Lisboa, 6 dic.- El futuro comprador de la aerolínea lusa TAP, actualmente en fase de privatización, no podrá desprenderse de ella durante los diez años siguientes, según anunció hoy el Gobierno luso en un comunicado.
El Ejecutivo luso abrió este proceso el pasado 30 de agosto, pero únicamente recibió oferta de la compañía aérea del magnate Germán Efremovich, propietaria de la colombiana Avianca, única interesada bajo las actuales condiciones en adquirir TAP.
Mañana se cumple el plazo para que el Estado reciba la oferta definitiva de Efremovich, que en caso de vencer el concurso se comprometerá a asumir el déficit patrimonial que arrastra la aerolínea, cercano ya a los 500 millones de euros.
Según explicó hoy en declaraciones a los periodistas el secretario de Estado de la Presidencia, Luís Marques Guedes, el Ejecutivo decidió optar por imponer el máximo límite posible al futuro comprador para que no pueda deshacerse de sus acciones debido a su "valor estratégico" para el país.
En la norma que regulaba este proceso de privatización se precisaba que la firma que adquiriese TAP tendría prohibido salir de su capital por entre cinco y diez años, período que finalmente quedó situado en el techo máximo.
El Gobierno luso, de signo conservador, tenía previsto cerrar esta operación antes de terminar el año, un plazo que según Marques Guedes sigue vigente debido a que "no hay razones para cambiar las fechas estipuladas".
La venta de la compañía se enmarca en el programa de privatizaciones iniciado por Portugal e incluido en el préstamo de 78.000 millones de euros concedido al país por la UE y el Fondo Monetario Internacional.
Con el objetivo de reducir el déficit de las cuentas públicas, el Estado luso ya se desprendió de la mayor parte de sus participaciones en las eléctricas EDP y REN.
La aerolínea TAP nació en la década de 1940, fue privatizada y posteriormente nacionalizada en 1975, con la llegada de la democracia, y actualmente dispone de una flota de 55 aviones, transporta al año a cerca de 10 millones de pasajeros y cuenta con más de 7.500 empleados.
Durante los nueve primeros meses del año, la compañía, que cuenta con una decena de vuelos directos a Brasil, acumuló unas pérdidas de 50 millones de euros lastrada por sus negativos registros entre enero y junio, que fueron compensados parcialmente por los beneficios que generó en verano.
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