¿Qué busca el Papa Benedicto XVI con su visita a Cuba?

  • Aunque el propósito de la visita de Benedicto XVI es espiritual: celebrar el 400 aniversario de la patrona de Cuba, Nuestra Señora de la Caridad, menos claro es cuál va a ser su mensaje para el pueblo cubano y el Gobierno de Raúl Castro.
Visita del Papa benedicto XVI a Cuba
Visita del Papa benedicto XVI a Cuba
Raúl Arias
Nick Miroff, La Habana (Cuba) | GlobalPost

Por su reputación, el Papa Benedicto XVI es conocido como un conservador eclesiástico, un hombre que se ciñe estrechamente a la doctrina de la Iglesia en lo que se refiere a asuntos de fe y tradición católica.

Pero cuando Benedicto XVI llegue hoy a la Cuba comunista para una visita de tres días, será una oportunidad para que los cubanos - y el resto del mundo – vean cómo sortea el curso de obstáculos ideológicos de la isla.

El propósito declarado de la visita de Benedicto XVI es espiritual: para celebrar el 400 aniversario de la patrona de Cuba, Nuestra Señora de la Caridad.

Menos claro es cuál será su mensaje para el pueblo cubano o para el Gobierno de Raúl Castro, que nunca ha roto relaciones diplomáticas con el Vaticano, aunque aún impone estrictos controles sobre la Iglesia y otras instituciones religiosas de la isla.

A la Iglesia de Cuba no se le permite gestionar las escuelas católicas o tener su propia televisión o emisoras de radio.

Pero ha llovido mucho desde la implacable persecución de la era soviética a finales de 1960, cuando muchos sacerdotes fueron expulsados de la isla y los creyentes religiosos fueron enviados a campos de trabajo para su "reeducación". 

Hoy en día las relaciones entre Castro y la Iglesia son mucho mejores de lo que han sido en décadas y en 2010, cuando las autoridades religiosas abrieron el primer seminario en la isla desde que se produjo la Revolución Cubana en 1959, Raúl Castro estuvo allí presente.

Estas mejoras se acreditan al predecesor de Benedicto, Juan Pablo II, un conocido anti-comunista que, sin embargo, hizo un viaje sin precedentes a la isla en 1998.

Se reunió con el hermano de Raúl y ex jefe de Estado, Fidel, e instó maravillosamente a que "Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba".

El viaje a Cuba será la primera visita del Papa Benedicto XVI a países de habla española de América Latina (Fue a Brasil en 2007.)

No deja mucho tiempo para que los cubanos conozcan a Benedicto XVI, quien, en comparación con Juan Pablo II, sigue siendo un enigma aquí.

El causante de este corto itinerario es el frágil estado de salud del pontífice alemán, de 84 años.

"Realmente no lo conozco. He visto un par de apariciones de él hablando en televisión pero eso es todo", dice Lázaro Embade, de 52 años, un devoto católico del barrio Cotorro de La Habana que todavía se sorprende a sí mismo refiriéndose al fallecido Juan Pablo II como "el Papa", y a su sucesor simplemente como "Benedicto".

"Sólo va a estar aquí ¿por cuánto tiempo? ¿Dos o tres días?", exclama Embade, sonando un poco decepcionado.

Juan Pablo se quedó cinco días durante su visita de 1998, viajando a lo largo de la isla y atrayendo a multitudes enormes.

Ese viaje es ampliamente considerado como el momento crucial para el regreso de la Iglesia a Cuba, aunque la parte de los cubanos que son católicos practicantes aún se estima en menos del 10 por ciento.

Si bien la devoción católica en Cuba era casi tan fuerte como en México o en otras partes de la región, las iglesias de la isla estuvieron casi vacías en las décadas después de que los comunistas de Cuba tomasen el poder.

Sin embargo, la jerarquía eclesiástica se mantuvo, y hoy en día es la única institución independiente en la isla que no está controlada por el Gobierno.

La Iglesia de Cuba ha desempeñado un papel activo cada vez más destacado en los últimos años, ayudando a liberar a los disidentes encarcelados y empujando suavemente a las autoridades cubanas a acelerar las reformas económicas y políticas.

Las autoridades eclesiásticas dicen que el Papa viene a mostrar su apoyo a ese papel, pero hay otras ventajas claras para el Vaticano de otra visita de alto perfil a Cuba.

En Europa, la asistencia a la Iglesia continúa cayendo en picado, y ha llevado al Papa Benedicto XVI a tratar de reparar el enorme daño y la vergüenza ocasionados por los escándalos de abuso sexual que involucran a su clero.

Cuba, por el contrario, es un lugar donde la Santa Sede puede proyectar una imagen mucho más positiva - como un defensor de la reforma y la reconciliación, y como un mediador entre La Habana y Miami, La Habana y Washington, y entre las generaciones de cubanos divididos por amargas divisiones políticas.

Un viaje a Cuba también puede ayudar a Benedicto XVI a anteponerse al crecimiento explosivo de la cristiandad evangélica en la isla, así como la extendida práctica de la santería afro-cubana, cuyos partidarios mezclan el espiritualismo africano con el culto de los santos católicos, lo que hace fruncir el ceño a la Iglesia.

El Gobierno cubano también puede ganar potencialmente mucho de la visita de Benedicto XVI. Las autoridades cubanas buscaban que criticase públicamente el embargo comercial de EEUU que ya dura 50 años, algo a lo que el Vaticano se opone.

"El Vaticano siempre ha dicho que el embargo no es positivo ni útil, y que causa sufrimiento al pueblo cubano", declaró el portavoz del Vaticano, el reverendo Federico Lombardi, en una reciente rueda de prensa antes del viaje del Papa.

Otras partes interesadas también están buscando algo de Benedicto XVI.

Los dirigentes estadounidenses quieren que critique al Gobierno cubano y le presione para que acometa reformas más rápidas y más amplias – un brío más amplio y robusto de la súplica de Juan Pablo II de "abrirse al mundo".

También esperan que empuje a Castro a liberar a Alan Gross, el subcontratista estadounidense que está cumpliendo una pena de prisión de 15 años por tratar de implantar redes clandestinas de comunicación en la isla.

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