Portugal ultima la venta de tres empresas "bandera" en pleno año electoral

  • Además de la celebración de elecciones, el 2015 en Portugal está marcado por tres grandes negocios que se prevé cerrar antes de fin de año: la venta de la aerolínea lusa TAP, de la entidad financiera Novo Banco y de una parte de Portugal Telecom (PT).

Óscar Tomasi

Lisboa, 26 ene.- Además de la celebración de elecciones, el 2015 en Portugal está marcado por tres grandes negocios que se prevé cerrar antes de fin de año: la venta de la aerolínea lusa TAP, de la entidad financiera Novo Banco y de una parte de Portugal Telecom (PT).

Ni la cercanía de las urnas ni la tenue recuperación económica son motivos para frenar la vorágine de ventas empresariales en las que se encuentra inmerso el país desde 2011, año en que la crisis le llevó a recurrir al rescate financiero.

Después de privatizar las eléctricas EDP y REN (compradas por capital chino), la gestora de aeropuertos ANA (adquirida por una empresa francesa), Caixa Seguros (también adjudicada a una firma china) y los Correos portugueses (colocada en Bolsa), ahora será el turno de la aerolínea estatal TAP.

A ella se le suman otras dos empresas "bandera", aunque de capital privado: Novo Banco, entidad creada tras la intervención del Banco Espírito Santo (BES) con sus activos "sanos", y la parte operativa en suelo luso de PT.

Las tres tienen en común la controversia generada a su alrededor, ya que diferentes personalidades lusas han mostrado su preocupación por la continua pérdida de patrimonio del país.

La venta más avanzada es la protagonizada por PT, que pasará -salvo sorpresa de última hora- a manos extranjeras, mientras que en los concursos abiertos por la TAP y el Novo Banco también participan dos firmas lusas, aunque en competencia con varias empresas foráneas.

La de PT es sin duda la operación estrella del año, ya que la luxemburguesa Altice ha cerrado el negocio por 7.400 millones de euros, un valor récord en la historia de Portugal, sólo comparable al encaje que supuso para PT la venta en 2010 de la operadora brasileña Vivo a Telefónica por 7.500 millones de euros.

Sin embargo, los ingresos generados por el negocio de Altice irán a parar a las cuentas de la brasileña Oi, que acordó en 2013 fusionarse con PT e integrar a la firma lusa en su grupo con el fin de crear un nuevo gigante de las telecomunicaciones a escala mundial, objetivo que ahora parece olvidado.

La pérdida de poder de Portugal en PT comenzó hace años y ahora parece un hecho consumado, de acuerdo con diferentes analistas lusos, que recuerdan que la firma es propietaria de toda la red de cobre del país, por lo que juega un papel determinante en el sector de las telecomunicaciones.

Incluso el Gobierno luso ha reconocido que la fusión con Oi se quedó "lejos de las expectativas", en palabras del primer ministro, Pedro Passos Coelho, como consecuencia -al menos en parte- de la caída del Grupo Espírito Santo, que figuraba entre los accionistas de la operadora.

El derrumbe del conglomerado empresarial propiedad de una de las familias más ricas del país también se llevó por delante el banco del grupo, el BES, y dio lugar a la creación del Novo Banco.

La nueva entidad es propiedad del Fondo de Resolución, un mecanismo que agrupa a todo el sector financiero que opera en Portugal. No obstante, para crear este banco fue necesario dotarlo con 4.900 millones de euros, de los cuáles 3.900 procedieron de un crédito público concedido por el Estado luso que tendrá que ser devuelto íntegramente antes de agosto de 2016.

En esta carrera por el Novo Banco participan el Banco Portugués de Inversiones (BPI, controlado por Caixabank) junto con los españoles Santander y Banco Popular, a los que se suman los fondos de inversión Apollo y Fosun, una venta que se especula podría rondar los 3.500 millones de euros.

Lejos de estas cantidades astronómicas se sitúa la aerolínea lusa TAP, aunque no por ello se escapa a una intensa polémica, ya que la oposición de izquierdas critica una privatización que el Gobierno defiende a ultranza.

La compañía nació en la década de 1940, fue privatizada y posteriormente nacionalizada en 1975, con la Revolución de los Claveles.

Considerada un símbolo de Portugal, su mayor fuerza son sus numerosas conexiones con otros países donde se habla la lengua de Camoes.

Activos estratégicos vitales para el Estado para unos, empresas que deben estar en manos privadas para otros, Portugal asiste al debate en pleno año electoral, con los partidos conservadores centrados en mantener el poder gracias a la mejora de la economía y el desempleo, y los grupos de izquierda confiados en una victoria que penalice la gestión de los últimos años.

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