No irá hoy al Consejo de Ministros

Los problemas con la inflación fuerzan a Calviño a posponer su cuadro macro

La vicepresidenta económica trabaja contra reloj en la revisión de las previsiones que debe enviar a Bruselas antes del día 30. La dificultad para proyectar la evolución de los precios retrasa sus planes.

Nadia Calviño
Los problemas con la inflación fuerzan a Calviño a posponer su cuadro macro
 Europa Press

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, tenía previsto llevar al Consejo de Ministros de este martes la actualización del cuadro macroeconómico que acompañará al Programa de Estabilidad que debe enviar a la Comisión Europea antes del 30 de abril. Pero la complejidad para encajar la magnitud de la inflación ha obligado a la máxima responsable de la política económica del Ejecutivo a posponer la publicación de las nuevas cifras macro. Fuentes gubernamentales confirman a La Información que ese es el motivo por el que Calviño va a tomarse más tiempo para terminar de perfilar el documento antes de remitirlo a la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, que es el órgano que debe aprobarlo, sin necesidad de que pase por el Consejo de Ministros.

El Gobierno no hace previsiones de inflación, entendida como una proyección de la evolución del Índice de Precios de Consumo (IPC), para no entrar en conflicto con el Banco Central Europeo. Pero en el cuadro macroeconómico sí incorpora una serie de deflactores que están resultando muy difíciles de determinar en el actual contexto de volatilidad de precios energéticos e incertidumbre económica generalizada por la guerra en Ucrania. Así justifican fuentes del área económica del Ejecutivo el retraso en la presentación del nuevo escenario macro, que inicialmente estaba prevista para este martes. El problema es que la inflación impacta tanto en el gasto como en los ingresos y no resulta fácil prever en estos momentos cómo van a evolucionar los principales indicadores de precios en los próximos meses.

El contexto es de máxima incertidumbre y el escenario imprevisiblemente cambiante. Por eso los responsables de pilotar la política económica del Gobierno están abordando la revisión del cuadro macro con la máxima prudencia. La inflación es clave, pero también es importante disponer de los indicadores más actualizados antes de comunicar a Bruselas y al mercado las nuevas previsiones. El Instituto Nacional de Estadística (INE) va a publicar esta semana el índice de cifras de negocios empresarial, datos sobre hipotecas, comercio al por menor o precios de exportación e importación. Pero, más relevante, el jueves dará a conocer la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre y la contabilidad nacional del mismo periodo. Y esa es información relevante para Calviño a la hora de cerrar sus previsiones.

Internamente, en el cuadro de mando del Ministerio que dirige Calviño llevan semanas observando los acontecimientos que se están sucediendo en suelo europeo y midiendo su eventual impacto sobre la economía española a corto y medio plazo. Y los primeros resultados de estas mediciones apuntan a que la crisis energética agravada a raíz de la invasión rusa de Ucrania va a frenar considerablemente el proceso de recuperación en el que estaba ya inmerso el PIB tras superar lo peor de la pandemia. De acuerdo con la información que manejan en el cuartel general de Calviño, el Gobierno va a recortar su previsión de crecimiento para este año unos 2 puntos, para dejarla en el entorno del 5%, desde el 7% que mantiene actualmente. 

Respecto a los precios, Economía está ultimando la previsión de lo que se conoce como deflactor del PIB. El problema es que ese indicador mide el coste total del proceso productivo de una economía, pero no tiene en cuenta la variación de los precios de los productos importados, lo que en estos momentos provoca una fuerte distorsión, ya que se obvia la escalada del petróleo, el gas y la energía en general. El indicador que más se aproxima al IPC de entre todos los que elabora el Gobierno es el deflactor del consumo privado, pero ese dato tampoco se ajusta a la cifra de inflación que aporta el INE, ya que pondera otro tipo de precios más allá de la cesta básica de la compra que considera la encuesta del IPC.

De hecho, según las últimas previsiones del Gobierno -en las que se basó para la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado de 2022-, el deflactor del consumo privado cerraría el año 2021 en el 1,9% (el deflactor del PIB, por su parte, en el 1,2%), mientras el IPC medio del año se situó finalmente en el 3,2%. Para este año, el Ejecutivo proyectaba que el deflactor del PIB  se situaría en el 1,5%, pero el consenso de analistas de Funcas prevé que este indicador cierre en el 3,2%, el del consumo privado, en el 6% y el IPC, bastante por encima, en el 6,8%. El Banco de España, que ha recortado su previsión de crecimiento de la economía española en 2022 hasta el 4,5%, ha elevado la inflación media al 7,5%, mientras que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha rebajado al 4,3% sus estimaciones para el PIB en 2022 y ha situado la inflación en el 6,2%.

En cuanto a la tasa de paro, el Gobierno previó en septiembre de 2021 que se reduciría hasta el 14,1% en 2022, en un contexto en el que se están registrando cifras récord de afiliación a la Seguridad Social, que ya supera las 20 millones de cotizantes, según el avance de los datos del mes de abril anunciados por el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. Y respecto al déficit público, el Ejecutivo recogía en el plan presupuestario que bajaría al 5% en 2022 y la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, remarcó recientemente que el Gobierno está "en condiciones" de cumplir ese objetivo, pese a las medias contenidas en el plan de choque para afrontar la crisis derivada de la guerra.

La gran duda en estos momentos es cómo va a encajar el Gobierno la escalada de la inflación en el nuevo cuadro macroeconómico. Calviño ha despejado su agenda para dedicarse casi exclusivamente a los trabajos de desarrollo de las nuevas previsiones que se incorporarán al Programa de Estabilidad 2022-2025, un documento clave para Bruselas que debe remitirse a la capital belga, a más tardar, el próximo sábado. Fuentes gubernamentales insisten en que el cuadro macro no tiene por qué pasar por el Consejo de Ministros, sino que debe ser valorado por la CDGAE, de modo que el hecho de que no se apruebe este martes entra dentro de la normalidad.

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