Caída histórica

El desplome de la productividad tumba las tesis del Gobierno para subir el SMI

El Ejecutivo basó su argumentario en un cuadro macroeconómico que ha invalidado la revisión de la contabilidad nacional del segundo trimestre que ha realizado el Instituto Nacional de Estadística.

Las vicepresidentas del Gobierno Yolanda Díaz (i) y Nadia Caviño, asisten al acto de traspaso de cartera del nuevo ministro de la Presidencia.
El desplome de la productividad tumba las tesis del Gobierno para subir el SMI
EFE

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha sometido a un drástico recorte, de casi dos puntos, el avance del Producto Interior Bruto (PIB) en el segundo trimestre del año, desde el 2,8% al 1,1%. Un jarro de agua fría sobre las optimistas previsiones del Gobierno para el conjunto del año que ha dejado estupefactos a los analistas. Pero si hay un dato que inquieta especialmente a los expertos es el desplome que experimenta la productividad por hora trabajada, del -9,3%, no visto ni en los peores momentos del Gran Confinamiento. Una caída histórica que tumba las tesis en las que se basó el Ejecutivo para argumentar la conveniencia de subir el salario mínimo interprofesional (SMI) en el último cuatrimestre del año, sin esperar a 2022.

El Consejo de Ministros de este martes tiene previsto aprobar una subida del SMI de 15 euros mensuales, aplicables ya desde la nómina de septiembre. La cantidad no es aleatoria, pues supone un punto intermedio en la horquilla recomendada por el grupo de expertos al que el Gobierno encomendó la misión de determinar la senda de crecimiento que debe seguir el salario mínimo para situarse en el 60% del sueldo medio al final de la legislatura. El Ejecutivo se basó en las conclusiones de los 'sabios' para elaborar el Real Decreto por el que se fija el SMI para 2021, pero en la memoria del análisis de impacto normativo se apoyó en una serie de supuestos macroeconómicos que, tras la revisión de los datos por parte del INE, ya no se cumplen.

En la memoria, el Ministerio de Trabajo incluyó una serie de "factores determinantes" a analizar para determinar el impacto económico de la subida del SMI, que están recogidos en el artículo 27 del Estatuto de los Trabajadores. Entre ellos, el IPC, la participación del trabajo en la renta nacional, la coyuntura económica general o la productividad. Pues bien, todos estos factores han sido revisados a la baja por Estadística en su nueva estimación de Contabilidad Nacional del segundo trimestre de 2021, pero hay uno que preocupa especialmente a los analistas por su relación directa con las oscilaciones en el SMI, que es la productividad por hora trabajada, que cae desde el -7% en el que basó su argumentario el Ejecutivo hasta un -9%.

Como bien explica Juan F. Jimeno, doctor en Economía y profesor asociado en la Universidad de Alcalá, "lo que determina la demanda de trabajo por los empleadores no es el salario, sino el coste laboral unitario, esto es, el salario en relación con la productividad. Por tanto, a menor productividad y mayor salario, el coste laboral unitario aumenta por las dos vías y la demanda de trabajo disminuye". En este sentido, el economista Javier Santacruz añade que "la caída de la productividad por persona y hora trabajada, combinada con la subida del SMI, eleva aún más si cabe la barrera de entrada para los trabajadores más jóvenes, los que tienen baja cualificación que salen del mercado laboral y aquellos que necesitan reincorporarse al mercado".

En esta línea, cabe recordar que el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha advertido recientemente de que la subida del salario mínimo podría tener efectos secundarios en el empleo, sobre todo entre los colectivos más vulnerables, como los jóvenes y los mayores de 45 años. Hace escasas semanas, el máximo responsable de la entidad ha recordado que la evidencia empírica constata estos efectos en el corto plazo, aunque ha insistido en que sigue siendo necesario realizar más estudios para esclarecer, entre otros puntos, cuáles son las consecuencias en el largo plazo o si un aumento del SMI genera aumentos de productividad.

En el informe que elaboraron para el Gobierno, los expertos del SMI recuerdan que el salario mínimo tenía en 2016 un poder adquisitivo un 4,5% inferior al de 1980. En ese mismo período la productividad aparente del factor trabajo se incrementó un 60%. La productividad aumentó un 54% en 2020 respecto a 1980, manteniéndose la brecha con el SMI. "La caída observada en 2020 es resultado de la crisis provocada por la pandemia que, por primera vez, tiene un efecto procíclico no solo sobre la variación de la productividad sino también sobre el nivel como resultado de los ERTE", reza el documento. "En este mismo período el SMI mejora su poder de compra un 33% con respecto a 1980. Su ritmo real de aumento queda, por tanto, 21 puntos por debajo del de la productividad agregada de la economía", zanja.

Por su parte, el Ministerio de Trabajo, en la memoria del análisis de impacto normativo del real decreto por el que se fija el SMI de 2021, explica, en cuanto a la relación entre el salario y la productividad nominal por hora trabajada, que en los primeros años de la crisis financiera de 2008 se produjeron incrementos salariales más elevados que la productividad. Estos fueron corregidos con creces a partir de 2010, año en el que la productividad comienza a crecer a mayor ritmo que los salarios, hasta 2018, en que el nivel de la productividad se mantuvo claramente por encima del de los salarios, a 6,8 puntos de diferencia, que se mantuvo en 2019 en 5,2 puntos.

Al respecto de esta evolución, el economista y profesor de la Universidad de Alcalá, José Carlos Díez, matiza que "es la primera vez que sucede", ya que habitualmente "la productividad crece en las recesiones y pasó otra vez en 2020". "Somos el único país del mundo en el que sucede eso y es por tener una regulación del mercado de trabajo heredado de la era franquista y con excesivas rigideces", apuntilla. Lo cierto es que en las recuperaciones de la economía española la productividad tiende a estancarse, pero nunca se había desplomado como este año. "Si esto no revierte en 2022 pone viento en contra a la recuperación de la inversión y el empleo", advierte Díez.

"Para los próximos años se estima que la productividad aparente por ocupado se mantendrá en niveles relativamente más altos que los observados en los años anteriores, de forma que el impulso del empleo esperado durante 2021/2023 vendría acompañado de una ganancia sostenida de la productividad por empleo a tiempo completo y por una contención de la remuneración de los asalariados, en un contexto de costes laborales unitarios a la baja", remata el Ministerio de Trabajo en la memoria del análisis de impacto normativo del real decreto que fija el SMI de 2021. 

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