En menos de lo que se tarda en enviar un tuit Elon Musk ha lanzado su oferta de 44.000 millones de dólares para hacerse con la red social. En la carta remitida al regulador estadounidense, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) el emprendedor de origen sudafricano asegura que su objetivo es 'arreglar' la conversación y combatir el nido de odio en el que se ha convertido, y critica el modelo de negocio actual, basado en el 'clickbait' y en el perfilado de los usuarios.
En concreto, en la misiva se solicita que el nuevo ejecutivo que la Junta vaya a designar para tomar las riendas de la tecnológica "tenga un alto nivel de experiencia en derechos humanos y/o derechos civiles y sea ampliamente reconocido como tal". El documento asegura que existe una amplia evidencia de que las prácticas comerciales de Twitter "amenazan cada vez más los derechos civiles y humanos a nivel mundial" y que su creciente proximidad a los abusos de los derechos humanos y civiles plantea un riesgo de reputación, legal, regulatorio y comercial para la empresa y sus accionistas.
Lamenta cómo el modelo comercial prioriza llamar la atención del consumidor sobre la protección de dichos derechos y que la capacidad de Twitter para atraer visualizaciones (y, por lo tanto, publicidad) a menudo está relacionada con su función de dirigir a los consumidores hacia contenido racista, violento, discriminatorio, que viola derechos o hacia la desinformación. Por último señala que la supervisión de la junta de las preocupaciones de derechos humanos y civiles es inadecuada debido a la "falta de experiencia".
En 'La Información' analizamos los detalles que se conocen de la oferta y las implicaciones que ésta puede tener sobre la compañía con Borja Adsuara, profesor, Abogado, Consultor y experto en Derecho, Estrategia y Comunicación Digital; y con Francisco Canós, socio de Cyber-C, empresa de consultoría especializada de ciberseguridad.
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