La lucha por el sector 

¿Quién dominará a las telecos en 2021? El imperialismo del 5G lastra a Europa

En este sector, la incorporación de capital privado y los movimientos tecnológicos ofrecen un cambio continuo en la lucha encarnizada por figurar entre las diez primeras empresas del mundo. 

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¿Quién dominará a las telecos en 2021? El imperialismo del 5G lastra a Europa. 
EFE

El dinamismo empresarial es propio de la economía capitalista. Las compañías que son líderes hoy pueden verse superadas por otras en cuestión de años. Esa es la luz de un sistema que prima la especialización y la adaptación, dos valores, especialmente relevantes en las compañías de telecomunicaciones. En este sector, la incorporación de capital privado y los movimientos tecnológicos ofrecen un cambio continuo en la lucha encarnizada por figurar entre las 10 primeras empresas del mundo.

2019 cerró el ejercicio situando a China Telecom como la teleco con mayor valor de mercado, alcanzando los 309.160 billones de dólares y una cartera de clientes de casi 400 millones de usuarios entre clientes de línea fija, móvil y banda ancha. Cifras sin duda mareantes, pero no muy alejadas de sus más estrechos competidores que fueron AT&T, China Mobile, Verizon y la japonesa Telegraph & Telephone Corp. Un peldaño más atrás se situaron las europeas Deutsche Telekom, la británica Vodafone y la española Telefónica situadas entre ellas en un rango de capitalización similar, aunque con un nivel de penetración dispar, tanto en número de clientes como en el total de países en los que prestan servicios.

Sin embargo, este 2020 ofrece un panorama distinto, muestra inequívoca del atractivo para el inversor y de unas políticas acertadas en mitad de una crisis pandémica. Según recoge MBA Skool, una plataforma libre de gestión de conocimiento, las principales compañías mundiales han permutado sus puestos en el ranking. Los americanos de AT&T se han convertido en los reyes del mercado, desbancando a China Telecom como la empresa de telecomunicaciones con los mayores ingresos, seguida por Verizon, Nippon Telegraph & Telephone y China Mobile.

Las europeas también se han visto beneficiadas, escalando posiciones en un ranking en el que la española Telefónica figura en el séptimo lugar. Este dato refleja sin lugar a dudas el momento que viven las telecos chinas que, pese a su dominio fáctico del 5G, no han pasado su mejor año. En este sentido, la misteriosa “desaparición” de 20 millones de líneas móviles ocurrida durante el mes de abril han supuesto un mazazo, más simbólico, que económico para los asiáticos. Algunos analistas llegaron a atribuir este hecho con el falseamiento de datos de víctimas por el coronavirus. 

A diferencia de lo que ocurre con las tecnológicas, en el sector de las telecomunicaciones prima el continente frente al contenido. Las inversiones en redes se han llevado y llevarán una ingente inversión pública y privada. Solo en digitalización y telecomunicaciones, los PGE destinarán 4.230 millones de euros en 2021, de los que 3.650 provendrán de los fondos europeos. Una inversión histórica que servirá tanto para revitalizar la Agenda España 2025, como para apuntalar los 110.000 millones de euros invertidos en el sector de las telecomunicaciones y los servicios audiovisuales en el periodo 2000 - 2020.

En total, un 11% del PIB anual español, que ha dado como fruto que contemos con una de las mejores infraestructuras de la Unión Europea. Esto no es decir poco. La histórica apuesta europea por las telecomunicaciones hace que el territorio continental supere con creces la cobertura y capacidades de otros bloques económicos. Incluso en los Estados Unidos (fuera de los grandes núcleos urbanos) podemos encontrar redes de comunicaciones que no pueden competir en calidad con las europeas. Todo esto era así hasta que llegó el 5G y a Europa le pilló, castizamente, el carrito del helado.

Las compañías chinas han invertido en esta tecnología miles de millones de dólares, procedentes de su mayor facturación, en las que duplican a los operadores europeos. Mientras que en España y Europa la red 4G contó con un fuerte apoyo público y privado, las sucesivas crisis y la necesidad de redimensionar su tamaño han dejado que la red continental sea realmente precaria en la nueva tecnología del futuro. Este factor es el que ha protagonizado 2020, con intensas luchas entre Estados Unidos y China por retrasar la entrada del 5G los primeros y acelerarla los segundos.

La guerra del 5G es una batalla que trasciende a las telecomunicaciones. El coche autónomo, los sistemas de navegación marítimos, la telemedicina, las videoconferencias, los sistemas de armamento e incluso los servicios bancarios dependen de él para poder desarrollarse completamente. Es la revolución pendiente de la tecnología y en la que Huawei cuenta con ventaja para convertirse en aliado de los europeos si juega bien sus bazas.

Los chinos cuentan con cierta superioridad 

Pese a su derrota en Reino Unido, los chinos cuentan con cierta superioridad en el continente. Las prohibiciones americanas y restricciones británicas para contar con su participación en el despliegue de la red del futuro no encuentran con la misma oposición en la Unión Europea. El perfil de seguridad de los operadores es considerado por la Comisión Europea como imprescindible, pero se deja a cada Estado miembro la libertad para tomar sus propias decisiones. Francia ya se ha pronunciado en este sentido, anunciando que se sumará parcialmente a las posiciones de los británicos, restringiendo - que no prohibiendo - la utilización de equipamientos de la empresa china por parte de sus operadores de telecomunicaciones.

Huawei se ha dedicado durante los años previos a la crisis pandémica a adquirir parte de las redes móviles europeas, preparando el terreno para la gran conquista que supone el 5G. Cualquier movimiento en contra de los asiáticos aumentará la independencia tecnológica, pero, por el contrario, supondrá un retraso en la implantación de esta tecnología, amén de un aumento de los costes, que ya han sido sufragados por los chinos y a los que habría que compensar, o bien partir de cero.

Junto al 5G y corriendo en paralelo, la construcción y explotación de las torres de telecomunicaciones es el otro gran reto y a la vez oportunidad que afronta el sector. Un negocio de nuevo multimillonario en el que aparecen grandes inversores nacionales junto a los tradicionales extranjeros. La pandemia y en especial el confinamiento han supuesto un acicate para el consumo de datos masivo por la población, a la par que un endeudamiento puntual de las grandes empresas del sector.

La falta de liquidez momentánea impide dedicar los esfuerzos privados a este destino, por lo que las operadoras se ven “obligadas” a dar entrada a nuevos socios en el negocio de las torres o incluso a animar la fusión entre grandes compañías. La componente geopolítica en este punto es importante. Además de los fondos de inversión extranjeros, las españolas, con Cellnex al frente, con una revalorización en Bolsa superior al 30%, se sitúan como las primeras espadas en gran parte de la Unión Europea, donde gozan de un dominio físico frente a los movimientos vendedores de Vodafone o Deutsche Telecom.

2021 puede traer novedades a un sector que no ha sufrido como otros los efectos del peor año de la historia económica de las últimas décadas. En este caso, el movimiento más probable será el de la vuelta a la fortaleza de las cuentas, fundamentadas en las perspectivas del negocio tradicional, pero conviviendo con una oferta cada vez mayor de ingresos procedentes de servicios alternativos. Una realidad que, probablemente, provoque un nuevo ranking en 2021 y que, como todas las clasificaciones, traerá ganadores y perdedores, en el que se supone será el año de la recuperación total.

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