Pymes españolas desembarcan en el mercado chileno para capear la crisis

  • Pequeñas y medianas empresas españolas, ahogadas por la crisis, han visto en Chile un mercado estable para instalarse y hallar en las exportaciones una salida a la caída de la demanda interna que padece el mercado ibérico.

Víctor Martí

Santiago de Chile, 24 mar.- Pequeñas y medianas empresas españolas, ahogadas por la crisis, han visto en Chile un mercado estable para instalarse y hallar en las exportaciones una salida a la caída de la demanda interna que padece el mercado ibérico.

Lejos de los presupuestos de las grandes corporaciones, estas pymes de sectores como la construcción, las energías renovables o los servicios han encontrado cobijo en la economía chilena.

Siguen los pasos de colosos bancarios, de las telecomunicaciones o las infraestructuras que hace más de treinta años diversificaron su inversión y abrieron el camino a estas sociedades.

"Estamos notando una avalancha de pymes que cubren las posibilidades que ofrecen las grandes multinacionales", explicó en una entrevista con Efe el consejero comercial de la Embajada de España en Chile, José Antonio García López.

La llegada de estas empresas no ha pasado desapercibida para el Gobierno chileno, que calcula que en poco tiempo España se convertirá en el primer país inversor por detrás de Estados Unidos, según dijo a Efe el ministro de Economía, Pablo Longueira.

En 2011, las exportaciones españolas al país austral aumentaron un 19,1 % respecto con 2010, mientras que, según datos del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), se calcula que actualmente hay alrededor de 1.200 empresas españolas instaladas en Chile.

Ese es el caso de INBOBE, sociedad gallega dedicada a la construcción de fachadas, que hace menos de un año y medio se decantó por Chile para buscar alternativas a la caída en la contratación debido a la crisis inmobiliaria.

En poco tiempo, esta subcontrata de las grandes constructoras consiguió la licitación de tres proyectos y, según augura su gerente, Jorge Seguín, "en un futuro no muy lejano" pretende convertirse en una empresa chilena en todos sus efectos.

"Chile es un país muy estable. Te gustarán o no, pero aquí las reglas del juego están muy claras", señaló a Efe Seguín, quien resaltó que la presencia de grandes constructoras españolas en la zona les animó a instalar su filial en Chile.

Pero los inicios no siempre son fáciles. La fuerte competencia, unida a la lentitud de los procesos de contratación, se convirtieron en uno de los dolores de cabeza con los que INBOBE tuvo que combatir tras su desembarco.

"Lo que influye es que seas la mejor oferta. Nunca hemos conseguido que nos contraten sin ser el mejor precio. Y eso requiere mucha lucha, mucha competitividad", agrega Seguín.

Conocer la normativa y adaptarse a la forma de trabajar de los chilenos fueron algunos de los retos a los que también tuvo que hacer frente Solventus, una sociedad manchega especializada en el desarrollo de plantas de generación de energía solar fotovoltaica.

La gran demanda energética que requiere la minería, motor de la economía chilena, y el cambio regulatorio en España, que causó una caída de las subvenciones estatales a las energías renovables, animaron a esta compañía a buscar suerte por tierras australes.

"Chile tiene un sistema totalmente liberalizado. Aquí no existen ni subsidios, ni subvenciones, ni nada que se parezca a lo que conocemos en España o en Europa", comentó a Efe el gerente de Solventus, Fernando Román.

Con una población de 17 millones y un crecimiento de su economía del 6 % en 2011, Chile ocupa el séptimo lugar del ránking de libertad económica por detrás de Hong Kong, Singapur, Australia, Nueva Zelanda, Suiza y Canadá, según un estudio del centro estadounidense de investigación política Heritage.

"Es el país más fácil de Latinoamérica para implantarte y a partir de ahí empezar a pensar en otros mercados", apuntó José Manuel Fernández, representante en Chile de Brassica, una sociedad de Cádiz (sur de España) que da servicio de alimentación a grandes empresas.

En menos de cuatro años, esta empresa ha abierto en Chile dos comedores y un restaurante de menús económicos, y se ha adjudicado el servicio de restauración de dos hospitales de la capital.

Pero esta flexibilidad se ve truncada a menudo por la burocratización en las gestiones y la reticencia de los propios chilenos a que inversores llegados de la madre patria vengan a comerse parte del pastel.

"El trámite para que confíen en ti es muy largo. El chileno es un poco desconfiado al principio", añadió Fernández.

Un recelo que contrasta con la visión del Ejecutivo chileno. "Los españoles que no inviertan en Chile serán los únicos que se arrepentirán", vaticinó el ministro Longueira.

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