La industria electrointensiva atraviesa un momento extremadamente delicado. A la subida de los costes energéticos que venía produciéndose desde hace meses se suma ahora el efecto de la crisis entre Rusia y Ucrania. A los precios actuales y con las previsiones que manejan -que la electricidad cierre el ejercicio en los 362 euros por megavatio hora- calculan que tendrán que hacer frente a un sobrecoste de 3.000 millones de euros en relación a lo que abonan sus competidoras francesas y alemanas.
La advertencia la hace Fernando Soto, director general de AEGE (Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía), quien explica a 'La Información' que este escenario deja muy mermado al sector para poder compaginar el desempeño de su actividad con la inversión necesaria para actualizar las plantas y adaptarlas a la descarbonización de la industria.
En una consulta con sus principales asociadas, las siderúrgicas le han comunicado que pararían su actividad los dos últimos días por los elevados precios y que se verán obligadas a seguirlo haciendo más adelante de mantenerse el 'shock' energético. Lo mismo les sucede a muchas de las fábricas de las industrias metalúrgicas no férricas. Algunas plantas, de hecho, han empezado a derivar parte de la producción a Francia.
El director general de AEGE insiste en que el Gobierno les trasladó que las eléctricas iban a ofrecer contratos de energía a varios años a precios anteriores a la crisis -desacoplando el impacto del gas-. Esto, asegura, no ha sucedido. Si no llegan esas ofertas de las eléctricas de contratos bilaterales a precios previos a la crisis energética, el Ejecutivo debería convocar las subastas de energía de tecnología inframarginal (nuclear, hidráulica y renovables), recogidas el Real Decreto Ley 17/2021, y adicionalmente ofrecer la energía del RECORE a un precio regulado.
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