¿Por qué las empresas no traen su dinero de vuelta a España?

    • Los fondos procedentes de filiales extranjeras caen un 26,5% pese al tipo fiscal reducido habilitado este año por el Gobierno.
    • Asesores y fiscalistas esperan una avalancha de repatriaciones de capital en la recta final del año para aprovechar las ventajas fiscales.

Sede del banco suizo Credit Suisse en Zurich.
Sede del banco suizo Credit Suisse en Zurich.
Bruno Pérez

Las empresas españolas nunca lo van a tener más fácil que ahora para repatriar los recursos que mantienen a salvo de las garras de Hacienda en territorios de baja tributación.

Junto a la controvertida amnistía fiscal para las rentas y bienes ocultados al fisco por los contribuyentes en los últimos años, el Gobierno aprobó una medida que pasó algo más desapercibida en el debate público pese a su enorme potencial: un gravamen especial para dividendos y rentas de fuente extranjera, que permitía a las empresas repatriar a un coste reducido del 8% los recursos generados, por ejemplo, por sus filiales en paraísos fiscales o territorios de baja tributación.

El Ministerio de Hacienda nunca ocultó que la medida pretendía brindar al castigado sector empresarial español un mecanismo de financiación extraordinario y barato ante el cierre a cal y canto de los mercados financieros para todo el que pidiera un crédito en castellano.

La medida tenía su reverso tenebroso, como advirtieron en su momento los inspectores de Hacienda, y era el riesgo de que las empresas canalizaran los dividendos cobrados en todo el mundo hacia sus filiales en paraísos fiscales para luego repatriarlos a España a un coste fiscal inferior.

El incentivo de hacerlo era elevado. Las rentas y dividendos de fuente extranjera cobrados por empresas españolas por la vía habitual van directamente a la base imponible del Impuesto de Sociedades y se gravan a un tipo general del 30%, mientras que el gravamen especial ofrecía la oportunidad de ingresarlas por un coste fiscal tres veces inferior, el 8%.

El marco tributario no podría ser más estimulante... y, sin embargo, no está funcionando.

Según los datos recabados por la Central de Balances del Banco de España, los ingresos financieros de las empresas españolas, la cuenta que refleja, entre otras cosas, los dividendos provenientes de filiales extranjeras, se han desplomado un 26,5% durante los tres primeros trimestres de 2012, presentando la peor cifra desde que se iniciara la crisis.

Los datos de la Agencia Tributaria no mejoran el panorama. Al cierre del mes de octubre, el gravamen especial había recaudado 83 millones de euros, lo que significa que las empresas apenas han repatriado por esta vía poco más de 1.000 millones de euros.

Planificación fiscal

¿Que está ocurriendo? ¿Cómo es posible que el mejor tratamiento fiscal coincida con el menor ritmo de repatriación de capitales?

"Las empresas han utilizado intensivamente los dividendos de sus filiales extranjeras como mecanismo de financiación desde el inicio de la crisis y es posible que el margen de maniobra se haya acabado", aventuran desde el Servicio de Estudios del Banco de España.

En 2011, siempre según los datos del Banco de España, los ingresos obtenidos por este cauce superaron los 23.000 millones de euros, situándose en cifras muy similares el resto de años que siguieron al inicio de la crisis.

Este año, repentinamente, los ingresos por esta vía se han desplomado un 26,5% hasta septiembre. ¿Qué ha ocurrido? "Las empresas están pendientes de liquidar dividendos en el último trimestre del año y es muy posible que esta foto varíe de aquí a final de año", deslizan desde la institución.

"Desde luego que lo hará", advierte un asesor fiscal, "el gravamen especial supone un incentivo para ingresar esos dividendos lo más tarde posible".

Se trata de una simple cuestión de planificación fiscal. Como dicen desde la Inspección de Hacienda, la estrategia fiscal de las empresas suele pasar por pagar lo que haya que pagar lo más tarde posible. Mientras el dinero no esté en las arcas de Hacienda está en la caja de la empresa y se le puede sacar rentabilidad.

El gravamen del 8% permite, además, concentrar el cobro de los dividendos porque no es lo mismo tener que pagar el 30% de 10.000 millones de euros en un solo pago que tener que hacer frente únicamente al 8%.

Si en condiciones normales el 40% de los dividendos de fuente extranjera se solían ingresar en el último trimestre del año, es más que probable que este año ese porcentaje de multiplique.

El otro factor que explicaría esa mayor concentración al final del ejercicio es el calendario del Impuesto de Sociedades, que establece pagos en abril, octubre y diciembre.

De hecho, hasta ahora, los únicos ingresos relevantes obtenidos por la Hacienda Pública de este gravamen especial se produjeron el pasado mes de septiembre, en vísperas del pago fraccionado de octubre, cuando las empresas repatriaron más de 1.000 millones de euros dejando 80 millones en las arcas del fisco.

Fiscalistas y asesores coinciden en que habrá una nueva oleada de repatriaciones de capital el próximo mes de noviembre (coincidiendo con el último pago fraccionado del año) y que ésta será más cuantiosa que la de septiembre.

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