Rodrigo Rato, el político al que no han dejado ser banquero

  • Habilidad y determinación, las armas que permitieron a Rodrigo Rato avanzar en su carrera política, no le han servido para culminar su proyecto al frente de Bankia, entidad de la que sale forzado por dificultades internas y presiones externas.

Paco G. Paz

Madrid, 7 may.- Habilidad y determinación, las armas que permitieron a Rodrigo Rato avanzar en su carrera política, no le han servido para culminar su proyecto al frente de Bankia, entidad de la que sale forzado por dificultades internas y presiones externas.

Tras casi dos años y medio como banquero, desde que llegó a la presidencia de Caja Madrid en 2010, el presidente de BFA-Bankia anunció hoy por sorpresa que abandonaba el cargo por entender que es "lo más conveniente para esta entidad".

Con pocas palabras, el exministro de Economía y ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) daba a entender que el problema, mas allá de la solvencia del grupo o su exposición al ladrillo, era su permanencia en el cargo.

En los últimos meses, Rato, de 63 años, ha tratado de convencer a las autoridades españolas y a los mercados de que la entidad que presidía era capaz de seguir en solitario, pese a su alta exposición inmobiliaria, que suma 37.500 millones de euros.

No obstante, el pulso que ha desarrollado para convencer al Gobierno de Mariano Rajoy y al Banco de España (BE) ha acabado por forzar su salida anticipada, sin ver culminado su proyecto.

La victoria electoral del PP, partido al que todavía pertenece Rato, hacía prever la llegada de una etapa de mayor entendimiento del Gobierno con Bankia, no solo por la llegada de Rajoy, con el que convivió en el Ejecutivo de Jose María Aznar (1996-2004), sino por el ascenso de Luis de Guindos hasta el Ministerio de Economía.

De Guindos, que accedió a la Administración de la mano de Rato en el primer gobierno del PP, se marcó como objetivo acabar con las dudas de los mercados y forzar al máximo el saneamiento de las entidades, aunque algunas se vieran empujadas a fusiones.

Pronto se vio que Bankia era una de las entidades que generaba mayores interrogantes, lo que hizo que el Ministerio de Economía y el Banco de España sometiesen a la entidad a una presión que, todavía hoy con la salida de Rato, no ha concluido.

En los próximos días, el Gobierno tiene previsto dar su visto bueno a un plan de saneamiento que incluirá probablemente ayudas públicas y quizás más cambios en la cúpula directiva.

Rato ha puesto hoy fin a otra etapa en una larga e intensa carrera profesional, que incluye, como principales logros la dirección del FMI, entre 2004 y 2007, y su gestión al frente del Ministerio de Economía bajo el Gobierno de Aznar, en una de las etapas de mayor expansión económica.

Rato, una de las personalidades españolas con mayor proyección exterior, es conocido como un negociador hábil, un político de raza dotado con una oratoria brillante y una fina ironía que en ocasiones puede tumbar al más avezado interlocutor.

Nació en Madrid el 18 de marzo de 1949 en el seno de una familia de reconocida tradición empresarial. Es licenciado en Derecho y en Administración de Empresas por la Universidad de California (Berkeley).

Antes de incorporarse a la política fue consejero de las empresas familiares. En 1979 comenzó su trayectoria política en Alianza Popular (AP), aunque adquirió su mayor protagonismo cuando fue elegido para dirigir la política económica del Gobierno en 1996.

En septiembre de 2003 compitió con Rajoy para ser candidato a la presidencia de Gobierno, pero finalmente fue designado Rajoy. Perdida esta batalla, Rato saltó al exterior como director gerente del FMI, cargo que asumió en 2004.

En los cerca de tres años que estuvo al frente de esa institución, Rato impulsó un cambio en la forma de distribuir el poder entre los países miembros, lo que supuso el mayor plan de reforma desde la fundación del organismo.

Sin embargo, en junio de 2007 anunció su decisión de abandonar su cargo por motivos personales, lo que desató especulaciones sobre su regreso a la vida política española.

No obstante, pronto dejó claro que no iba a formar parte de las listas del PP para las elecciones generales y que retomaba su actividad profesional privada en entidades como el Santander y Lazard. En 2010 llega a la presidencia de Caja Madrid como "hombre de consenso" tras una encarnizada batalla por el puesto.

Ahora, una vez concluida su etapa al frente de Bankia, se abren de nuevo incógnitas sobre su futuro, aunque el regreso a la política parece, de momento, descartado.

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