Golpe a los planes de pensiones

El Gobierno teme lo peor y eleva un 40% las exenciones en el pago por despido

Los beneficios fiscales se congelan para el año que viene en torno a los 39.000 millones de euros para dar aire a los sectores más azotados por la crisis del coronavirus.

María Jesús Montero, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Política Fiscal
El Gobierno teme lo peor y eleva un 40% las exenciones en el pago por despido.
EFE

Las cuentas del Estado para el año que viene elevan hasta 39.049 millones de euros el capítulo de los beneficios fiscales de los principales impuestos del país, unos 2.000 millones más que lo estipulado para este año y lejos del recorte que se planteó en su día el Gobierno socialista. Ese aumento se debe, principalmente, al apoyo a los sectores más azotados por el coronavirus, sobre todo los transportes, el comercio y el turismo, que elevan sus bonificaciones para el año que viene, con el objetivo de dar aire a las empresas y a las rentas para no asfixiar la inversión y el consumo, dos de los pilares en los que se debe fundamentar la recuperación económica.

Si bien es cierto que esos sectores, junto con el apoyo a la agricultura, son los que cada año se llevan la parte cuantitativa más importante de los ahorros fiscales de familias y empresas, resulta significativo este año el cambio que se produce en la distribución de los beneficios fiscales por el IRPF. En total, ese impuesto supone 1.178 millones menos de tributación para el Estado, algo más de la cuarta parte del total, pero se corresponde con las partidas que más afectan al bolsillo del contribuyente. Llama la atención el aumento del 40,7% que se produce en la previsión de exenciones por el cobro de indemnizaciones por despido para el año que viene, hasta llegar a los 195,74 millones de euros, un aumento que se corresponde con el golpe sobre el empleo que va a suponer la crisis del coronavirus y la salida de los ERTE de los casi 800.000 empleados que todavía estén en esa situación. 

El otro cambio más significativo se centra en los planes de pensiones. La partida de recortes de la base imponible del IRPF se recorta un 3,8% elaño que vienen, en su mayor medida a causa de que se baja el límite máximo de aportaciones desgravables en el impuesto por aportaciones a planes de pensiones de 8.000 a 2.000 euros al año. Hay que recordar que al aplicar ese descuento en la base, el impacto en la cuota es mayor cuanto más alta es la renta y el tipo de gravamen del contribuyente, de forma que este recorte se centrará sobre todo en los impuestos que pagan las clases medias y los salarios más altos. 

El golpe a las Sicavs

En el otro gran impuesto que afecta a los beneficios fiscales, el que grava los beneficios de las empresas, se produce un recorte de mil millones sobre los datos de este año para dejarlo en un ahorro de 3.871 millones de euros. En este caso, la mayor parte de los incentivos se centran siempre en las donaciones y las aportaciones empresariales a las sociedades sin ánimo de lucro (fundaciones), si bien cabe destacar algunos detalles muy significativos para el año que viene. 

Por un lado, la mitad de ese recorte en los beneficios fiscales de las empresas se da por el cierre y la huida de las llamadas sociedades de inversión de los ricos, las sicavs, cuyas aportaciones tenían hasta ahora un tipo reducido. Pero la amenaza fiscal que pesa sobre ellas para años venideros ha dado al traste con el auge que cogieron hasta 2019. Ese proceso ha supuesto un recorte de más de 500 millones en el ahorro fiscal por el Impuesto de Sociedades. Por otro lado, las bonificaciones para el año que viene se verán recortadas por las menores aportaciones de las empresas a sus fondos de capital, dado que la crisis está recortando de forma drástica sus ingresos. Del lado más positivo, se puede destacar el aumento de un 5,7% en las exenciones por I+D+i, que se elevan a 667 millones en el año, y la mejora 'pírrica' de un 58% en las exenciones que se espera dar el año que viene por invertir en producciones cinematográficas, series y espectáculos, si bien su cuantía será de unos 91 millones de euros. 

Las bonificaciones fiscales a la investigación son especialmente importantes para fomentar la inversión en determinados sectores industriales, como la automoción o la biotecnología, uno en retroceso por la crisis y el otro en verdadero auge por la necesidad de buscar medicamentos paliativos y una vacuna contra la Covid-19. 

En lo que respecta al tercer gran impuesto, el IVA, lo más reseñable está en que el año que viene se termina la reducción a cero en el tipo que se aplica  con carácter transitorio, a determinados productos sanitarios destinados a combatir el virus (mascarillas, EPIs, etc.). Junto a ello, es reseñable el aumento hasta el 21% (sobre el 10%) del IVA que pagarán el año que viene las bebidas edulcoradas.

A pesar de que se hayan congelado, hay que recordad que la previsión del Gobierno ya planteada en el proyecto de Presupuestos del año pasado que no llegó a ver la luz era recortar al máximo los beneficios fiscales de las empresas, dado que suponen un recorte enorme en el capítulo de ingresos del Estado, sin que esté justificada su eficacia. De hecho, se planteó rápidamente la necesidad de rebajar la exención a los dividendos de sociedades filiales de las grandes corporaciones en cinco puntos, una reforma que ya tenían descontada los empresarios, y se puso sobre la mesa la obligación de que el Impuesto de Sociedades nunca tributase a un tipo nominal menor al 15% del resultado contable. Será dentro de un año.

Mostrar comentarios