El sector pide flexibilidad

El campo sufre una reconversión digital y ecológica con la renovación de la PAC

La Política Agraria Común de la Unión Europea entra en vigor el 1 de enero e inyectará en los cultivos y el ganado español unos 4.800 millones anuales, pero trae consigo una serie de exigencias medioambientales.

Viñedo en Extremadura
La reconversión digital y ecológica del campo con la nueva reforma de la PAC.
Sebastian Carbini Princic

La nueva Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea para el periodo 2023-2027 'regará' el campo español con cerca de 25.000 millones de euros. En el año 2023, primer año de aplicación de la renovada norma, los aproximadamente 715.000 agricultores y ganaderos españoles receptores de la PAC percibirán 4.800 millones de euros. Pero la nueva PAC trae consigo una serie de exigencias medioambientales -el 23% de la ayuda está destinada a los llamados 'ecoesquemas'- y de digitalización que ‘asustan’ a un campo español que todavía, en buena parte, no está preparado para ello. Y es que con la nueva PAC que entrará en vigor el próximo uno de enero “o eres ecológico y digital o no cobras”, explica Ramón García, agricultor sevillano con 100 hectáreas de cereal de secano, y responsable de COAG en esta provincia.

Las organizaciones agrarias como ASAJA, UPA, COAG o Cooperativas Agroalimentarias y gobierno autonómicos como el andaluz o el de Castilla y León están pidiendo al ejecutivo que “flexibilice” la entrada en vigor de la PAC. Así, La titular de Agricultura de Andalucía, Carmen Crespo, asegura que “Andalucía ha pedido flexibilidad con el fin de que la aplicación de la PAC en 2023 no se convierta en un coste adicional que desincentive el desarrollo de las prácticas medioambientales por parte de los agricultores y ganaderos”. Según la Junta, esta región, que con el 33% "es la comunidad que aglutina al mayor número de perceptores de estas ayudas de toda España", perderá “500 millones anuales con la nueva PAC”.

Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que dirige Luís Planas se llama, sin embargo, a la “responsabilidad” en la aplicación de la nueva PAC y se considera que la misma es “una gran oportunidad” para la agricultura y ganadería españolas porque propiciará "la innovación y el relevo generacional como las grandes palancas que permitirán la transición hacia una agricultura más sostenible, que mantenga los niveles de rentabilidad". Incluso, Planas ha tachado en el Congreso de los Diputados de "voces aisladas e irresponsables" aquellas que piden la no aplicación de estos ecoesquemas. Incluso, la directora de la Oficina de la CE en España. María Ángeles Benítez, asevera que “estamos delante de una transición, nunca es fácil, pero precisamente estamos para apoyar y uno de los mantras es que sea justa, que nadie quede atrás y no hay nada imposible”.

Pero, ¿qué son esos ecoesquemas o ecorregímenes de los que dependen el 25% de las ayudas, más de 1.300 millones al año? Son unas ayudas directas que podrán percibir todos aquellos que lleven a cabo algunas de las prácticas agrícolas voluntarias que sean beneficiosas para el medio ambiente. La UE señala siete prácticas. La primera es el aumento de la capacidad de sumidero de carbono de los pastos mediante el impulso del pastoreo extensivo. La práctica dos, es el mantenimiento y mejora de la biodiversidad mediante la siega sostenible y el establecimiento de espacios de biodiversidad en las superficies de pastos y consiste en una siega sostenible, con un número menor de cortes al año o el mantenimiento de islas o espacios de biodiversidad y de elementos del paisaje o elementos estructurales como muros o setos, en un porcentaje mínimo del 7% de la superficie de pastos de siega de la explotación. La tres supone la rotación en tierras de cultivo y se atenderá a una rotación de cultivos que comprenda, como regla general, “el cambio de cultivo cada año de, al menos, el 40% de la superficie de tierras de cultivos herbáceos acogidas a esta práctica”. Y en el caso de explotaciones con menos de 10 hectáreas de superficie de cultivo, la práctica consistirá en una diversificación de, al menos, dos cultivos.

