El golpe de la inflación

Los precios mundiales de los alimentos se estabilizan sin que el bolsillo lo note

El precio de los insumos, posibles interrupciones en el suministro de energía, las perspectivas económicas, un mayor endurecimiento de la política monetaria o la apreciación del dólar, entre los riesgos a futuro

Trigo maíz cereales
Los precios mundiales de los alimentos se estabilizan sin que el bolsillo lo note
Yurii Rylchuk / Europa Press

La guerra, los problemas que han persistido en algunas cadenas de suministro desde la covid, el precio de los combustibles, el 'shock' energético o los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático son algunos de los responsables del fuerte encarecimiento que los alimentos han registrado en el último año. El índice de precios global que elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) tocó un máximo histórico el pasado mes de marzo. Este indicador, que sigue la evolución mensual de los precios internacionales de una cesta de productos alimentarios, ha ido descendiendo de forma paulatina en la segunda mitad del año hasta estabilizarse en noviembre en niveles previos a la invasión de Ucrania. 

Los precios mundiales de los alimentos se mantuvieron en el undécimo mes del año (el índice se situó en una media de 135,7 puntos en noviembre frente a los 135,9 de octubre) gracias al descenso de los cereales, la carne y los productos lácteos, que compensaron el alza registrada por los aceites vegetales y el azúcar. Este alivio moderado de los precios internacionales aún no se ha trasladado al bolsillo de los hogares y podría tardar aún en hacerlo. El mes pasado, cuando la tas anual del IPC tocó techo en la zona euro en el 10,6%, los precios de los alimentos siguieron subiendo hasta el 13,6%, lo que ha hecho que la inflación percibida parezca aún mayor. Subieron impulsados por los alimentos procesados, dado que los frescos moderaron su tasa de avance al 13,8% desde el 15,5% interanual que registraron justo un mes antes. 

"Los alimentos procesados subirán aún porque los fabricantes no han repercutido del todo el alza de los insumos"

Este patrón es común en todos los países, recuerdan Hugo Le Damany y François Cabau, economista y economista senior de la zona euro de la gestora AXA Investment Managers. "Creemos que los alimentos procesados se inclinan al alza en los próximos meses, ya que los fabricantes no han repercutido totalmente el aumento del coste de los insumos, mientras que la presión al alza de los costes laborales empezará a materializarse", sostienen. Ese mayor coste de los insumos queda reflejado en la evolución al alza que ha mantenido desde el segundo trimestre de 2020 el índice de precios de producción (IPP) en el área del euro -hasta octubre pasado no registró su primer descenso-. "Mientras este no se suavice, es probable que se retrase la estabilización de la inflación", añaden.

El aumento de los precios de las materias primas agrícolas contribuye a elevar la inflación de los precios de los alimentos a lo largo de toda la cadena: desde los productores de alimentos, pasando por los minoristas y finalizando con los consumidores. "Hay un desfase entre la subida de los precios de las materias primas agrícolas y la transmisión de esas subidas a lo largo de la cadena", apuntan desde Schroders. Consideran en la gestora que el encarecimiento de los alimentos puede llevar a que los consumidores presionen a la baja los precios comprando productos más baratos, como las marcas blancas. Sin embargo, el hecho de que los alimentos sean bienes de primera necesidad implica que la demanda nunca descenderá demasiado.

Unas perspectivas inciertas para los precios

Recientemente, el Banco Mundial advertía de que gestionar la volatilidad de los precios de los alimentos y salir de esta nueva crisis dependería de las políticas nacionales y de la cooperación mundial. El índice de precios de los alimentos que elabora disminuyó un 12% en el tercer trimestre, después de alcanzar un máximo histórico en el segundo. Sin embargo, se mantiene casi un 20% por encima de los niveles que registraba hace un año. El organismo presidido por David Malpass prevé que los suministros mundiales de cereales se reduzcan en la temporada 2022-2023, que se inició en agosto. Habrá un aumento marginal de los de trigo, mientras que los de maíz y arroz disminuirán un 5% y un 2%, respectivamente; y estima que la oferta de aceites comestibles puede incrementarse un 4% esta temporada, gracias sobre todo a los de palma, colza y soja.

"Las interrupciones del suministro, el aumento de los costos de producción y la apreciación del dólar estadounidense han ejercido una presión alcista sobre la inflación de los precios internos de los alimentos en la mayoría de los países", apunta el Banco Mundial. En adelante, las perspectivas sobre cómo pueden comportarse sus precios están sujetas a numerosos riesgos. El primero es que los precios de los insumos sean más altos de lo esperado o de que se produzcan interrupciones en el suministro de energía. También podría afectarles el hecho de que se produjese un mayor deterioro de las perspectivas mundiales que podría mermar aún más el poder adquisitivo de los consumidores. 

En España, avanzaron a nivel récord en octubre

Un mayor endurecimiento de las condiciones monetarias, junto con una apreciación del dólar estadounidense por encima de lo previsto, podrían impulsar aún más los precios internos de los alimentos, como también podrían hacerlo los patrones climáticos adversos y las políticas comerciales restrictivas. Por último, un riesgo clave para el pronóstico del organismo y que está relacionado con la guerra en Ucrania sería la extensión del acuerdo respaldado por Naciones Unidas que permite las exportaciones de granos desde el Mar Negro.

En el caso de España y en octubre -último mes del que se han publicado los datos desagregados-, los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas registraron una subida del 15,4%, la mayor de toda la serie histórica que el Instituto Nacional de Estadística (INE) comenzó a elaborar en 1994. El azúcar cuesta un 42,8% más que hace un año; las legumbres, hortalizas, los huevos y la leche se han disparado un 25%; y los aceites, grasas, cereales y sus derivados han visto incrementarse su precio más del 20%. El incremento de los alimentos se produce en un contexto de moderación de la tasa general de inflación, que se habría situado en noviembre en el 6,8%, según el avance publicado esta semana por el INE.

Mostrar comentarios