Perfiles para la recuperación

Rutte, el enemigo de España e Italia que impulsa la hegemonía del norte en la UE

El primer ministro holandés deberá reconstruir las relaciones con el sur en un continente devastado económicamente por la pandemia de la Covid-19.

EFE
Mark Rutte, primer ministro de Países Bajos.
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Mark Rutte es el pegamento que aglutina a dos Europas: la que muestra sus continuas objeciones a profundizar el proyecto comunitario y recela de compartir riesgos económicos y la que busca en Bruselas gran parte de las soluciones financieras y económicas a sus problemas estructurales.

Popular y querido en su país, referente del europeísmo hace apenas tres años cuando derrotó al ultra islamófobo Geert Wilders frenando una ola euroescéptica que luego apuntillaría Emmanuel Macron en Francia ante Marine Le Pen, hoy el primer ministro neerlandés es el blanco de las fobias políticas de gran parte del continente.

Lidera un frente de socios comunitarios, los "Cuatro Frugales" (junto a Austria, Suecia y Finlandia) contrarios a las transferencias de miles de millones de euros a Italia y España. Pero también otro grupo, la Nueva Liga Hanseática, ampliada a Dinamarca, Irlanda, Polonia o las repúblicas bálticas, que busca una agenda económica comunitaria donde impere el mercantilismo y la menor carga fiscal a las empresas en detrimento de la movilización masiva de recursos públicos para el desarrollo de proyectos paneuropeos.

Las dos visiones de estos dos grupos confluyeron para generar el choque frontal vivido durante la primavera y hasta el pasado junio sobre la respuesta económica de la UE a la devastadora enorme crisis generada por la pandemia de la Covid-19 y sus confinamientos. Y eso que "la Gran Reclusión", como la denomina el FMI, también es una bomba recesiva para su país. La economía holandesa se contrajo un 9% en el segundo trimestre y los cálculos de la Comisión Europea apuntan que, como mínimo, caerá un 7% este año.

El curtido holandés del Mar del Norte

Si bien su padre fue un mercante y ejecutivo que trabajó en las Indias Orientales, aplicar la leyenda de ‘El holandés errante’ al primer ministro de los Países Bajos sería totalmente erróneo. Rutte no navega sin rumbo desde Java hacia Europa. Bien asentado en La Haya, su ciudad natal y capital del país, intenta impulsar de nuevo la hegemonía 'orange' sobre el sur europeo, como hace algo más de cuatro siglos consiguió la Compañía Holandesa de las Indias Orientales frente a Felipe II.

Dentro de la gran familia europea, Rutte es uno de los líderes que más tiempo lleva en el poder y solo la canciller Angela Merkel le supera entre las grandes potencias comunitarias. Va ya por su tercera legislatura como gobernante, siempre al timón de ejecutivos de coalición, una experiencia que le sirve para conocer todos los resortes del Consejo Europeo.

"No es un secreto que el primer de los Países Bajos tiene una posición muy fuerte en la mesa" del Consejo Europeo, reconoce el presidente de esta institución, Charles Michel. Porque Rutte lleva diez años acudiendo a las cumbres de la UE y en este tiempo ha visto tres Comisiones diferentes, lo peor de la "Gran Recesión", el auge y caída del griego Alexis Tsipras o la derrota del británico David Cameron en el Brexit. Sin dejar de defender a capa y espada los valores democráticos europeos ante las interminables y fracasadas negociaciones de adhesión con Turquía y ser una de las voces más firmes contra el autócrata ruso Vladimir Putin, a veces cortejado por alemanes o franceses.

Del ‘no’ negociador a la reconstrucción

En Bruselas, Rutte está considerado como uno de los negociadores más duros, aliado de Merkel en cuestiones económicas o de Macron en la bancada liberal pero también capaz de enfrentarse a ellos sin ceder un metro de terreno. "La visita a La Haya [en la semana previa a la Cumbre de julio] fue muy importante para mí para intentar ver, sentir y entender exactamente cuáles eran las líneas rojas reales de Mark Rutte", reconoció Michel después de la cita, que terminó con el acuerdo histórico sobre el Fondo de Recuperación de 750.000 millones de euros.

En privado, un alto diplomático presente en Bruselas lamentaba y ensalzaba su capacidad para mantener su negativa a las transferencias a fondo perdido de miles de millones de euros hacia el sur europeo al tiempo que no se comprometía con una cifra que fuese punto de partida para las negociaciones.

Rutte y el resto de los "frugales" terminaron por aceptar 390.000 millones en esos subsidios, una rebaja de 110.000 millones respecto a las ideas iniciales de la Comisión Europea, y consiguieron imponer una dura vigilancia futura a los planes de reformas que cada país debe presentar para obtener las ayudas comunitarias.

La batalla que está por llegar y que Rutte librará junto a sus socios es la de la reconstrucción económica gracias a los 750.000 millones del Fondo de Recuperación. Los planes de reformas, también el holandés o el austríaco, serán entregados en octubre y los "frugales" advierten que no admitirán su gasto para tapar agujeros de las cuentas públicas, cubrir prestaciones para desempleados o construir infraestructuras innecesarias.

Sus prioridades, en línea con las de la Comisión y también de gobiernos como el español, son destinar las ayudas europeas a proyectos de transición ecológica, I+D o apoyos a las empresas. Frentes en los que Holanda es uno de los referentes europeos y en los que el sur del continente va por detrás de los "frugales".

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