Lo que debes tener en cuenta cuando aplazas un pago con la tarjeta de crédito

Las tarjetas de crédito son un método de pago muy cómodo, ya que permiten aplazar los pagos y, habitualmente, el cobro se hace a finales de mes o incluso al mes siguiente y no en el momento, como sucede con las tarjetas de débito. Sin embargo, utilizar estas opciones asociadas a una tarjeta de crédito no siempre son tan beneficiosas como puedan parecer o, por lo menos, deberíamos saber a qué nos atenemos cuando las utilizamos para evitar futuros problemas, como sucede en el caso de las tarjetas revolving. 

Las tarjetas de crédito suelen funcionar con una cantidad de dinero preconcedida en esa misma tarjeta de la que se van descontando los diversos gastos que le vayamos cargando. Por esta misma razón, dependiendo de las cantidad que haya que abonar, se puede utilizar la opción de aplazar o fraccionar el pago (haciendo frente o no a intereses). Todo dependerá de la cantidad de dinero que el titular de la tarjeta tenga preconcedido, como si de un préstamo se tratase, en la misma.

A la hora de seleccionar, en el mismo momento del pago o, posteriormente, desde nuestro perfil online del banco, la opción de aplazar el pago de una cantidad cargada a nuestra tarjeta de crédito habrá que tener en cuenta una serie de factores y variables. El Banco de España aconseja, lo primero, entender la dinámica de este método de pago y saber que es un sistema que se aplica solo a los cargos que nosotros seleccionemos, no a todos.

Comisiones e intereses

Una vez que sepamos que no todos nuestros pagos van a verse aplazados por arte de magia, hay que tener en cuenta que el uso de este aplazamiento implica hacer uso de un límite de crédito concedido y que puede ser gratuito, pero también puede conllevar el pago de una interés o una comisión. 

Para conocer todos estos datos e informaciones, sobre todo antes de pagar o autorizar cualquier movimiento de este tipo en nuestra tarjeta de crédito, habrá que acudir al contrato firmado en el momento de la entrega de la tarjeta de crédito. Ahí deben estar reflejadas todas las condiciones del servicio, desde los tipos, el plazo y las comisiones hasta la cancelación anticipada o plazo de desistimiento.