Putin, ni un paso atrás

  • "Ni un paso atrás" es la famosa frase de Stalin que ha hecho suya el presidente ruso, Vladímir Putin, con vistas a un año 2015 que se perfila muy duro para Rusia, atosigada por las sanciones, la guerra en Ucrania y la crisis económica.

Ignacio Ortega

Moscú, 29 dic.- "Ni un paso atrás" es la famosa frase de Stalin que ha hecho suya el presidente ruso, Vladímir Putin, con vistas a un año 2015 que se perfila muy duro para Rusia, atosigada por las sanciones, la guerra en Ucrania y la crisis económica.

"No habrá retirada. Se han tomado decisiones demasiado radicales en Crimea y en Ucrania como para retroceder ahora. Además, no hay adónde", asegura a Efe Fiódor Lukiánov, director de la revista "Russia in Global Affairs".

Una revolución -Euromaidán-, una anexión -Crimea-, una guerra -Ucrania- y una crisis económica -depreciación del rublo y caída de los precios del petróleo- es el legado de 2014 y las perspectivas para el próximo año no son nada halagüeñas.

La supuesta "jugada maestra" en Crimea -la Jerusalén rusa, según el jefe del Kremlin- puede salirle muy cara a Putin, quien, según la canciller alemana, Angela Merkel, vive fuera de la realidad.

"Este será un año muy malo para Rusia. Lo peor es que el Gobierno no parece tener un programa claro para superar la crisis que se avecina", agrega Lukiánov.

Sea como sea, según todos los analistas, Putin se mantendrá en sus trece en Ucrania, e insistirá en que Kiev reconozca a los líderes separatistas como interlocutores y reforme la Constitución para convertirse en una federación que respete los derechos de la minoría rusohablante.

En opinión de Gueorgui Chizhov, jefe del Centro de Tecnologías Políticas de Ucrania, el Kremlin no abandonará a su suerte a los rebeldes prorrusos, a no ser que Rusia se vea sumida en una profunda crisis económica.

"A Rusia tampoco le ha traído ganancias el conflicto. Sólo un deterioro de las relaciones con Occidente", apunta Chizhov, quien cree que a Moscú le conviene la congelación del conflicto, al igual que en Nagorno Karabaj y Transnistria.

Putin tampoco parece dispuesto a hacer concesiones para que Occidente levante las sanciones económicas, consciente de que Rusia, que fue expulsado del G8, no dejará de ser el villano de la noche a la mañana.

Las relaciones con la Unión Europea se encuentran en la cuerda floja, más aún tras la suspensión del gasoducto South Stream, pero, dado los grandes intereses comerciales, hay posibilidad de diálogo, en cambio, con Estados Unidos el deshielo es harto improbable.

"Las sanciones norteamericanas son para mucho tiempo y las relaciones serán igual de malas o incluso empeorarán", pronostica Lukiánov después de que el Congreso norteamericano autorizara a la Casa Blanca nuevas sanciones contra la gasística Gazprom y el monopolio de venta de armas Rosoboronexport.

El general soviético Leonid Ivashov, presidente de la Academia de Problemas Geopolíticos, considera que Putin ha llegado a la conclusión de que en Ucrania tiene lugar "un proceso de destrucción de la civilización rusa y ortodoxa".

"Por eso, en su discurso sobre el estado de la nación llamó a regresar a los orígenes y a fortalecer los principios históricos y espirituales. Para enfrentarse a Occidente Rusia debe aliarse con los países vecinos y crear una unión eurasiática", comenta a Efe.

Lukiánov opina, al respecto, que Rusia "ya no volverá a ser una potencia mundial como la Unión Soviética", de lo que es consciente el propio Putin, quien optará por restaurar la hegemonía rusa a nivel regional.

El último presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, insiste en el riesgo de una nueva Guerra Fría y, aunque los discrepancias sobre los conflictos internacionales perdurarán, los expertos creen que la sangre no llegará al río.

Aunque, según el historiador Nikita Petrov, si Occidente sigue recurriendo a componendas para frenar el expansionismo ruso, Putin podría aplicar la soberanía limitada, es decir, imponer su dictado en el nuevo espacio vital: el mundo ruso o espacio postsoviético.

Sea como sea, en 2015 "la estrella será la economía", ya que la economía entrará en recesión el próximo año, según el Ministerio de Economía y el Banco Mundial, lo que podría obligar al Gobierno a introducir recortes.

"Si la crisis se agrava, el Gobierno podría verse obligado a buscar otro modelo de desarrollo económico. Y si en primavera la ralentización económica afecta al nivel de vida de los ciudadanos, la gente podría demandar ideas nuevas", augura Lukiánov.

La economía se contraerá un 2 % incluso si el petróleo se mantiene en los 80 dólares por barril, mientras el rublo, que llegó a depreciarse un 50 % en 2014, se fortalecerá ligeramente.

El contrato social de Putin -aumento del nivel de vida a cambio de orden y estabilidad política- con los rusos se ve amenazado por el alza de la inflación hasta el 15 %, la caída de los beneficios empresariales, el aumento del coste de la vida y la reducción de los salarios.

Tras embargar las importaciones de alimentos occidentales, Putin ha apostado decididamente por una especie de autarquía en ciertos sectores, pero seguirá adelante con proyectos desarrollistas como es el caso del Mundial de Fútbol de 2018.

Con las elecciones parlamentarias a la vista en 2016, la víctima más propiciatoria de la crisis podría ser el Gobierno encabezado por un primer ministro, Dmitri Medvédev, que tanto los inversores como la opinión pública consideran una marioneta del Kremlin.

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