueva Zelanda. Encontrar azúcar moreno, cacao, ciruelas o frutos secos es casi misión imposible.

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