Los trabajadores que sufren una enfermedad o accidente por el que ven reducida o anulada su capacidad laboral, previsiblemente de forma definitiva, pueden recibir una pensión contributiva por incapacidad permanente. Pero, para poder obtener esta prestación que está en manos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), los solicitantes deben pasar primero por el Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI), que decide si la concede o deniega y su grado –parcial, total, absoluta o de gran invalidez-, en función de si reúnen o no los requisitos necesarios para ello. De ahí que los pacientes se planteen qué preguntas hace el Tribunal Médico.
El objetivo de la pensión por incapacidad permanente es cubrir la pérdida de ingresos que sufre el trabajador. Una de las cuestiones que se han de tener en cuenta es que, para iniciar los trámites ante el organismo dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, liderado por José Luis Escrivá, hay tres vías: de oficio, a petición de las entidades colaboradoras o del interesado, en la dirección provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social, o en el Instituto Social de la Marina (ISM), según se establece en la Sede Electrónica de la Seguridad Social.
El proceso de solicitud es muy distinto al de otras prestaciones contributivas, ya que el solicitante tiene que pasar por diferentes procesos antes de recibir la respuesta de la Seguridad Social, que cuenta con 135 días hábiles. Pero hay algo que no varía y es el aumento del 8% de las cuantías, tal y como fijó el Gobierno de España en los Presupuestos Generales del Estado para 2023.
Las cinco preguntas ‘trampa’ que hace el Tribunal Médico
Aunque, en ocasiones, tiende a confundirse la labor de los miembros del Tribunal Médico, lo cierto es que su función no es fiscalizar al solicitante, sino asegurar que reúne las condiciones necesarias para cobrar la pensión por incapacidad permanente. De esta forma, pretenden garantizar que la prestación llega a las personas que lo merecen de verdad.
Para poder cumplir con su objetivo, el EVI requiere información del paciente y, a pesar de que este puede aportar sus informes médicos, tiene que hacerle las siguientes preguntas para conocer la influencia de la enfermedad en su vida cotidiana y laboral:
- ¿Cómo te encuentras? Puede parecer una pregunta de introducción, pero no lo es: los miembros del Tribunal Médico la utilizan para descubrir cuáles son las sensaciones del solicitante de la pensión.
- ¿Has mejorado de tu enfermedad desde que estás de baja? Esta cuestión es de vital importancia, puesto que los miembros del tribunal toman muy en consideración la posibilidad de recuperación del paciente para dar o denegar la pensión, así como para escoger su grado.
- ¿Has venido solo o acompañado? Esta no es una pregunta para facilitar la comunicación, sino que es fundamental para discernir el nivel de autonomía del paciente, algo que influye en la pensión y el grado de la misma.
- ¿Qué puesto de trabajo tienes? No trata de interesarse por la vida del paciente, sino que la función del solicitante sirve para recomendar la concesión de un grado de pensión concreto.
- ¿Qué tareas hacías en tu trabajo? Esta es menos sutil que la anterior, dado que el Tribunal Médico busca conocer si puede desempeñar su función actual, lo que influye en sus opciones de tener pensión.
Cuáles son los requisitos para recibir la prestación
La incapacidad permanente se puede recibir hasta que se produzcan mejoras en el estado de salud del beneficiario, por fallecimiento o por el reconocimiento del derecho a la pensión de jubilación. Para ello, se deben tener los requisitos que marca la Seguridad Social:
- Tener entre 18 y 65 años.
- Residir en territorio español, como mínimo, durante un periodo de cinco años, de los cuales dos deben haber sido consecutivos e inmediatamente anteriores a la fecha de solicitud.
- Certificar una discapacidad en un grado igual o superior al 65%.
- Carecer de rentas suficientes para sobrevivir. Cada año, se establece un límite económico, a partir del cual no se puede acceder a la prestación. No obstante, no solo se toman en consideración las rentas propias, sino también los ingresos de los familiares con los que se convive.
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