Rosell abre la batalla de la integración de grandes empresas en el gobierno de CEOE

  • El presidente de la patronal anuncia que instará una reforma estatutaria para habilitar la presencia de gigantes empresariales en la cúpula de CEOE
Juan Rosell Román Escolano
Juan Rosell Román Escolano

El fin de mandato de Juan Rosell al frente de CEOE se anuncia movido. Contestado por buena parte de la organización por su postura respecto al conflicto en Cataluña, su disposición a abrir la espita de las subidas salariales en la negociación colectiva y sus presuntas concesiones a los sindicatos en el marco del diálogo social, el presidente de la principal organización empresarial española se ve con fuerzas para afrontar una última batalla interna, quizá la más delicada: resolver el encaje de las grandes empresas del país en los órganos de Gobierno de CEOE.

El asunto es 'casus belli' en el seno de la organización empresarial. Concebida y construida como una patronal de patronales, el rechazo a esta posibilidad es la norma entre las organizaciones territoriales y sectoriales que conforman la organización y que observan como un riesgo no sólo para su representatividad interna sino para su propia existencia el hecho de que algunos de sus socios puedan sentarse junto a ellos y plantear sus propias reivindicaciones en la Junta Directiva o el Comité Ejecutivo de CEOE. Y así se lo han hecho saber a Rosell, cada vez que éste ha puesto encima de la mesa el asunto. La última vez en la reunión Junta Directiva del pasado mes de noviembre.

La penúltima, para ser exactos, porque en su último discurso con luz y taquígrafos ante la Asamblea General de CEOE este miércoles, Rosell se ha encargado de dejar claro que no piensa finalizar su mandato sin intentar una última vez la reforma estatutaria que permita la representación de las empresas en los órganos de Gobierno de CEOE. "Hemos incrementado nuestra base de asociados, especialmente en el campo de las empresas como socias directas y que también lo son de nuestras organizaciones. Queda por explicitar la participación de las empresas en nuestros órganos de gobierno y representatividad electoral, que sería bueno hacerlo en este mandato, pero empezando a contar a partir del próximo. Debemos poner una o varias propuestas encima de la mesa y escoger y decidir".

Juan Rosell tiene ocho meses para hacerlo. Su mandato vence el próximo mes de diciembre y todo hace suponer  que antes habrá un proceso electoral que paralizará la dinámica de la organización e impedirá que prospere cualquier iniciativa. 

Más de 120 empresas pagando puntualmente la cuota

Desde que en 2014 Juan Rosell consiguiera que se contemplara en los nuevos estatutos de CEOE la posibilidad de incorporar empresas con voz pero sin voto 120 compañías se han dado de alta en la organización empresarial, configurando una nómina en la que figuran Santander, Telefónica, Google, Iberia, Merlin Properties, Mercadona, Repsol, Seat, Grupo Eulen...Auténticos gigantes empresariales que, aún pagando religiosamente su cuota, no tienen representación formal ni entre las 50 vocalías que conforman el Comité Ejecutivo, ni entre los 250 representantes de la Junta Directiva, cuya titularidad corresponde a las organizaciones territoriales y sectoriales.

No ha resultado un mal negocio para la organización. CEOE ha conseguido diluir la amenaza que para su influencia y representatividad institucional significó en su día la creación del Consejo Empresarial de la Competitividad, en el que se alinearon 15 de las principales corporaciones empresariales españolas bajo la Presidencia de César Alierta, y también ha consolidado una interesante vía de ingresos que en los Presupuestos de 2018 contribuirá tanto al presupuesto de la organización como las tradicionales cuotas de las organizaciones. En 2018, CEOE ingresará 5,8 millones por las cuotas de las organizaciones asociadas y más de 5 millones por las aportaciones de las empresas afiliadas.

"Se trata de asociados que pagan sus cuotas y a los que tarde o temprano habrá que dar un espacio de representatividad en la organización", admite un responsable de una organización sectorial. Rosell quiere que ese movimiento se resuelva ya, antes de que finalice el año, para que el futuro presidente - todo apunta a que será el actual presidente de Cepyme, Antonio Garamendi- ya gestione esa nueva estructura.

El plan de Rosell va más allá de la reforma estatutaria y también pasa por una reasignación del peso que cada organización sectorial y territorial tiene en CEOE bajo un doble criterio de aportación al presupuesto de la organización y peso real en la economía. Algunas organizaciones sectoriales ya han comenzado a hacerlo, como por ejemplo las patronales de la construcción, CNC y Seopan, que han reducido drásticamente su número de vocalías en la Asamblea General de la organización.

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