Lo que tienes que revisar en el IRPF de tu nómina para no pagar de más en la renta

Fotografía de una calculadora con dinero.
Fotografía de una calculadora con dinero.
Imagen de Robert-Owen-Wahl en Pixabay.

¿Te asusta todos los años el momento de hacer la declaración de la renta? ¿Se te ponen los pelos de punta solo de pensar en cómo vas a tener que pagar lo que te pida Hacienda cuando hagas el borrador? El truco para evitar ese pequeño disgusto con el fisco está en revisar la nómina. En concreto, el apartado de retenciones del IRPF. Si acertamos a la hora de fijar este porcentaje evitaremos muchos disgustos con Hacienda.

Y es que cuando hacemos la declaración de la renta, lo que estamos haciendo es básicamente hacer cuentas con el fisco. Si en alguno de los apartados que figuran como ingresos en nuestra declaración nos han retenido de más, Hacienda nos tendrá que devolver ese dinero que hemos adelantado. Sin embargo, si nos han retenido de menos tendremos que pagar lo que corresponda. 

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El problema normalmente es que al realizar el borrador nuestro balance con Hacienda nunca se suele quedar a cero porque el cálculo, por alguna u otra razón, no suele ser correcto. Por eso es necesario pagar o que nos devuelvan para dejar ese balance plano. Una de las formas de que esto pase y, por tanto, de evitar sustos, es revisar la parte destinada a las retenciones del IRPF en nuestra nómina, que son una pequeña partida de dinero que todos los trabajadores adelantan mensualmente a la Agencia Tributaria para tener las cuentas casi hechas cuando llegue el momento de la declaración. Desde 'Finect' nos explican qué hay que revisar en la nómina para evitar un susto con Hacienda. 

¿Cuál es la retención que tiene que llevar mi nómina?

Para saber qué retención es la más adecuada en nuestra nómina, lo primero que tendremos que hacer es consultar los tramos que existen actualmente en el IRPF para tener una referencia. Los tipos a aplicar dentro de estos tramos serán del 19% (para una base imponible de hasta 12.450 euros), del 24% (de 12.450 a 20.200 euros), del 30% (de 20.200 euros a 35.200 euros), del 37% (de 35.200 a 60.000 euros) y del 45% (más de 60.000 euros). Sin embargo, uno de los errores más comunes es pensar que si recibimos, por ejemplo, 25.000 euros tendremos que afrontar un tipo del 30%. Esto dista bastante de la realidad, ya que los tramos se aplican de forma progresiva, por lo que no tendremos que acudir a nuestra empresa a que nos ajusten el IRPF hasta el 30% (afortunadamente). Ese porcentaje se aplicará, únicamente, sobre los 4.800 euros que van desde los 20.200 hasta los 25.000 euros que percibimos como salario. 

¿Cuánto tendrás al jubilarte ahorrando todos los meses?:

Además, no se aplicará sobre el sueldo íntegro, sino sobre la base imponible, que tiene en cuenta, entre otras, nuestra situación personal y familiar. Eso sí, las empresas, obviamente, hacen sus cuentas de forma genérica y no tienen en consideración si tenemos otro trabajo a tiempo parcial o si hemos tenido un empleo anterior dentro del mismo año fiscal. Este último caso suele ser siempre motivo de preocupación entre los trabajadores. Y es que existe el mito de que si se cambiamos de trabajo pagaremos más en la declaración de la renta. Sin embargo, conviene saber que la cantidad a pagar será la misma. El problema, en la mayoría de las ocasiones, deriva en que en nuestro segundo empleo no han tenido en cuenta lo que hemos percibido anteriormente, por lo que cabe la posibilidad de que estemos pagando menos IRPF del que deberíamos (aunque en nuestra empresa estemos aportando la cantidad correcta).

¿Qué hacer si creo que estoy pagando “poco”?

Si, por ejemplo, hemos cambiado de empleo y sabemos que estamos pagando de menos en el IRPF existen dos opciones: por una parte, pedir a nuestra empresa que nos suba la retención y así equilibrar el balance de cara al borrador de la declaración con Hacienda. En este caso, lo más cómodo será acudir al departamento de recursos humanos o entregar un escrito con, como mínimo, cinco días de antelación a la confección de la nómina.

Si, por el contrario, preferimos seguir percibiendo la misma cantidad mensual tendremos que ser capaces de planificarnos para tener disponible dicha cantidad cuando llegue la hora de saldar cuentas con el fisco. Mientras tanto, siempre podremos utilizar ese dinero sobrante para sacarle rentabilidad a través de la inversión. Una buena alternativa pueden ser, por ejemplo, los planes de pensiones, que, además, desgravan de la base imponible del IRPF. Es decir, si tenemos un salario de 25.000 euros y aportamos 3.000 euros a ese plan de pensiones, a ojos de Hacienda será como si solo hubiéramos ganado 22.000 euros a efectos de la declaración de la renta.

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