Medidas anticrisis

Qué significa que España sea una 'isla energética': así afecta al precio de la luz

Tal y como aseguran desde el Gobierno, el acuerdo con Bruselas era "imprescindible" para sacar adelante una medida óptima para España que permitiese rebajar la factura eléctrica. 

Precio de la luz.
Precio de la luz.
Foto de Emmet de Pexels.

A última hora del pasado viernes, y tras una intensa negociación en la cumbre del Consejo Europeo en la que el propio Pedro Sánchez forzó un receso tras mostrar su enfado por una serie de filtraciones, el líder del Gobierno salió de Bruselas con un premio de consolación, pero de gran calado. Todo después de que los líderes comunitarios autorizasen que España y Portugal pueden ahora topar de forma autónoma el precio del gas en el mercado ibérico, tras ser considerados como 'islas energéticas'. Esto grosso modo supone una intervención directa del pool eléctrico, con el objetivo de atajar la incesante escalada de la factura de la luz, a rebufo del precio del gas y agravada por la guerra en Ucrania. 

Con esta 'carta en la manga', el Gobierno ya prepara las medidas del plan nacional para encarar las consecuencias económicas y sociales de la invasión rusa. Un paquete que será aprobado, salvo sorpresa mayúscula, este martes, 29 de marzo, en uno de los Consejos de Ministros, que ya se prevé como el más importante (al menos en lo que va de año), para los bolsillos de los españoles. 

Desde Moncloa califican de "éxito total", según detalla la agencia Efe, ese acuerdo, aunque reconocen que los deseos iniciales de Sánchez aspiraban a más. Pese a todo, afirman que no renuncian a ellos y, de hecho, la UE está avanzando para que se conviertan en realidad propuestas que hace unos meses planteaba España y parecían prácticamente imposibles, como las compras conjuntas de gas y el impulso de determinadas interconexiones. 

El concepto de 'isla energética'

Lo que ocurre, explican, es que se trata de aspectos que necesitan más tiempo, mientras que la inmediatez de las soluciones viene de la mano del aval de los Veintisiete a que la Península Ibérica tenga alguna herramienta específica para actuar ya por su condición de "isla energética".

En concreto, en virtud del artículo 122 del Tratado de la UE, las regiones que cumplan ciertos criterios podrán limitar temporalmente los precios de los combustibles fósiles usados para la electricidad sin afectar al funcionamiento del mercado único. La medida incluye a las regiones con bajo nivel de interconexión eléctrica con el resto de la UE y una cuota de electricidad de energías renovables superior al 45%.

En esta situación se encuentran los dos países de la Península, y España en concreto tiene una interconexión con el resto de Europa del 2,8% y un mix energético en el que un 47% procede de las renovables.

La clave del asunto está en que, actualmente, el precio diario del mercado mayorista de la electricidad lo marcan las centrales que utilizan gas, y por ello, Teresa Ribera, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, quiere aprovechar al máximo esa "excepción ibérica". Tanto es así que lo que pretende proponer el Gobierno ahora a la Comisión Europea no es precisamente topar el gas, sino "separar el gas del mecanismo de formación de precios". 

El precio de la luz bajaría en un mes

La propuesta española estará lista en siete días y, si todo va según lo previsto, supondrá una rebaja del precio de la luz dentro de tres o cuatro semanas más, a la espera de definir los detalles del sistema concreto que se va a utilizar para diluir el precio del gas y su impacto en la electricidad.

Ribera subrayó en una entrevista, al día siguiente de la cumbre europea, que la idea es la de introducir "un sistema del pago del gas como corresponde: hay que pagar el gas en todo caso, pero queremos que ese precio del gas no sea el precio al que se pague el resto de la electricidad que se produce, que tiene un precio más barato".

Según la hoja de ruta que maneja la ministra -y que apuntó el sábado pasado escuetamente- se trata tanto de poner un tope máximo al precio del gas, como de analizar la entrada de electricidad en el modelo español hora a hora y determinar el precio a pagar en esas franjas en virtud del tipo de energía que les entre y con la prioridad que establece el sistema español: primero renovables y más baratas, y luego el resto. 

Cuando haya energía procedente de una planta gasista, a precios más caros, se prorrateará con todo lo que se tenga en esa hora concreta, de forma que el precio (en ese timing) bajará y no se tendrán que pagar todas al precio de la más cara del día, como hasta ahora. Esa división y adjudicación de oferta y demanda por franjas horarias, que ya se utiliza en el sistema, supone que no se generan costes adicionales para nadie, aunque el precio de la luz en general bajará de manera considerable y, con ello, los ingresos de las eléctricas, que verán esfumarse los 'beneficios caídos del cielo' de la noche a la mañana.

A pesar de que la idea de poner un tope al gas está sobre la mesa y eso puede generar un coste a las gasistas, la ministra entiende que no habrá que hacer grandes compensaciones y mucho menos con fondos públicos, porque el sistema se encargará de ordenarlo todo y que cada cual reciba por lo que está ofertando, por riguroso orden de entrada de las órdenes de compra y de venta.

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