El cuarto ecoesquema, es el mantenimiento de la cubierta vegetal del suelo durante todo el año mediante la supresión del laboreo, realizando la siembra sin alteración mecánica del suelo en al menos un 40% de las tierras de cultivo de la explotación. La quinta habla de crear espacios de biodiversidad en tierras de cultivo y cultivos permanentes. La sexta es la práctica de cubiertas vegetales espontáneas o sembradas en cultivos leñosos y la séptima es la práctica de cubiertas vegetales inertes en cultivos leñosos y consiste en el depósito en el suelo del volumen de los restos de poda suficiente, una vez triturados.

Un nuevo marco normativo que genera para las organizaciones agrarias “incertidumbre a los agricultores y los ganaderos porque no es clara, está en continuo cambio y ha sido diseñada sin estudios de impacto previos”. Por ello, aseguran que “lo lógico y sensato, si no hubiera otros intereses de por medio, sería retrasar un año la aplicación de los ecorregímenes”. Así, por ejemplo, ASAJA, COAG y Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía creen que el impacto de estas medidas que entrarán en vigor el próximo 1 de enero “será dramático para los agricultores y los ganaderos andaluces, máxime en un contexto como el actual de sequía extrema, fuerte crisis energética y de incremento desmesurado de los costes de producción, a lo que deberán sumar las pérdidas en la PAC, lo que acabará con la rentabilidad de miles de explotaciones andaluzas”.

En un a jormada sobre la nuyeva PAC organizada por la oficina de la Comisión Europea en Madrid este jueves, el responsable de organización de COAG, Andoni García, mostró su desacuerdo con el rumbo de la PAC “en un momento en el que los agricultores luchan por sobrevivir” y cuestionó que los ecoesquemas “ayuden a la transformación de la agricultura y a las pequeñas y medianas explotaciones”. Por su parte, desde UPA se considera que el agricultor tiene la impresión de que “todo el mundo le dice lo que tiene que hacer” y que primar un tipo de producción como la ecológica no significa que otras formas de cultivo sean “mejores o peores”.

Según un estudio del Ministerio de Agricultura, el 91% de los agricultores y ganaderos tienen más de 40 años

Y luego están las obligaciones digitales a las que tendrán que hacer frente los agricultores y ganaderos receptores de la PAC. Entre ellas están las notificaciones electrónicas para todos los solicitantes de la PAC. Tanto personas físicas como jurídicas, agricultores y ganaderos deberán disponer de dispositivos electrónicos donde tengan implantadas su firma digital para poder descargar esas notificaciones para después enviarlas a las entidades que le tramiten la PAC. Además, están los controles por satélite y monitoreo, que obligan a los agricultores y ganaderos a tener dispositivos móviles de última generación donde deben descargar una APP para poder realizar fotografías georreferenciadas. Y, por último, el cuaderno digital por el que a partir del verano de 2023 todos los agricultores y ganaderos tendrán la obligación de llevar un cuaderno digital donde apuntar las operaciones y tratamientos fitosanitarios cada 15 días, para lo que necesitarán equipos informáticos y programas de gestión con las tecnologías digitales más avanzadas.

“Un gran disparate” para ASAJA que considera que es “incomprensible que desde el mismo Gobierno que ha promovido esta ley se esté obligando a los agricultores y ganaderos a través de las nuevas reglas de la nueva PAC a tener que hacerlo todo de forma digital, máxime sabiendo que la edad media de los agricultores y ganaderos en España es bastante avanzada y que la famosa brecha digital es más acentuada en el medio rural donde, en muchos casos, no hay ni siquiera acceso a internet”. Y es que, según un estudio del propio Ministerio de Agricultura, el 91% de los agricultores y ganaderos de España tienen más de 40 años, en concreto, el 53% tienen entre 40 y 65 años y el 38% del total tienen más de 65 años. Una nueva PAC, en resumen, contra la que claman buena parte de los agricultores y ganaderos españoles porque “no compensa la pérdida de renta, que es para lo que nació la PAC; es más compleja de aplicar y tiene una serie de exigencias y requisitos ambientales y digitales que harán que baje la producción y aumente el gasto”.

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