Tregua en la coalición

¿Fin a la guerra del Gobierno? Quién ha ganado la enésima batalla Díaz-Calviño

La vicepresidenta económica logra 'colarse' en la mesa de la reforma laboral. La ministra de Trabajo exige fijar los contenidos en una reunión previa con Pedro Sánchez. Los choques se resolverán al más alto nivel.

Yolanda Díaz Nadia Calviño
¿Fin a la guerra del Gobierno? Quién ha ganado la enésima batalla Díaz-Calviño
Agencia EFE

"Si se deroga la reforma laboral gana Yolanda Díaz; y si no se deroga, también gana Yolanda Díaz, porque Pedro Sánchez no le deja derogarla". Esta reflexión, captada en altas esferas empresariales, sintetiza algo que Pablo Iglesias arrojaba tajante el lunes a los micrófonos de la Cadena Ser: esta "batalla" ya está ganada. Su sustituta en la coalición ha asumido como una gran victoria lo que en algunos ámbitos se interpreta como una evidente derrota: ha perdido el control absoluto de una reforma que hasta ahora pilotaba en solitario. Pero la vicepresidenta segunda repite como un mantra que lo importante es el contenido de la norma y no los liderazgos, aunque olvida que el 'quién' inevitablemente condiciona el 'qué' y de ahí que en el equipo de Nadia Calviño no oculten su satisfacción por haber conseguido 'colarse' en la negociación de la reforma laboral con los agentes sociales. ¿Quién ha 'ganado' realmente esta batalla?

Después de cinco días de intensa crisis en el seno de la coalición -la más grave en lo que va de legislatura- el PSOE y Unidas Podemos firmaban una tregua -que no la paz- este miércoles. Coincidiendo con el desarrollo de la reunión habitual de la mesa de diálogo social en la que Trabajo, patronal y sindicatos negocian la reforma laboral, Moncloa daba a conocer el acuerdo por el que se modifica la metodología de negociación para atender a la demanda de la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos e incorporarla a la negociación de la reforma laboral. Primer envite para Calviño. También entra el Ministerio de la Seguridad Social y el resto de departamentos afectados por aspectos concretos de la norma en ocasiones puntuales. Eso sí, la delegación gubernamental estará encabezada por el secretario de Estado de Empleo. Lidera, por tanto, Yolanda Díaz.

Díaz mantiene el pilotaje de la mesa tripartita a la que, a partir de ahora, Joaquín Pérez Rey, en calidad de secretario de Estado de Empleo, acudirá acompañado de dos responsables de las direcciones generales de Economía y Seguridad Social. El rango no es baladí, pues las direcciones generales se sitúan jerárquicamente por debajo de las secretarías de Estado. Ergo, el Ministerio de Trabajo manda en la mesa. Estas reuniones se celebrarán todos los miércoles por la mañana, tras un encuentro previo de coordinación entre los tres secretarios de Estado (Pérez Rey, Gonzalo García e Israel Arroyo) para "fijar posición" cada martes por la tarde, tras el Consejo de Ministros. A esa cita del martes podrán acudir también representantes de ministerios afectados y los participantes volverán a encontrarse el miércoles por la tarde para analizar el desarrollo de la mesa y coordinar el trabajo de preparación para la siguiente semana.

Asumido el liderazgo de Yolanda Díaz en la mesa en la que participan la patronal y los sindicatos, el Gobierno ha acordado otro espacio de negociación que se abrirá exclusivamente "cuando sea necesario por la importancia o complejidad política de los asuntos". Es decir, que cuando existan choques entre departamentos por aspectos de la reforma laboral que sean claves, el conflicto se elevará a un foro de alto nivel entre las vicepresidentas y los ministros implicados. Estas reuniones se celebrarían , con carácter general, inmediatamente antes o después de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, el órgano colegiado que fija posición en materias de política económica y que preside Calviño, "para facilitar la coordinación de agendas", según ha justificado Moncloa. 

En paralelo a este embrollo -y esta es una de las claves- se ha convocado otra mesa extraordinaria. Se reunirá el próximo martes, día 2 de noviembre, y la presidirá el propio Pedro Sánchez. Acudirán Díaz, Calviño, José Luis Escrivá (Seguridad Social), María Jesús Montero (Hacienda) y Pilar Alegría (Educación). Fuentes gubernamentales explican que este encuentro ha sido demandado directamente por Yolanda Díaz para forzar al PSOE a fijar una posición de Gobierno para la mesa de diálogo social, en los términos del acuerdo de coalición, es decir, el contenido de la reforma laboral. Aunque los socialistas insisten en que no hay discrepancias de fondo, la ministra de Trabajo sostiene que los socios están mostrando resistencias en algunos aspectos que estaban inicialmente pactados, en particular con la derogación de los denominados "aspectos más lesivos" de la legislación del PP.

Así las cosas, y a la espera de que los socios de la coalición fijen una posición, por el momento, fuentes del diálogo social interpretan que la resolución del conflicto entre Díaz y Calviño "ha quedado en tablas". Forman, dicen, "un matrimonio de conveniencia". Aunque es cierto que la vicepresidenta económica ha puesto "patas arriba" la metodología de la negociación, con la apertura de tres mesas paralelas sobre el mismo asunto, y ha conseguido meterse en la reforma laboral, Díaz mantiene el liderazgo sobre un asunto que es de su competencia pero que afecta directa o indirectamente a otros ministerios. Además, la titular de Trabajo ha conseguido que Sánchez se siente a redefinir con los departamentos implicados cuál va a ser la reforma laboral que se va a plantear a los agentes sociales.

Lo que choca, en cualquier caso, es que el Ministerio de Trabajo lleva siete meses negociando con las organizaciones sindicales y patronales un paquete de medidas en materia de modernización de la negociación colectiva y reducción de la temporalidad -los dos ejes principales de la reforma- , por lo que en el ámbito sindical "no se entiende" e incluso "enfada" que Economía haya tildado estas conversaciones de "preliminares" y quiera interferir ahora en los contenidos, en la recta final de las negociaciones. Una interferencia que, al contrario, sí es del agrado de los empresarios, que ven en Calviño un dique de contención frente a algunas de las medidas planteadas por Díaz en los borradores, que a juicio de la CEOE introducirían una rigidez extrema en el mercado laboral.

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