PwC alertó a los reguladores lusos en 2002 de la concesión de crédito del BES

  • La consultora PricewaterHouseCoopers (PwC) alertó en el 2002 a los reguladores lusos de que había empresas extranjeras que recibían crédito del Banco Espírito Santo (BES), cuando en realidad se podían tratar de inversiones.

Lisboa, 20 ene.- La consultora PricewaterHouseCoopers (PwC) alertó en el 2002 a los reguladores lusos de que había empresas extranjeras que recibían crédito del Banco Espírito Santo (BES), cuando en realidad se podían tratar de inversiones.

Así lo admitió hoy el presidente de PwC, José Pereira Alves, ante la comisión parlamentaria que investiga lo ocurrido en el BES, el principal banco privado de Portugal hasta que fue intervenido en agosto del 2014 al detectarse irregularidades en su gestión.

Pereira Alves desveló que, al analizar las cuentas referentes al 2001 -13 años antes del colapso del BES-, la auditora dedicó especial atención a la concesión de crédito a determinadas entidades.

"Se trataba de crédito concedido a entidades no residentes, cuyos activos consistían, esencialmente, en participaciones de capital en el BES, en Portugal Telecom (PT) y en PT Multimedia", explicó.

La existencia de compañías extranjeras a las que supuestamente el BES prestaba dinero generó dudas en PwC por la posibilidad de que "pudieran ser inversiones del propio banco, lo que, si se hubiera comprobado, llevaría a ajustes en la contabilidad significativos".

Éste fue uno de los motivos de PwC para abandonar la auditoría de las cuentas del banco en el 2002, decisión en la que también influyó la excesiva concentración de poder en la figura de Ricardo Salgado y las dificultades para obtener información dentro del grupo.

Según explicó Pereira Alves, la auditora que preside se sentía "incómoda" con el peso de Salgado en la compañía, donde además de desempeñar el cargo de presidente era responsable del área financiera y de la contabilidad.

PwC consideró entonces que esa acumulación de responsabilidades en Salgado, que se mantuvo al frente del BES durante 22 años, conllevaba "riesgos adicionales".

El poder del presidente también obstaculizaba la obtención de información dentro de la estructura de la entidad, en parte porque las solicitudes eran reenviadas al propio Salgado.

A PwC también le incomodaba que no hubiese cuentas auditadas en las empresas que ocupaban los escalones superiores del grupo, como era el caso de Espírito Santo Internacional (ESI).

El BES les concedía crédito y la imposibilidad de consultar sus cuentas dificultaba el trabajo de la auditora, dijo Pereira Alves.

Todas estas dudas -que, según explicó, fueron comunicadas en su momento al Banco de Portugal y al supervisor bursátil- llevaron a la consultora a abandonar la auditoría del banco, de la que se había encargado durante diez años.

Tras la salida de PwC, la revisión de las cuentas del BES fue encomendada a KPMG, que también fue llamada a dar su versión en la comisión parlamentaria sobre el colapso del BES.

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