La pensión se sigue pagando pese a la tímidas medidas

Reforma o quiebra: los peores augurios sobre pensiones que no se han cumplido

El sistema sigue funcionando, pese a un déficit de 15.000 millones. Las previsiones de hace 25 años no tuvieron en cuenta el 'boom' económico, la entrada de inmigrantes, las crisis ni un aumento de la población.

Méndez Toxo
Méndez y Toxo se opusieron tajantemente a reformas profundas, pero al final las apoyaron.
Europa Press

En febrero de 2010, un año y medio antes de que el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicase la reforma de las pensiones del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el entonces presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, defendía la necesidad  de llevar a cabo ajustes "muy fuertes" para no caer "en una senda de tristeza y penuria". Elevar la edad de jubilación hasta los 67 años en 2027 se había convertido un escollo importante para la reforma de Rodríguez Zapatero y mientras unos defendían este 'sacrificio', otros aseguraban que no era necesario y apostaban por otros mecanismos menos duros. "En el momento en el que se habla de sacrificio y se sale de la tónica del mundo de los osos amorosos, todo el mundo se echa las manos a la cabeza", aseguraba Quintás.

La historia parece repetirse ahora, con augurios catastrofistas por una parte y exceso de optimismo por otra. Desde la creación del Pacto de Toledo en 1995 han sido bastantes las predicciones y proyecciones que no se han cumplido, aunque también hubo muchas que describieron a la perfección la situación actual, y otras que no se llegaron a ver ni de lejos. El Banco de España ha sido uno de los organismos más preocupados por el futuro de las pensiones y su gobernador entre 2005 y 2012, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, instó en todo momento a llevar a cabo una reforma profunda, urgente y necesaria, que se cuestionaba desde los sindicatos Ignacio Fernández 'Toxo' y Cándido Méndez, aunque finalmente acabaron suscribiéndola.

Solbes, Ordóñez y los sindicatos

En 2008, el entonces ministro de Economía, Pedro Solbes, hizo saltar todas las alarmas asegurando que las pensiones no serían viables sino se impulsaba una reforma de calado, unas palabras que se anticipaban en tres años a la reforma de Rodríguez Zapatero, y que no sentaron bien en el Ejecutivo. Solbes, cinco años antes, cuando era comisario europeo de Asuntos Económicos, ya había advertido de la necesidad de profundas reformas par dar viabilidad financiera del sistema público de pensiones.

Por su parte, Fernández Ordóñez hace 21 años ya abogaba por extender el cálculo de la pensión a toda la vida laboral -entonces solo se tenían en cuenta los últimos 15 años- para salvar el sistema, pero los sindicatos se opusieron frontalmente asegurando que recortaría las pensiones un 25%. La realidad es que ampliarla a 35 años -los que acreditan la mayoría- solo supondría una merma del 5,5%, según reconoce el actual Gobierno. Fernández Ordóñez también advirtió en el Congreso en 2009 que la Seguridad Social podría entrar en déficit ese mismo año, unas declaraciones que molestaron al Gobierno socialista, que aseguró que no sería ese año. Fue dos más tarde, en una economía muy dañada por la crisis. A finales de 2020 el desfase se situó en 15.000 millones de euros.

El catastrofista Piñera

En la misma fecha, el ex ministro chileno de Trabajo y Previsión Social, José Piñera, aterrizaba en España para presentar en el Círculo de Empresarios su alternativa al sistema público de reparto -el que rige en España-. Piñera defendió ante el entonces vicepresidente económico, Rodrigo Rato, y el ministro de Trabajo, Javier Arenas, su propuesta, basada en la capitalización individual, y que según el político podría hacer más competitiva a España para enfrentarse al siglo XXI . El chileno echó por tierra el trabajo del Pacto de Toledo asegurando que si se hacía caso a sus recomendaciones habría que recortar drásticamente las prestaciones. Hoy el Gobierno de Pedro Sánchez quiere dejar de lado los planes individuales y apuesta por los planes de pensiones de empleo.

Lo que preveían los informes

Mientras, un informe financiado el Ministerio de Trabajo e Inmigración y elaborado por el profesor José Luis Tortuero en 2009, mostraba la dirección en la que debían ir las reformas, augurando que en 2020 solo habría un afiliado y medio por pensionista, algo que todavía hoy no se cumplido, posiblemente por algunas medidas introducidas en 2011 y 2013. Las propuestas del documento, que en gran medida se están repensando, eran muy avanzadas, y proponían aumentar el periodo de cálculo reconociendo tiempos cotizados ajenos al trabajo y de reconocimiento social -maternidad y cuidado de hijos- e incluso de formación.

También introducía la posibilidad valorar menos los primeros años de cotización, de 15 a 25, y hacerlo más con los últimos. O mejorar el sistema de cobertura de las lagunas de cotización, de modo que en lugar de aplicar la base mínima vigente en cada momento, se utilizasen las medias entre las anteriores y las posteriores a la laguna. Además abogaba la posibilidad de elegir el periodo cotizado para evitar las irregularidades en la carrera de cotización y la posibilidad de suprimir la jubilación forzosa en los convenios colectivos, algo que se pretende prohibir ahora después de que Pedro Sánchez resucitase el mecanismo hace solo dos años.

En un extenso documento realizado por Fedea hace 26 años, la fundación preveía que la población española que debería sustentar las pensiones apenas aumentaría en 1,5 millones entre los años 1995 y 2025. Apuntaba que se pasaría de 39,5 millones de ciudadanos en la primera de las fechas, a 41,3 en 2015 y 40 en 2025. La entrada masiva de inmigrantes trastocó, en parte, los pronósticos, ya que hoy hay 47,3 millones de habitantes y hace seis años ya había 46,5. Desde 1995 la población española ha aumentado en siete millones.

Fedea también pronosticaba una importante caída de la población activa -entre 15 y 64 años-, pero la realidad es que entre 1998 y 2000 -según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)- hay tres millones de persona en esa franja de edad. Mientras, el cuadro macro que adelantaba era más optimista, sobre todo en lo referente al empleo, que lo que realmente ha sucedido. En 2020 situaba la tasa del paro en el 11,4% y la de actividad en el 68,7%, pero fueron del 14,4% y el 58,9%, respectivamente. Casi nada hacía prever que España sufriría una profunda crisis económica entre 2007 y 2013.

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