La rebaja de previsiones divide a CEOE: el gran consumo pide no encender alarmas

  • La perfumería y cosmética, los grandes almacenes y la distribución instan a no alimentar la pérdida de confianza de cara a la campaña de Navidad.
Iñigo Fernández de Mesa y Antonio Garamendi / EP
Iñigo Fernández de Mesa y Antonio Garamendi / EP

La CEOE busca el equilibrio interno entre los sectores que anhelan cambios en las políticas económicas y los ligados al consumo, que no quieren alimentar la pérdida de confianza entre los consumidores de cara a la recta final del año, en la que aparecen marcadas en rojo en el calendario fechas clave para sus cuentas de resultados como el Black Friday o la campaña de Navidad. En esta balanza, finalmente ha pesado más el pesimismo que inevitablemente ha acabado por plasmarse en una rebaja de previsiones por parte de la patronal, si bien Antonio Garamendi ha medido al milímetro el mensaje para no alentar los malos augurios.

La confederación empresarial acaba de empeorar la previsión de crecimiento del PIB tanto en 2019 como en 2020. En el caso de este año la rebaja asciende a una décima, desde el 2,1% hasta el 2%. Pero según ha podido saber La Información por fuentes conocedoras de esta revisión, la patronal llegó a plantearse dejar la cifra oficial incluso por debajo del 2%, en concreto, en el 1,9%. Sin embargo, finalmente optó por plasmar ese dato y añadir punto y seguido: "Incluso existe la posibilidad de que el PIB crezca por debajo del 2% si se materializan los riesgos existentes".

Así figura en el Panorama Económico que acaba de publicar en su página web, en esta ocasión, de una manera más silenciosa de lo habitual y sin la publicidad a la que acostumbran los cauces oficiales de difusión. Las fuentes consultadas apuntan a que la patronal ha optado por no hacer "demasiado ruido", precisamente, porque la rebaja de las previsiones ha generado una fuerte división interna.

Las mismas fuentes aseguran que sectores como la perfumería y cosmética, los grandes almacenes y la distribución maniobraron hasta el último minuto para que el dato oficial de previsión para este año no bajara del 2%. Su motivación: las expectativas que las previsiones generan en los consumidores en un momento de desaceleración económica. Dicho de otro modo: los mensajes alarmistas sobre la economía asustan, y la gente deja de gastar. Y esto no conviene a sus cuentas de resultados, sobre todo cuando les quedan por delante picos clave para sus ingresos como la campaña navideña.

Así, la rebaja de previsiones que ha llevado a cabo la Comisión de Economía y Política Financiera de la patronal que dirige el presidente del Instituto de Estudios Económicos (IEE) y vicepresidente de la CEOE, Íñigo Fernández de Mesa, ha sido en parte edulcorada. Los empresarios no son ajenos al pesimismo generalizado que se cierne sobre la economía española –el propio Gobierno en funciones ha empeorado sus perspectivas, así como el Banco de España o el FMI– pero también saben que cuando crece la desconfianza del consumidor, la demanda interna empieza a resentirse y por contra aumenta la tasa de ahorro, hay que compensar las dosis de realismo con mensajes de tranquilidad.

Es una filosofía similar a la que está siguiendo el Gobierno socialista. La cascada de revisiones a la baja por parte de organismos nacionales e internacionales le ha llevado finalmente a empeorar su pronóstico de avance del PIB hasta el 2,1%, tal y como le ha comunicado a la Comisión Europea, si bien el Ejecutivo tiene orden de no caer en el alarmismo y destacar la fortaleza que aún muestra la economía española. Al contrario, desde la oposición el Partido Popular azuza el fantasma de la crisis y aprovecha para recordar que fueron ellos los que sacaron a España de la última recesión. Así lo ven las fuentes empresariales consultadas.

Peores expectativas

De cualquier manera, la CEOE sí plasma en su Panorama Económico algunas preocupaciones. "Se observa cierta recuperación de la tasa de ahorro de los hogares, que puede estar reflejando un deterioro de las expectativas de las familias en un contexto de mayor incertidumbre, y que puede estar frenando el avance del consumo privado, a pesar de que sus fundamentos siguen siendo positivos (crecimiento del empleo, bajos tipos de interés, incremento de los salarios e inflación muy baja)", reza.

Aun así, la patronal ha decidido dejar su previsión de crecimiento para este año en un rango alineado con la mayoría de los analistas. Es más pesimista que el Gobierno (2,1%) o que el FMI, que augura un 2,2%, pero su pronóstico es más positivo que el de los analistas de Funcas, que sí han rebajado sus estimaciones por debajo del 2%, hasta el 1,9%.

El propio Garamendi admitía recientemente en un acto público que la economía podría crecer este año por debajo del 2%, pero llamaba al optimismo: "Hay que ser optimistas, porque es fundamental también estar orgullosos de nuestro país y vender que España merece la pena", decía. La imagen es clave para los inversores y por eso proyectar hacia el exterior la fortaleza económica del país es fundamental. Más en un momento de incertidumbre en el que los españoles van a acudir a las urnas por cuarta vez en cuatro años y todos los escenarios de política económica están abiertos después del 10-N.

Mostrar comentarios